Así se disfruta más, aunque se sufra tanto. Es cierto, no está piola pasar por esto. Pero con los tres puntos en el bolsillo y la tabla de posiciones resaltando con Rosario Central en lo más alto vale la pena igual. Es que se hizo dueño de uno de esos partidos en los que gana el merecimiento. En el que la mentalidad hace su gran aporte. Claro, lo definen los jugadores clave. Como lo es Donatti en este Central. Su cabeza le dio la victoria al Canalla, la que refleja la intención de protagonismo a la que apuesta el equipo.
No debía padecer el empate. El partido fue todo de Central y era justo que le pusiera su nombre al resultado. Pero en este fútbol tan apretado llevar solamente un gol de diferencia trae aparejado este tipo de riesgos, que en una pelota perdida exista la chance de un reparto inequitativo. Pero también permite que en la última se queden roncas las gargantas por un grito.
Lo pegó cuando la pelota cabeceada por Donatti a diez segundos de cumplirse los cinco de adición hizo valer todo el juego anterior, sobre todo el de la etapa inicial, cuando Central fue lo más parecido a lo que seguramente pretenderá el Chacho.
En ese ítem de juego pretendido se encuadró el primer tiempo. Ese que Central ya no regala. Es más, lo gana. En este caso por una aparición en conjunto entre otros dos referentes. El que hace los goles y quien los hace hacer, aunque en funciones cambiadas.
A los 36’ llegó el merecidísimo 1-0. La diferencia que marcó el diferente que lleva la pelota en la zurda y que la busca siempre. El gol que premió al mejor. A Central, que estaba dominando y buscando el triunfo en cada pelota ante el demasiado cuidadoso equipo sanjuanino. A Cervi, quien con su andar picante y siempre con la mirada en la pelota invitaba a atacar. Una conquista que llegó con intercambios de roles, pero con una fórmula que el auriazul buscó en todo momento, presionando al rival para hacerlo equivocar. Marco Ruben se hizo asistidor con un pase filtrado y Cervi con pilcha de goleador la levantó con categoría sobre la salida del arquero.
Y estaba realmente bien que el Canalla ganara el primer tiempo. Parece que los protagonistas entendieron que no lo deben regalar más. Que jugándolo a ganador aciertan. Que es cuestión de embocarla en una de las tantas, aunque no sean muchas, pese a que no siempre llega claro.
La idea no se modificó para la parte final. Tampoco el desarrollo. Pero como Central ya no llegó con la misma intensidad, como no se acercó con pelota bien armada al arco rival, la distancia de un gol podía verse amenazada. Con una jugada de otro partido. Y pasó. Llegó el inmerecido 1-1, para ambos, a los 78’: centro de Aparicio y gol de Perazzo.
Hubo bronca, pedidos de fallos favorables. Coudet se enojó, sin razón, y el cuarto árbitro lo mandó al frente con Trucco.
El cartel con 5’ de adicional trajo ímpetu. Y allá fue el equipo. Con la idea de ganarlo. Sólo tuvo una, como los sanjuaninos. Y la acertó. Tiro libre de Colman, la cabeza de Donatti, la pelota al fondo del arco y todos los canallas enloquecidos con el 2-1 apretadísimo, justo a tiempo para volver a la punta.