Ahí anda Central, con la mirada fija en las dos últimas fechas de la Copa de la Liga para ver si los números finalmente le darán para meterse entre los cuatro primeros de la zona y también pensando en ganarse un lugar entre los clasificados a la próxima Copa Libertadores. Pero en una fecha en la que no consiguió los tres puntos que fue a buscar a cancha de Huracán, ante Barracas Central, este equipo de Miguel Angel Russo sí logró algo importantísimo: se aseguró la clasificación para la Copa Sudamericana 2024. Es cierto, esto puede cambiar y modificarse para bien porque la chance de la Libertadores sigue al alcance de la mano, pero la única certeza por estos días es el retorno de Central al plano internacional, después de aquella participación, también en Copa Sudamericana, de 2021. Un premio inmenso para los jugadores y el cuerpo técnico en general, pero básicamente para Russo, quien en su quinto ciclo como entrenador canalla logró reposicionar de inmediato a un equipo que venía a los tumbos. Y por supuesto esta clasificación a una copa internacional es un guiño también para la nueva dirigencia en su primer año de gestión. Porque hay muchas cosas que prestigian a una institución y una de ellas sin dudas es competir internacionalmente.
No se trata de redundar en porqué los números ya le aseguraron a Central al menos la Copa Sudamericana, porque habría que hacer referencias a resultados que se dieron, otros que no, cupos que seguramente se abran y demás cuestiones, sino de repasar qué tipo de impacto puede tener esta clasificación y de qué forma se fue gestando, hasta llegar a ese empate ante Barracas y, horas más tarde, la derrota de Belgrano a manos de Tigre, que fue el sello en el pasaporte.
El impacto es sin duda positivo porque, se sabe, jugar copas internacionales es el desafío que todo equipo se propone, pero que muy pocos logran y Central está dentro de ese lote de clubes que no todos los años se pueden dar el lujo de someterse a un calendario mucho más ajustado que el resto por una participación internacional.
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Campaz traslada por izquierda en el empate contra Barracas Central. El colombiano envió gol centro que terminó en gol en contra.
Virginia Benedetto / La Capital
Hace exactamente 10 meses, cuando Central desandaba la pretemporada en suelo chileno, Russo tenía las cuentas más o menos claras, sabía que con una cantidad mínima de puntos iba a tener la chance de meter al equipo en una copa, pero claro, después había que lograrlo. Por esos días el entrenador canalla expresaba, en cada charla con su cuerpo técnico que con diez unidades más que las que se habían logrado en la temporada anterior las chances iban a aparecer.
Se recuerda que el equipo de 2022 tuvo cuatro entrenadores (Kily González, Leandro Somoza, el interinato de Pirulo Rivarola y Carlos Tevez) y que la cosecha de puntos durante todo ese año fue de 46 unidades. De ese número se tomó Russo para apuntarle a esos “diez más” a los que hacía mención. Hoy hay equipos que posiblemente clasifiquen a Sudamericana con 56 o alguno más, por lo que la presunción de Russo no estaba fuera de foco, pero por las dudas, y para el bien de Central, el equipo pudo superar esas expectativas de mínima que tenía y hoy a dos fechas del final, los 59 puntos que tiene lo invitan a soñar por un objetivo superador, que no es otro que la Copa Libertadores.
Fue así como Russo comenzó a armar este Central versión 2023, trabajando a la par de una dirigencia que también comenzaba a dar sus primeros pasos. Y desde esos primeros días de trabajo siempre se tuvo un objetivo claro, que no era otro que “mejorar la campaña anterior”, esos 46 puntos obtenidos a lo largo de todo 2022.
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Miguel Angel Russo siempre tuvo la idea de que una campaña con diez puntos más que la anterior le iba a alcanzar para una copa.
Virginia Benedetto / La Capital
Russo evaluó lo que había en el club y solicitó algunas caras nuevas, que fue incrustando en una estructura futbolística que tuvo sus pro y sus contra durante todo el año, pero que tuvo como gran virtud no haber sacado nunca los pies del plato en la pelea por las copas internacionales. Porque a esa Liga Profesional de la primera mitad del año la disputó de principio a fin metido entre los primeros 10, en ese tercio superior de la tabla que siempre generó cierta calma y un clima con un mínimo indispensable de distensión.
¿Dónde está el gran mérito, pero sobre todo la base de esta clasificación? En la regularidad. Y claro, la referencia no corre para esa tremenda inestabilidad entre la producción de local y de visitante, sino que a lo que se hace referencia es a esa capacidad de mantenerse siempre en la pelea. Hay un dato que resulta incontrastable: la única vez que Central estuvo fuera de la zona de clasificación a Copa Sudamericana fue después de la derrota 1-2 en La Plata ante Gimnasia, hace poco más de un mes. Antes y después de eso, siempre adentro. Esa es la regularidad a la que se hace referencia.
