Es probable que si a Delfina Pignatiello le propusieran el juego de poder elegir a qué momento de su carrera volver elegiría mediados de 2019. Por entonces, la nadadora de San Isidro hacía saltar la banca rompiendo récords en el prestigioso Circuito de Mare Nostrum, del que participó en las etapas de Mónaco y Barcelona y donde se midió al más alto nivel. Días después, pasando la mitad de ese año, se convirtió en triple campeona panamericana en Lima, aún no haciendo sus mejores marcas. Aquello, hoy, no puede ser. Aunque quizás sí sirva para agarrarse, para vislumbrarlo como un faro que se puede volver a alcanzar. Aquello también, entre tanto, permitió que Delfina sea una de las pocas nadadoras argentinas en conseguir marcas A para los Juegos Olímpicos. Y estos, los de Tokio 2020, eran su próxima gran estación. Sin embargo, lejos de configurarse como el sueño cumplido en el que prima el disfrute fue un sueño cumplido pero con mucho sufrimiento. Por un lado, porque la pandemia no le permitió entrenarse como demanda su nivel y por el otro (y más importante), porque vivió momentos muy duros con crisis profundas en las que "cómo salir" fue la gran pregunta. Delfina Pignatiello, a sus 21 años, acaba de despedirse de sus primeros Juegos Olímpicos.