Central se quedó sin nada, sin ilusiones, con los sueños rotos. Tuvo un momento del partido para liquidarlo a River y terminó sin la Copa Argentina. Se la llevó un millonario que no fue más, pero resultó más oportuno y le ganó 4 a 3. Y Central terminó padeciendo otra vez. Y lamentando no haber estado a la altura de las circunstancias en el momento indicado.
Lejos de cualquier especulación, de la ansiedad y las ganas, Central empezó con el pie izquierdo la final de la Copa Argentina. Porque no encontró la pelota, porque no encontró conducción y porque River hizo mejor pie que el canalla en una cancha digna de espanto.
Con poco más, los de Gallardo fueron paulatinamente ejerciendo un leve dominio sobre un Central que no lograba la coordinación adecuada, y que no encontraba a Lo Celso, Teo y Ruben.
Luego de un penal no cobrado por Loustau a Teo en la salida de un córner, River pergeñó una gran jugada colectiva en la que intervinieron D'Alessandro, Moreira y Nacho Fernández, Damián Musto lo tocó de atrás al volante ofensivo y Loustau esta vez no dudó. Se acomodó Alario, esperó que Sosa se moviera para el otro lado y marcó el 1 a 0.
Lejos de desesperarse, Central salió con todo su espíritu y, en medio de un partido caliente y con una cancha horrible y no apta para jugar al fútbol, fue llevando a River contra su arco de la mano de Montoya, de la guapeza de Musto, la presencia goleadora de Ruben y la eterna calidad de Teo Gutiérrez para jugar y provocar.
A los 25', en una jugada que parecía intrascendente, Salazar tiró un pelotazo al área, Musto apareció de atrás, la guapeó ante la tibia salida de Batalla y marcó la igualdad.
River se desorientó y a pesar de la calidad de D'Alessandro, de la dinámica de Ponzio, Nacho Fernández y el Pity Martínez, y la intensidad de Central pudo más.
Por eso no sorprendió que a los 29', Teo mandara un centro al segundo palo para que Ruben la controlara con maestría y definiera ante el poco expresivo y flojo Batalla.
Sin embargo, en lo que era el mejor momento del equipo de Coudet, Loustau cobró un poco creíble penal de Gissi a Alario y el atacante lo transformó en el empate.
Central estuvo cerca del tercero sobre el final de un partido caliente y con muchas polémicas y el que no pudo definir ante el temeroso Batalla fue Ruben.
En el complemento Central mostró una cara no diferente, pero sí más efectiva y convincente. Luego de unos primeros minutos de vacilaciones por parte de ambos equipos, Central se erigió en un equipo más sólido, con mejor imagen y más decidido.
River comenzó a exhibir fisuras en el fondo y más con un arquero muy dubitativo que también fue determinante en el tecer gol canalla. A los 18', Ruben aprovechó una buena jugada colectiva y un error de Batalla que no pudo contener el remate de Aguirre y marcó el tercero.
Y cuando parecía que Central se encaminaba hacia el afianzamiento de la victoria, tuvo una distracción mortal en el fondo: a los 26', el ingresado Alonso se la bajó a Alario, quien llegó a su "hat trick" ante la vacilación del fondo auriazul.
No pudo salir el canalla de ese momento y River no lo perdonó. A los 29', Alonso tuvo su grito de gol y el millonario, con sólo saber aprovechar su momento, se puso al frente 4 a 3.
Central se descompensó y más aún sobre los 38', cuando Marco Ruben vio la roja tras aplicarle un golpe en el rostro a Martínez Quarta.
Con el corazón el canalla fue, pero sus distracciones y sus errores defensivos les costaron carísimo.
El equipo de Coudet tuvo todo para ganarlo y se quedó sin nada. No supo sostener lo que tanto trabajo le había costado conseguir. La tercera no fue la vencida. Qué lástima, Central...