Virginia Benedetto / La Capital
Alejo Veliz ya sacó el cabezazo y la pelota va a la red, tras el roce en el defensor Melluso. El 9 fue letal de arriba.
Una noche que quedará marcada para los dos. Para Alejo Veliz porque los goles son el combustible que tienen los 9. Y para Damián Martínez porque marcó un tanto que se debía hace rato, no por una necesidad estadística, sino para imprimirle una dosis de confianza. Son dos que también supieron marcar en el clásico. Todo tiene que ver con todo.
Cuando se retiró Marco Ruben, el heredero natural del puesto fue Veliz. El pibe de los goles importantes. En esta ocasión se dio el gran gusto de marcar dos tantos en el 3-1 ante Gimnasia, el primero para abrir el marcador y el tercero para cerrarlo. Y otra vez con su sello: el cabezazo. Estando siempre donde tiene que estar.
De su cabeza salió el gol con el que Central le ganó a Newell’s el último clásico, con Tevez de DT. Centro de Candia y anticipo, erigiéndose en altura del número 24 con un cabezazo magistral que sorprendió a todos y desató un festejo gigante. Un recuerdo vivo para el hincha canalla.
El centrodelantero auriazul no puede llegar más dulce de lo que llegará al Coloso el domingo 9. Ya sabe lo que es anotar en el partido más importante rosarino y está con la mecha encendida.
Y no sólo él. Damián Martínez, a veces resistido por el hincha, viene en levantada y llegará al clásico en la mejor condición posible. Y con un gol en la mochila, el que le convirtió a pura guapeada al lobo y sirvió para volver a poner en ventaja al canalla.
El exUnión fue el autor del último tanto canalla en el Parque, aquel de cabeza después de un centro quirúrgico de Emiliano Vecchio, al inicio del complemento. Fue 1 a 1 pero el canalla volvió a sumar ante su máximo rival.
Veliz y Martínez, dulces en la red, en el pasado y en el presente. El domingo volverán a cruzarse con Newell’s en el Coloso. Y ya lo saben lastimar.
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Por Elbio Evangeliste