Con jugadores que venían del proceso anterior y que se ganaron la confianza del entrenador, con futbolistas que llegaron como refuerzos en el inicio del proceso, Russo fue moldeando un equipo de acuerdo a lo que consideraba indispensable, que era un equipo que lograra por sobre todas las cosas una localía fuerte. No pudo lograr el respaldo suficiente en condición de visitante y seguramente ese será uno de los tantos desafíos para el año que viene, pero con los números en la mano no hay lugar para otro tipo de lectura.
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Central logró una localía muy fuerte y fue en el Gigante donde sentó los cimientos de esta muy buena temporada.
Porque incluso en este segundo semestre el técnico logró que el equipo pudiera pelear por ese objetivo sin el aporte que se esperaba de los refuerzos que llegaron para la Copa de la Liga, en un mercado de pases que, a la luz de los resultados, no colmó las expectativas.
Es valedero también irse un poco más atrás en el tiempo y recordar lo que fue la apuesta de esta nueva dirigencia, cuando trabajaba como oposición. Porque desde un primer momento Gonzalo Belloso entendió que Russo era el entrenador indicado para el momento que vivía Central. Lo confirmó apenas un par de días antes de las elecciones del 18 de diciembre de 2022, pero antes era un secreto a voces que su técnico era Russo.
Y en este terreno la dirigencia también recibe un espaldarazo importante, en sus primeros once meses de gestión. Seguramente lo de la comisión directiva vaya por otro lado, más relacionado al reacondicionamiento económico de una institución que, según sus consideraciones, estaba en un estado calamitoso, pero cualquier logro o estabilidad desde lo deportivo colabora.
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Al día siguiente de las elecciones, Belloso presentó a Russo como nuevo técnico de Central.
Silvina Salinas / La Capital
Plantel y cuerpo técnico no deben haber vuelto pletóricos de cancha de Huracán porque el triunfo que fueron a buscar para poder meterse entre los cuatro primeros de la zona A no se logró y en ese terreno hay una cuenta pendiente, pero también algo más de tiempo para saldarla, pero algunas horas después de finalizado el partido ante Barracas Central llegó la noticia de la derrota de Belgrano a manos de Tigre y la clasificación a la Sudamericana 2024.
No está dicha la última palabra porque el canalla tiene muchas chances todavía de lograr el premio mayor, que no es otra cosa que la clasificación a la Libertadores, pero el sólo hecho de tener ya en el bolsillo el pasaporte sellado para la Sudamericana es un puntazo a favor. Ni hablar la tranquilidad que genera haberlo logrado faltando dos fechas para el cierre de la temporada.
Ya con esto habrá otra forma de proyectar el futuro, de pensar en otro tipo de refuerzos y cosas por el estilo, pero no será en absoluto un problema, sino un desafío superador. Porque desde el inicio de este nuevo ciclo en Central siempre se pensó en mejorar lo del año anterior para llevar a Central nuevamente al plano internacional, algo que finalmente sucedió. En los dos partidos que restan puede haber una yapa, algo que potencie las expectativas y fortalezca el prestigio, pero ya es buenos el negocio que Central logró.
La última vez, en 2021, entró pidiendo permiso
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Marco Ruben anotó un golazo en la vuelta ante Bragantino pero se lo anularon, en la última participación canalla a nivel internacional.
No hace tanto tiempo que Central no juega una copa internacional, ya que su última participación fue en la Sudamericana 2021. No obstante, hay diferencias en lo que hace al modo de clasificación. Es que en aquella ocasión el pasaporte lo logró porque la AFA, en medio de la pandemia, postergó la Copa Argentina 2020 y el cupo que ese torneo entregaba para la Libertadores fue para uno de la tabla acumulada. En la general, el canalla había quedado en el puesto 11, pero con menor diferencia de gol que Defensa y Justicia (9º) y Lanús (10º). Como la Copa Argentina se pasó para el año siguiente el cupo fue para la acumulada y el pasaje a la Libertadores lo logró Vélez, pero fue por ese corrimiento que se dio que Central finalmente pudo clasificarse. La campaña le correspondió a Diego Cocca, pero la copa la dirigió el Kily González. En esa ocasión Central compartió grupo junto a San Lorenzo, Huachipato (Chile) y 12 de octubre (Paraguay), con la particularidad de que en ese entonces clasificaba sólo el primero de cada grupo.
Central lo hizo tras obtener 11 puntos (3 triunfos, 2 empates y 1 derrota) y debió jugar los octavos de final frente a Bragantino. Fue derrota (4-3) en el Gigante y en la vuelta también caída (0-1), lo que marcó la despedida del canalla en la primera instancia de eliminación directa.