El Complejo Comunitario Ingeniero Enrique Gomara de Villa Gobernador Gálvez, más conocido como el sanatorio Gomara a secas, se ha convertido en un edificio casi fantasma. Desde hace más de 20 días ya se quedó sin las guardias, no funcionan los servicios médicos, no tiene pacientes, y el efector de cinco pisos que se levanta en Oppici y pasaje Dos, a la vuelta del municipio, sigue abierto y custodiado sólo con el esfuerzo de sus trabajadores, que no cobraron el salario de julio ni los bonos acordados por convenio de enero y de mayo.
El "Gomara", propiedad de la cooperativa que administra buena parte de los servicios de la ciudad, está a la deriva. Es el único sanatorio privado con ese nivel de prestaciones en el sur del departamento Rosario. Tiene hasta tercer nivel de complejidad, terapia intensiva, tomógrafo, ecógrafo y resonador magnético, puede atender urgencias y especialidades para un numeroso grupo de trabajadores de las industrias que cuentan con obra social. Pero no está funcionando.
Luego de que fuera administrado hasta el 2013 por el Instituto Dorrego, que tenía la cápita de la Unión Obrera Metalúrgica, los propietarios del efector, o sea, la cooperativa de servicios Gomara, le dio el gerenciamiento en septiembre de aquel año a una empresa privada, Medicina Ambulatoria Sociedad Anónima (Masa), sobre la que ahora caen todos los dardos.
Es que los seis médicos que atendían la guardia ya no van a trabajar porque no cobran sus honorarios, el reducido grupo de profesionales que atiende los consultorios externos ya no manda más pacientes, perdió las cápitas del Pami y directamente no cumple con su función prestacional.
Así lo hizo saber el recientemente constituido comité de lucha, que agrupa a los 66 trabajadores del sanatorio (enfermeras, mucamas, técnicos y administrativos) que denunció un vaciamiento operativo del centro asistencial (el sanatorio, aseguran, está en condiciones de funcionar). Y además de reclamar las deudas que el gerenciador tiene con el personal médico, paramédico y administrativo, teme directamente por su futuro.
"El Gomara atendía la cápita de 7.200 jubilados de Villa Gobernador Gálvez y su zona, que ahora tienen que trasladarse a Rosario después de que el Pami le cortó los servicios", dijo a este diario el abogado que asesora al personal, Sebastián Sansevich.
Sin guardias médicas
LaCapital estuvo allí. Visitados por militantes políticos que acercaron su solidaridad, los empleados que estaban en el lugar, esquivos a dar sus nombres, contaron la historia. Había administrativos, enfermeras, mucamas y camilleros.
"Este mes no cobramos, no nos pagaron aumentos ni vacaciones, hubo un bono en diciembre para cobrar en enero, pero hay gente que cobró la mitad, y otra que ni lo cobró, y el de mayo no le llegó a nadie", dijeron uno sobre el otro. "No están pagando los aportes jubilatorios, no tenemos obra social desde febrero y hay gente en negro, están abonando fuera de convenio", señalaron. Y abundaron: "Llevamos más de 20 días sin médicos de guardia, y fueron sacando las prestaciones".
Los consultorios externos del sanatorio, que funcionan en otro lugar físico, todavía atienden, aunque a medias, con muchos menos profesionales que los de su plantilla inicial, aseguran los trabajadores. "Pero en el edificio del sanatorio no hay ningún médico".
Ricardo Nery Dosko, delegado sindical del personal, aseguró que "hay millones de pesos en cheques devueltos. Les pagaron a los médicos con cheques sin fondos, y muchos dejaron de prestar asistencia".
El representante del personal afirmó que "estamos defendiendo los puestos de trabajo pero también la salud de la comunidad. Este es el único efector con tercer nivel de atención médica en todo el sur del departamento Rosario. Aquí pueden atenderse los obreros que tienen obra social y los afiliados al Pami, que ahora tienen que irse a Rosario, y ni siquiera al sur, sino al centro de la ciudad, incluso con cuadros de urgencia". Y recordó que, como ciudad industrializada (no sólo por sus empresas propias sino por las que se levantan en la zona) Villa Gobernador Gálvez tiene muchos pacientes que cuentan con obra social.
"Esta gerenciadora estafó a trabajadores, a médicos y al locador, que es la cooperativa y que hoy por hoy no lo puede sacar", dijo. Pero insistió conque el sanatorio "tiene la estructura, el personal y los profesionales. Lo que hace falta es una decisión política. Porque todos los que pueden salvarlo, del partido que sean, están en diferentes áreas de gobierno, ya sea nacional —por el Pami— provincial y municipal".
Audiencias
Los representantes gremiales del personal se presentaron el martes en la delegación Rosario del Ministerio de Trabajo, Ovidio Lagos y San Lorenzo, donde asistieron los apoderados legales de la gerenciadora y funcionarios de la cartera laboral. "No se acordó nada, se quedó en convocar a una nueva audiencia para este viernes (por hoy), a las 10", comentó Nery Dosko.
Además, el comité de lucha se reunió ayer con miembros del Concejo Municipal, a quienes plantearon la problemática y se acordó una audiencia pública donde está convocado el intendente, con fecha a determinar.
En el medio del conflicto, los empleados denunciaron que una persona, enviada por la empresa, intentó instalarse en el sanatorio, y buscó amedrentar al personal. "Han venido con nombres falsos, a ese hombre tuvimos que sacarlo por la fuerza pública, pero las amenazas son constantes" afirmó el delegado.
La estructura de cinco pisos del sanatorio Gomara se impone en el medio del centro institucional de Villa Gobernador Gálvez, y habla de un pasado de grandeza.
Cuando alguien pregunta dónde está, los parroquianos dicen enseguida: "Vaya a la plaza principal y busque el edificio más alto". Ese inmueble, listo para funcionar como dicen sus empleados, hoy está vacío, sin médicos ni pacientes, sólo ocupado por los que resisten y quieren verlo de nuevo en funcionamiento.