“«Aviso»: si pasan a la noche los bajo, estoy armado. El que avisa no traiciona. Vecino enojado”. El texto fue escrito con fibra negra en una hoja A4 y pegado en el portón de un terreno desocupado, debajo de un letrero de «Prohibido estacionar» y junto a un candado oxidado, por un vecino del barrio Hospitales, el mismo donde cuatro ladrones asaltaron y asesinaron a Sebastián Cejas mientras esperaba en su auto frente al hospital Español a que el padre saliera de diálisis.
La saga de robos violentos cometidos por ladrones en moto y otros de a pie en la calle, de escruches y de ocupación de viviendas y de instalación de kioscos de drogas, la otra pandemia en la ciudad de los pibes sin calma, jaquea no sólo al barrio Hospitales sino a los vecinos de Tablada y La Bajada, en el cercano sur rosarino.
“En Hospitales, a un lavadero de autos le robaron en una madrugada herramientas y la hidrolavadora y después volvieron y se llevaron también el auto. A otro vecino que salió una hora y media se le metieron por los techos y le robaron en la casa. En la zona hay varios búnkers de droga y algunas casas ocupadas donde viven muchachos que están en el choreo. Por la noche andan por los techos. Hay vecinos a los que les tiran botellazos en el patio y a uno le perforaron una ventana con balines”, narra un habitante que lleva más de dos décadas en el barrio.
“A una chica le robaron varias veces el celular cuando iba sola por la cortada, pero que cuando iba con el hermano no le pasaba nada. Da la impresión de que alguien les avisa”, añade.
En los confines de La Bajada y Tablada, a una portera de edificio un ladrón solitario le robó la cartera, la tiró al piso y le fracturó un brazo cuando esperaba el colectivo en Buenos Aires y 24 de Septiembre, a una cuadra de donde otro asaltante persiguió y apuñaló a un ciclista. Se salvó de milagro: “Unos centímetros más abajo y no la contaba, me dijo el médico que me operó”.
Una noche de este invierno una motociclista fue asaltada, tirada al piso y también sufrió la fractura de un brazo por dos asaltantes que le robaron el vehículo en Laprida y 27 de Febrero, la misma modalidad utilizada por dos ladrones en moto que también le robaron el vehículo al cadete de un restaurante cuando terminaba de entregar un pedido en Laprida y Saavedra. “Fueron muy violentos y en dos segundos me robaron mi herramienta de trabajo”, contó la víctima.
Hospitales, Tablada y La Bajada aparecen como zonas liberadas. Ante la flagrante falta de patrullaje y prevención, algunos vecinos toman el desaconsejable camino de armarse para defenderse y abonan así la justicia por mano propia. Ayer la madre de Sebastián Cejas llevó sus cenizas a la puerta del Centro de Justicia Penal con una frase triste y lacerante: “Si nos van a robar, por lo menos les pedimos que no nos maten”.