Lo que parecía un triunfo seguro y la salida de esa racha negra de siete partidos sin triunfos no fue, por eso Central se fue de Tucumán con un punto en el bolsillo en un partido que tuvo de todo en un final súper caliente, con una postura del canalla timorata, con una expulsión infantil de Benítez, el empate de Maestro Puch y un penal en que Servio se agigantó. Ahora son ocho los partidos sin victorias del canalla y tuvo todo para romper esa racha, pero ni el juego ni la ambición le dio para hacer un mejor control. Y en ese final en llamas la firma del empate terminó siendo un buen negocio.
Lo que Tevez buscó desde el arranque mantener a raya a Atlético y lo logró, con Buonanotte y Frías bien abiertos por las puntas. Igual eso le fue haciendo dificultosa la generación de juego, por eso tuvo que rever y romper líneas Tanlongo para que el canalla tuviera la primera clara. Pero Todo la tiró apenas afuera. Hasta ahí se veía un Central bien parado y controlando todos esos envíos frontales a los que apostó el Decano, también por falta de fútbol. Apenas un cabezazo de Menéndez en el segundo palo, que controló Servio.
Estaba claro que la forma que lo que buscaba Central era presión contante y a partir de eso llegó el gol. Presión sobre Acosta y Buonanotte esperó hasta encontrar el mejor perfil y metió un tremendo zapatazo al ángulo. Golazo y el canalla arriba, dando el batacazo.
El canalla se rearmó, Buonanotte y Frías retrocedieron unos metros y el esquema ya fue otro y entre eso y la pasividad de Atlético todo se hizo monótono y aburrido. Una individual de Buonanotte pudo terminar en el segundo y después es gol anulado (después de varios minutos) a Lotti vía VAR. Final y al descanso con un gran resultado bajo el brazo.
Lo que vino después fue otro partido, con un Central que resignó todo tipo de protagonismo y se dedicó más a pelear el partido que a jugarlo. Y esa postura fue lo que, de a poco, fue inclinando el campo en contra de Servio.
Ya sin asociaciones, sin traslados, sin transiciones ni intenciones Central fue un equipo chato, que hacía valer el gol de diferencia que tenía por la chatura futbolística de Atlético. Tevez movió el banco y uno de los que fue hacia adentro fue Benítez, que en un puñado de minutos se peleó, lo amonestaron y metió una patada de amarilla. A las duchas a los 32’. La tranquilidad que tenía Central ya no era tal.
Al toque llegó esa aparición fantasmal dentro del área de Maestro Puch, el empate y la locura del final. Es que en una jugada en la que nadie había reclamado nada, Trucco fue al VAR (una locura lo hecho por Candia) y marcó penal para Atlético. Servio se impuso en el mano a mano contra Carrera.
El partido ya se había ensuciado por completo y a Central le vino al pelo, con un Servio que desde el arco manejó los tiempos (a veces abusando). Incluso después del partido protagonizó una gresca con Carrera.
Central fue un equipo que jugó de mayor a menor, pero en ese decaimiento perdió el control por la infantilidad de Benítez, y cuando parecía que se caía de la cornisa, Servio apareció para que se vuelva a Rosario con un punto bajo el brazo.