Un puñado de días separan a Rosario Central del inicio de la Superliga, en la que deberá luchar por un objetivo claro: la permanencia en la máxima categoría. Y para ese desafío, lo que se pensó en el cierre del pasado torneo era que se mostraría un equipo renovado, al menos en cuanto a nombres, para afrontarlo. Por eso llegaron varios refuerzos, sin embargo el arranque será con la base de la competencia anterior.
El dato es tan objetivo como irrefutable. De los once futbolistas que Diego Cocca pondría en cancha el próximo lunes en Tucumán sólo dos no jugaron en el semestre pasado. Son los casos de Ciro Rius y Diego Zabala. Tiene chances también, aunque menos, Sebastián Ribas.
Con el tiempo habrá lugar para otros que también arribaron, pero en el inicio estarán prácticamente todos aquellos con los que el entrenador venía trabajando, lo que pone de relieve que el bien más preciado del DT sea justamente el trabajo, fundamentalmente el de campo en esto de intentar afianzar una idea de juego, algo que, en principio, pudo cumplir a cuenta gotas cuando llegó, con una competencia ya en marcha.
Cuando Central quedó afuera de la Copa de la Superliga, frente a Aldosivi, pero fundamentalmente después de afrontar el último partido del semestre pasado, contra Libertad de Paraguay, por Copa Libertadores (en el medio estuvo la Supercopa ante Boca), el pensamiento fue uno solo: al equipo le iba a hacer falta no menos de cuatro o cinco refuerzos para que en el inicio de esta nueva Superliga se viera una formación renovada en nombres. Nada de eso ocurrirá, al menos por ahora.
Rius por el carril derecho y Zabala por el izquierdo serán las únicas dos caras nuevas que mostrará el canalla contra Atlético Tucumán. El resto es lo que había, lo que anduvo a los tumbos en el último semestre y de lo que se esperaba quizá una renovación más pronunciada. Ledesma, Molina, Caruzzo, Barbieri, Parot, Rinaudo, Gil, Lovera y Riaño, nueve de los once que se presumen para el debut, vienen del proceso anterior.
Después, cada caso es especial y a cada uno le llegará su turno. Por ejemplo, Ribas se supone que vino para ser titular, pero la molestia que sufrió en los últimos días y que lo obligó a trabajar de manera diferenciada lo puso un par de escalones por debajo de Riaño, con quien tendrá una pelea cabeza a cabeza para quedarse con el puesto. No obstante, se insiste, la búsqueda de un jugador de las características de Ribas, más la erogación de dinero que se hizo, pone al ex Lanús con mayores expectativas de cara al futuro. Lo de Diego Novaretti pareciera transcurrir por los mismos carriles, sólo que la “intención” sería que pudiera acoplarse a Caruzzo más que a Barbieri. Allí también se abrirá una puja interesante.
Visto de esta forma, Central no ofrecerá variantes en cuanto al juego producto de la impronta que podrían haber aportado esas caras nuevas que hoy no abundan. Por eso, con prácticamente los mismos jugadores que el semestre anterior el mayor desafío que tendrá por delante el canalla es, con la base ya conocida, mostrar algo distinto. Es allí donde se pondrá el foco sobre el trabajo que pudo haber llevado a cabo Cocca en este larguísimo receso.
Justamente, para un entrenador no hay nada mejor que gozar de tiempo de trabajo. De hecho cuando Cocca hizo pie en Arroyito cada vez que pudo hizo foco en el escaso margen de maniobra que tenía para implementar su idea futbolística porque el equipo estaba en competencia y jugando bastante seguido por la participación en la Copa Libertadores.
Ahora la cosa es distinta. Con una pretemporada encima y más de dos meses de trabajo gozó del tiempo necesario para buscar alternativas confiables que le permitan al equipo dar un salto de calidad en relación a aquellos tortuosos partidos del pasado semestre. De arranque es allí donde el canalla debiera haber hecho foco. Porque ese mismo tiempo se pudo haber utilizado para formar un equipo con caras nuevas, pero no fue el caso.
El lunes en Tucumán, Central tendrá la obligación de mostrar algo distinto con la base ya conocida. Es muy poco probable que el funcionamiento se potenciara de manera extrema por los aportes de Ciro Rius y Diego Zabala. A esos dos jugadores nuevos lo que se le debiera sumar es una característica superadora como equipo en relación a lo que se venía mostrando.
Lo cierto es que aquel equipo terrenal, al que nada le resultó sencillo, hoy conserva a nueve de sus once jugadores y, al menos en el arranque, recibirá el aporte de sólo dos volantes externos.