Mauricio Macri tiene hoy certezas personales a pesar de los rumores que se escuchan por derecha e izquierda. Es el candidato a presidente de la Nación, tiene el apoyo irrestricto del Fondo Monetario Internacional para serlo y está convencido que va a disputar la elección con Cristina Kirchner.
Quienes lo frecuentan en la intimidad aseguran que luego de una semana en la que consiguió el permiso del FMI para controlar la suba alocada del dólar de hace 7 días y con un atisbo de iniciativa política al proponer al peronismo un acuerdo de 10 puntos, recobró su mejor ánimo y decidió, personalmente, ser su jefe de campaña.
"La hipótesis de una candidatura de María Eugenia Vidal reemplazándolo en octubre es un disparate", le dijo Macri a uno de los cinco empresarios más importantes del país por estos días. El mismo empresario que dejó sus manos rojas aplaudiendo a la gobernadora de Buenos Aires en un almuerzo de la semana pasada. Aquellos mismos interlocutores que acceden al presidente relatan que Vidal le había pedido hace meses no seguir en La Plata para volver a tareas de desarrollo y promoción social que ella ama.
Gobernar el país llamado provincia de Buenos Aires no es para cualquiera, dijo alguna vez el ex presidente Raúl Alfonsín. Entonces, el macrismo imaginó a Vidal en un puesto estelar en el gabinete de un gobierno PRO 2019-2023 para preparase como sucesora de Macri (la opción Vidal vicepresidente nunca fue seria) y un reemplazante en la provincia que pudiese colectar votos. Allí nació la operación Marcelo Tinelli, rápidamente descartada por el gobierno ante el zigzagueo, dicen ellos, de la estrella televisiva en cercanías del PJ y, también por el escaso apoyo del animador en la encuestas. Aseguran que Macri afirmó: "Tinelli no es confiable. Avísenle a María Eugenia que no tiene más remedio que tratar de repetir". Del lado del hombre de Showmatch hubo silencio por su carrera política, aunque los que lo conocen cuentan que brama ira y enojo contra el presidente.
Macri es hoy el titular del Poder Ejecutivo, capitán para enfrentar una crisis económica de proporciones y jefe de su propia campaña. Debe ser muy desgastante tener que ratificar que va por la reelección día por medio. Será por eso que Vidal lo invitó en Lanús a un acto en de inauguración de obra esta semana y, mirándolo a los ojos con más tono político que de afecto, le dijo que compite por ser otra vez gobernadora. Lo negarán hasta el cansancio, pero la relación de presidente y gobernadora no está en su mejor momento. Si bien pesa en ella la indeclinable fidelidad política, se hace sentir su recelo por no sentirse acompañada y, en otros casos, destratada por los funcionarios coronados como los ojos y los oídos del presidente, hijos de las encuestas, de los focus groups y carentes de roce con la realidad de carne y hueso.
"Lo negarán hasta el cansancio, pero la relación del presidente y la gobernadora de Buenos Aires no está en su mejor momento"
"No existió ni en los papeles borradores de la casa rosada el plan V", le dijo un ministro a este cronista. Esto no significa que el vidalismo no lo haya imaginado, es bueno aclarar, o que el sector más político que acompaña a Macri lo haya hecho circular. El mismo funcionario fue menos enfático para desmentir la versión de Horacio Rodríguez Larreta como candidato a presidente, Vidal en la provincia y Martín Lousteau en la ciudad de Buenos Aires. Pero igual, se negó.
El Fondo Monetario Internacional sostiene el oxígeno de la gestión de Cambiemos. Y lo hace con mucho dinero. El crédito otorgado a la Argentina es de más del 40 por ciento de la capacidad de empréstito que tiene el organismo y el más grande de la historia desde su creación. El dogma ideológico de Donald Trump le vino como anillo al dedo al presidente argentino, que alguna vez deberá agradecerle semejante posición, se piense lo que se piense de la enorme y también histórica deuda externa que se ha hecho cargar en las espaldas de cada uno de los nacidos en estas pampas.
Sorprendió la tardanza de la gestión PRO para pedirle permiso al Fondo a la hora de vender reservas que domen el salto del dólar de hace 10 días. Reservas que se fugan, está claro. Reservas que aceitan la bicicleta de las finanzas, también. Reservas, para los que miran el día a día, que aseguran un piso endeble para seguir, explican los cercanos al gobierno. Que los burócratas del FMI no logren entender que el dólar en la Argentina no es un producto más de la oferta y demanda sino un (des)estabilizador social y hasta política, se entiende. Pero Macri debería saberlo. De hecho, él cree que si no hay olas grandes cambiarias, el argumento de recurrir al miedo a Cristina tiene alguna chance.
Macri está seguro que Cristina es candidata. Se atreve hasta poner la fecha del 9 de mayo, en la Feria del Libro, como el acto de lanzamiento. Por eso ensayó un acto de iniciativa política convocando a suscribir un pacto de diez temas esenciales con el peronismo no K. "Aislemos al cuco", podría llamarse el operativo. Detalles: algunos de sus ministros se enteraron escuchando la radio y mirando la tele. Lo propio, otros gobernadores de provincia. Otra vez, la torpeza política de un gobierno que no entiende lo que significa negociar, acordar o, Emilo Monzó dixit, "rosquear".
"El FMI sostiene el oxígeno de la gestión de Cambiemos. Y lo hace con mucho dinero" Miguel Pichetto, con su sólo ascendente personal y escasos votos, fue el primer notificado y también el que más rápido dijo que sí. El gobernador Juan Manuel Urtubey conversó por teléfono con Macri y se mostró proclive a sentarse a la mesa de discusión. Sergio Massa, hasta la hora de escribir esta nota, no había hablado con el presidente pero es casi seguro que lo hará antes de terminar el fin de semana. Fue Roberto Lavagna el más crítico con el acuerdo. No aceptó varios de los tópicos, especialmente lo referido a la inflación e independencia del Banco Central. Fue terminante cuando le preguntó al primer mandatario si era una propuesta de acuerdo o de contrato de adhesión.
¿Tiene verdad la certeza de Macri respecto de Cristina candidata? Nadie puede saber lo que pasa por la cabeza de la ex presidenta. Quien lo diga falta a la verdad. Sí se puede intentar reconocer el panorama que la circunda. Las encuestas la dan creciendo. En segundo y tercer cordón bonaerense, el fiel que inclina toda balanza electoral, duplica y más a Cambiemos. La crisis económica de recesión y parate golpea de lleno a la clase media y baja, y no aparece un atisbo de reversión de ese fenómeno. ¿Por qué Cristina no sería candidata? ¿Porque si ella se baja podría unir a toda la oposición que concentra al menos el 70 por ciento del electorado insatisfecho con Macri? Salvando razones personales, familiares o íntimas, ¿alguien imagina a esta dirigente renunciando a su fuerte posición en pos de una expectativa de otros?
Si Mauricio es Macri, el mismo que cree que su mirada es el único camino, Cristina es Kirchner, tan parecida a él en esta visión de los únicos caminos. Los dos montan hoy un cuadro de un casi inevitable enfrentamiento entre ellos.