La esquina sudeste de Jujuy y la vieja calle Riccheri (ahora Pichincha) no es cualquier esquina de la historia del barrio. Allí está una de las únicas tres casonas de la zona que funcionaron como burdeles en los tiempos de la Rosario con prostitución reglamentada que aún quedan en pie. "El Elegante" fue objeto de disputas urbanas a principio de siglo XX y, como muchas otras, escenario de crímenes y escenas violentas. Incluso en 1930 fue el lugar donde las prostitutas iniciaron una huelga en protesta por el precio que los dueños de las casas y pensiones cobraban por las habitaciones; un reclamo que más tarde se extendió a otros caserones. Intacto en su estructura, ahora un proyecto que busca respetar su fachada y todas sus partes originales se propone reconvertirlo en un espacio de locales comerciales y departamentos sin que pierda la impronta de su historia.
Melina Spinetta es la arquitecta del proyecto que la semana pasada fue aprobado por el Concejo Municipal y que ahora iniciará su derrotero administrativo para comenzar a concretarse. La profesional contó a La Capital que el inmueble, de 1914, "conserva en su totalidad su tipología original", y si bien está catalogado por el Programa de Preservación y Patrimonio de la Secretaría de Planeamiento dentro de la categoría 3C (lo que habilita a pedir permiso para su demolición), "la decisión es preservar sus partes originales como testimonio de la historia del barrio y la ciudad".
"Lo único que está previsto eliminar son los agregados que se hicieron en las décadas posteriores, como son los tinglados que cierran los patios de ventilación central, un cuarto de pequeñas dimensiones que se hizo como sala de máquina en el primer piso y otros cuartitos que no son parte de la estructura típica de las casonas del barrio de esa época", explicó.
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El proyecto se propone reconvertir las antiguas habitaciones en departamentos.
"El objetivo es sobre todo poner en valor el edificio original y rescatar la identidad del barrio Pichincha", insistió la arquitecta y remarcó su desacuerdo "con los proyectos que solo dejan fachadas como meras escenografías. Esta intervención está en la antípodas a esa idea, aunque así adaptará los espacios a los usos contemporáneos".
En ese contexto, explicó que la casona donde funcionó "El Elegante" conserva intacta la tipología original de cuando fue levantada en el inicio del siglo XX para funcionar como prostíbulo. Así, sobre Jujuy se ven alineadas las ventanas de las que fueron las antiguas habitaciones y fue Riccheri, ahora llamada Pichincha, una de las calles del barrio donde se levantaron muchos de los burdeles de la zona que funcionaron desde 1914 hasta 1932.
A partir de ese momento tuvo diferentes usos: hotel, motel y geriátrico. Sin embargo, hace ya cinco años está en desuso. "Así y todo, estructuralmente el edificio está en buenas condiciones", detalló Spinetta.
La reconversión
Sobre la reconversión de los usos, la arquitecta explicó que allí está previsto que funcionen locales comerciales, además de departamentos construidos alrededor del patio central original.
Sin dejar de lado la rentabilidad necesaria para poner en marcha el proyecto, explicó que "está prevista una ampliación para poder llevar construir los departamentos" y señaló que justamente ese fue el motivo por cual el expediente debió ser aprobado en el Concejo.
"Con el grado de protección patrimonial que tiene el inmueble, la normativa permite construir hasta un 30 por ciento más de la obra original de 1914, que serían 200 metros cuadrados. En el proyecto se toma lo construido a la fecha, por lo que se plantea una ampliación de 470 metros cuadrados, es decir 270 metros extra que fueron los que debieron ser avalados en el Concejo", explicó.
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Sobre el frente, está previsto que funcionen dos locales comerciales.
Esa ampliación, según agregó, respeta la altura y normativa prevista para el barrio y además "lo que se construya estará recostado hacia adentro, sobre la medianera sur, de modo que desde la vía pública el edificio patrimonial seguirá siendo el que predomine".
