Pasadas las 11, la cuadra de Córdoba al 700, frente a la plaza 25 de Mayo y a metros del Correo Central, se estremeció por una fuerte explosión. La causa fue que dos operarios que trabajaban en el retiro del edificio de Córdoba 775 para reparar un caño de la calefacción perforaron con un martillo neumático el que alimentaba de electricidad al mismo inmueble. Al tocar ese caño, por el que pasan 380 voltios, los obreros resultaron heridos: uno fue arrojado a más de dos metros y quedó tendido en el piso en estado de shock, mientras que el otro sufrió quemaduras leves en brazos y rostro. Nuevamente, en menos de dos semanas, pudo ser una tragedia. “Todo por haber trabajado en el subsuelo sin tener planos ni conocimiento de lo que hay abajo”, afirmó el titular local de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (Uocra), Sixto Irrazábal, una mala práctica en la que suelen incurrir las administraciones de los consorcios.
Cuando los dueños del quiosco que está al lado del edificio, el No Tan Mini, escucharon la tremenda explosión, que instantáneamente los dejó sin luz, salieron a la calle y se encontraron con la postal de un operario caído cerca de la reja de la cochera, dos metros adentro del lugar donde había estado trabajando, y el otro con brazos, pantalón y cara chamuscados.
“El que estaba en el piso se veía como en estado de shock, yo le preguntaba el nombre y ni de eso se acordaba”, contó Gustavo Cardone. Y fueron ellos, los del quiosco, los que llamaron al 107.
Aproximadamente a unos 7 minutos cayeron un móvil policial y dos ambulancias del Sistema Integrado de Emergencias sanitarias (Sies), a los que se sumaron una moto y un móvil de apoyo.
Después de atender a los heridos en el lugar, los médicos decidieron trasladarlos al sanatorio Mapaci. De todos modos, adelantó el titular del Sies, Federico Cornier, ambos operarios presentaban sólo lesiones leves.
Según contó el portero del edificio, Darío, el trabajo para reparar una cañería de la calefacción había sido contratado por la administración del consorcio supuestamente a una empresa llamada Mas.
Para eso los operarios rompieron una “zanjita” a lo largo del retiro del edificio, delante de la entrada del garaje, utilizando un martillo neumático. Y en esa maniobra habrían perforado el caño que llevaba electricidad al edificio.
“Aparentemente cortaron la alimentación de electricidad del edificio. Faltan dos de las tres fases”, dijo uno de los técnicos de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) que se acercaron al lugar para trazar un diagnóstico de situación y derivar la solución del problema al área de la empresa que atiende la red subterránea.
También se hizo presente en el sitio una delegación de la Uocra, que hasta anoche desconocía la identidad de los operarios (desde la empresa no les respondían al teléfono) y por ende también si eran o no de afiliados a ese gremio.
“Seguro que esta gente trabaja en negro”, aventuró el dirigente Irrazábal, quien además aseguró que “cosas como estas pasan porque los consorcios contratan gente que empieza a trabajar en un lugar sin tener los planos ni el menor conocimiento de por dónde van los caños de luz, de gas y de agua”.
Antecedentes. De hecho, hace dos semanas se registró un accidente similar que pudo desencadenar una tragedia cuando un electricista perforó un medidor de gas con una jabalina-
El error provocó una fuerte explosión en el edificio ubicado en España y Wheelwright, debido a que el escape hizo que el gas se concentrara en un conducto paralelo a la caja de la escalera, lo que causó destrozos de material, pero afortunadamente ninguna víctima.
Y en Rosario, después de la terrible explosión de Salta 2141, cualquier accidente que involucre a servicios tan sensibles como gas y luz provoca mucho temor. Pero a pesar de que dicen que “el miedo no es zonzo”, los problemas por falta de idoneidad y calificación para realizar trabajos se repiten.