Por Fabrina Donato
Quizás "nadie, nada, nunca" se hubiera imaginado jamás que Juan José Saer pasaría del anonimato a conquistar todos los espacios de Serodino. A florecer con entusiasmo en la lectura de la región, a llevar el nombre de un centro cultural en su casa natal y más aún a que su vida y obra significaran el eje central del primer encuentro de muralismo que se está realizando en la localidad y concluirá hoy a media mañana. Algo está asegurado, ya no pasará inadvertido.
Los colores invaden el pueblo agropecuario, ubicado a 55 kilómetros de Rosario, que encontró su Meca cultural hace poco tiempo, y no para de darle lustre hasta que encuentre el brillo que merece. El escritor Juan José Saer es reconocido internacionalmente, pero Serodino, uno de sus sitios preferidos, de esos que guardó en la retina y repitió con descripciones a lo largo de sus obras, recién ahora se lo apropió. Parece que el idilio del mismo punto en el mapa, en esas precisas coordenadas, entrelaza emociones y nostalgias.
Pese a la garúa y hasta algunos chaparrones que sucedieron desde mediados de semana un grupo de 22 muralistas del país se sumaron a la propuesta de Lisandro Urteaga, la comuna de Serodino, el Ministerio de Innovación y Cultura y Pop Color, un grupo de tres artistas locales que vienen propagando arte en los espacios públicos. En total crearon 17 pinturas en distintos puntos de la localidad, con una misma temática y explosiones de inspiración.
En caravana
Esta mañana, desde las 10 presentarán cada obra, y sus artistas compartirán los objetivos y se las recorrerá en caravana punto a punto con todos los que gusten participar, una invitación abierta a la comunidad. Los vecinos, no dejaron ningún detalle inadvertido y en cada barrio recibieron, homenajearon y compartieron charlas con los autores. Lo que les dejó a los visitantes la sensación de la calidez del pueblo chico.
En medio del recorrido, el jefe comunal, Juan Pío Drovetta, dialogó con LaCapital: "Nos encontramos festejando este gran encuentro de muralismo y arte público, la verdad que la calidad y el nivel de estos artistas nos permite a los serodinenses tener esta gran movida artística, aprovechándolo a Saer". Y simplificó: "Nos llena de orgullo y satisfacción".
Ahondando en la propuesta, el mandatario local concluyó: "Estamos convencidos de que hay que seguir promoviendo este tipo de actividades. Apostar, en las distintas áreas, al arte, a la cultura y la educación. Porque abre la mente, a los chicos los libera, los hace participar, los desinhibe. Además embellecemos espacios de la localidad, vinculando artistas, es parte de la política de Estado a la que apostamos".
Con los pibes
Por otra parte, mientras proponía un trabajo colectivo y ordenado en el frente de la escuela secundaria, el artista Martín Grau hacía un bajo relieve con la técnica del esgrafiado, similar a la que se utilizaba para realizar los frescos. Un estilo distinto y que recibió la colaboración de muchos adolescentes de la localidad, directivos y docentes de las instituciones educativas.
Con simpleza, el artista reconoció: "Soy docente, siempre me gusta invitar a los chicos. Una vez que está hecho el dibujo, me gusta trabajar la textura; lo dividimos en partecitas y que ellos propongan los colores. Acá terminan siendo todos los dueños del mural". Sensación que se propagó entre las voces tímidas de los laboriosos protagonistas que no les importó estar en la escuela un sábado a la mañana: "Me encanta", "Está copado", "Me gusta mucho como queda", "Es algo re distinto". Como también se reconocieron parte y que de ahora en más emplearán un especial cuidado a la fachada del edificio público.
En el mismo sentido, una docente remarcó: "Es increíble, se logró que los chicos trabajen con alegría, me encantaría que el año que viene se vuelva a repetir, acá en la zona nunca vi alguna actividad como ésta. Es maravilloso, los chicos quedan impresionados, están muy entusiasmados y felices".
Las autoridades tomaron nota y se mostraron confiadas en que repetirán el encuentro nacional de muralismo y arte público en el futuro .
El objetivo está cumplido; en las distintas esquinas, el movimiento irrumpe en medio de la tranquilidad absoluta de un fin de semana en el corazón de un pueblo de la Pampa Húmeda. El talento, las interpretaciones, las obras son comentados en las esquinas, en los negocios, en los barrios. La brisa cultural arremete con todo e inspira, Juan José Saer se cuela en estantes, conversaciones y paredes. Y cual "Limonero Real" empieza a dar sus mejores frutos.