La última imagen es la que queda. ¡Y vaya si esa idea se puede aplicar con justeza en este debut de Newell's en la Superliga! Porque el maquillaje que consiguió en los últimos minutos de la presentación del equipo de Juan Manuel Llop le permitió mostrar una cara mejorada en un encuentro que no se le presentó sencillo. Todo lo contrario. Por eso la gente se mostró dubitativa y aguardaba alguna señal para reaccionar y/o entregar una señal. La igualdad en uno tras ir perdiendo disfrazó en gran parte lo que habría sido un traspié en casa y en un debut donde todas las miradas eran analíticas.
Newell's cambió mucho. No tenía en cancha a sus figuras eternas y convocantes como Maxi, Scocco y Formica. En el medio de este eterno parate el club gambeteó distintas situaciones complejas. Primero para desprenderse de jugadores, bajar el presupuesto del fútbol y, sobre todo, pagar la deuda con Agremiados para estar en el inicio del torneo. Algo que consiguió a último momento la semana pasada. Y después de un largo periplo y con sufrimientos en el medio.
La expectativa, más allá de todas las peripecias, estaba presente. Esta vez con mucha más incertidumbre que tiempo atrás. Porque no había nombres rutilantes y convocantes como hasta hace poco tiempo. Por supuesto que con un presupuesto reducido en gran medida y que se reflejó sobre el terreno de juego. Porque los reemplazantes que ocuparon esos lugares de aquellos referentes son mirados y marcados de otra manera. No generan la misma atención. Por eso el tatengue se le animó y hasta mostró superioridad en gran parte del duelo.
A Newell's le costó acomodarse en la cancha. Entrar en ritmo y en juego. Con poco Unión le complicó la existencia y se hizo dueño de la pelota. A tal punto que recién sobre el final de la primera etapa Newell's sacó las uñas para inquietar a su rival. Y fue a través de Amoroso con un disparo rasante que controló Nereo Fernández y otro de Héctor Fértoli, tras un ataque de habilidad, pero su disparo se fue por encima del travesaño. Demasiado poco para las pretensiones leprosas. Demasiado escaso para hacer olvidar etapas recientes.
El golpe letal de Diego Zabala para poner en ventaja a Unión sólo despertó mayores interrogantes y miradas extraviadas de los hinchas que colmaron el Coloso. Las sensaciones leprosas que emanaban del estadio estaban cargadas de dudas. Lógicas por observar un equipo cambiado y porque era la segunda vez que muchos hinchas podían analizarlo en vivo y en directo (el primero fue el amistoso con Talleres).
Le costó a la Lepra movilizar los sentimientos, hacerlos delirar y empujar a los futbolistas. El envión anímico arribó con la explosión del grito de gol de Mauro Guevgeozian (Andrade le cometió una falta infantil) a través de los doce pasos. Ahí sí los hinchas salieron a bancar con el grito de guerra de la cancha para que Newell's fuera por más ante un rival que sintió el impacto y quedó adormecido y sin fuerzas. Y hasta pudo dar el golpe para quedarse con la victoria en esos minutos finales.
"El empate no es malo para arrancar", vociferó un hincha al pasar cuando su equipo estaba en desventaja. A esa altura el análisis no era bueno. Todo lo contrario. La imagen era deslucida y generaba más dudas que certezas. De ahí la mirada atónita y analítica de los hinchas. El gol modificó el ánimo y la igualdad sirvió para calmar las críticas que nacieron al cabo de gran parte del juego. Ocultó muchas de las deficiencias y disimuló el funcionamiento. Y está claro que siempre es más sencillo trabajar en busca de la mejoría con un "buen" resultado ante uno adverso.
Newell's volvió a la acción. Pasaron dos meses de mucha actividad en el medio, desde la económica, institucional y futbolística, para llegar al debut ante su gente en el Coloso. Donde despertó miradas de observación intensa al juego y la propuesta. Y en su primer juego el equipo entregó sensaciones disímiles.