Todo eso se hará para que funcionen dos locales comerciales, uno más grande en la esquina aprovechando el que fuera el salón principal y, un segundo, sobre Riccheri. En tanto, a partir del patio central y los que fueron los antiguos dormitorios, utilizando dos ambientes para cada uno, se construirán departamentos tipo loft con dormitorios en doble altura en instalaciones hechas a nuevo.
Historia prostibularia
La historiadora María Luisa Múgica, la primera en abordar desde la academia la prostitución en Rosario, es una de las investigadoras que conoce al dedillo la historia de la Rosario prostibularia y tiene registrado a lo largo de su trabajo lo que fue el devenir de la casona de 1914 y muchas de las historias de vida que allí se tejieron en tiempos en que "todas las cuestiones vinculadas con la prostitución, gozaban de sumo interés público, despertando polémicas, discusiones, reflexiones morales, sospechas, miedos e intereses de lo más diversos".
Ya en sus inicios, a principios de 1914, cuando la ciudad debatía la zonificación de las casas de citas y la interpretación del decreto demarcador de los radios de 1911, que "no había especificado si las casas de tolerancia se podían establecer en ambas veredas de las calles Suipacha y Pichincha", este inmueble quedó en el centro de la discusión.
Es más, este mismo diario publicó por entonces artículos sobre el tema, según consigna Múgica en sus investigaciones. En La Capital se había indicado “en forma terminante” de acuerdo a la normativa que no se podían establecer prostíbulos “por la calle Pichincha desde Jujuy a Salta y por La Plata (actual Ovidio Lagos) desde Salta a Jujuy", e incluso se remarcaba que ese debía ser así, "puesto que en las inmediaciones están el Colegio de los Sagrados Corazones, al que concurren numerosas señoritas de la mejor sociedad del Rosario, y la Iglesia de San Juan Bautista"
Más de una vez, además, había aparecido como "epicentro de desórdenes" y allí eran frecuentes los relatos de prostitutas lastimadas, golpeadas por clientes borrachos, que portaban armas de fuego o algún elemento cortante, peleas entre amantes o entre las mismas mujeres o bien los entonces llamados crímenes pasionales (hoy contemplados dentro de la figura penal de femicidios o crímenes por razones de género).
El lugar pertenecía a Natan Gutgold, también dueño de "Gloria", otro burdel que funcionó en Pichincha 89; aunque era regentado por su hermana Sara desde 1916. Ya para los primeros meses de 1930, Gutgold oficializó ante la Policía la venta de la parte que le correspondía del negocio a Lázaro Zilberstein y Abraham Shoh, e incluso refirió hacer la transacción para "retirarse a una vida honesta”.
Para mediados de 1927, Múgica tiene registros de que varias de las casas reglamentadas "se encontraban al margen de la ley en lo que se refería a la higiene y ventilación", entre las que estaba la esquina de Pichincha y Jujuy.
Ya en el inicio de la década del 30 y en la previa del fin de los tiempos de la prostitución reglamentada, se había instalado para las mujeres un sistema de alquiler por pieza que apostaba a "lograr una mayor flexibilización del sistema reglamentarista y mejorar la calidad de vida de las mujeres". Pero eso no se lograba porque los dueños de las casas y pensiones las presionaban con aumentos de alquiler.
Así fue que ante esa búsqueda de aumentar sus ganancias, las mujeres organizaron en 1930 una huelga que comenzó el 9 de enero. Una protesta que se extendió desde "El Elegante" a otros prostíbulos de la zona, como el "Belle Ville", "Café Royal" y "Mina de oro", por entonces dentro de la jurisdicción de la seccional 9ª.
Aunque se desconoce su desenlace, la protesta incluso llegó a ser publicada en medios de la época como "La Noticia". Un tiempo en que los medios nuevamente comenzaban a poner en debate la prostitución reglamentada y marcó el epílogo de la misma, que llegó a su fin en 1932.