El arzobispo de Rosario, Eduardo Martín, celebró hoy la carta del Papa Francisco en la que concede a los sacerdotes la posibilidad de absolver del pecado del aborto, aunque interpretó que lejos está la intención de la Iglesia de considerar el aborto como un derecho de la mujer sobre su cuerpo.
"El papa Francisco reafirma la doctrina de la Iglesia porque al decir que se da el perdón está suponiendo el delito. Si vos perdonás es porque hubo algo que estuvo mal, por eso necesita de la misericordia", indicó esta mañana al programa "El primero de la mañana" de La Ocho.
"Ahora esto se difunde más, pero la Iglesia siempre ha perdonado, es el instrumento de la misericordia de Dios. En el tema del aborto como la Iglesia lo considera un pecado muy grave, dejaba la absolución reservada para los obispos, que daba después la licencia a los sacerdotes. La verdad es que desde que antes de que el Papa diga esto los obispos dan licencia a los sacerdotes, pero en algunas diócesis esto puede que sea más rígido. Ahora que el Papa lo dice entonces los sacerdotes de todo el mundo pueden hacerlo sin pedir permiso"
"Se viene haciendo esto ya porque el sentido del cristianismo es el del perdón. El Papa nos está recordando las cosas más preciosas que tiene la Iglesia", agregó.
Respecto a las mujeres que se realizan un aborto por decisión personal, Martín recordó que "la Iglesia tiene una enseñanza y considera objetivamente el aborto como un pecado grave. Luego subjetivamente hay atenuantes. Para que la persona sea culpable debería haber pleno conocimiento y deliberación. Esta decisión no coincide con la enseñanza de la Iglesia. Hay un mandamiento que dice 'no matarás' y todo ser humano que está en el vientre de la mano es persona, y por lo tanto todos somos iguales ante Dios, y nadie puede ser juez de la vida de otro", justificó.
En ese sentido replicó las palabras del Papa Francisco: "Este es un drama existencial y moral, he encontrado muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa. Lo sucedido es profundamente injusto. Sin embargo, sólo el hecho de comprenderlo en su verdad puede consentir no perder la esperanza. El perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido, sobre todo cuando con corazón sincero se acerca al sacramento de la confesión para obtener la reconciliación con el padre".
"Hablar de perdón y misericordia significa reconocer el pecado. La Iglesia invita a reconocer eso que está mal, no para condenarla, sino para que se libere del mismo. Si yo expreso mi arrepentimiento, el sacerdote me perdona", aclaró.
"El problema del hombre es la soberbia, el de no reconocer el pecado. La gracia que más necesitamos es reconocer el pecado, y entonces la misericordia de Dios se derrama sobre nuestra vida", explicó.
"Se condena el pecado, no al pecador. La Iglesia, si yo reconozco, me abre la salvación, me lleva a la paz", prosiguió.
Martín recordó la posición de la Iglesia acerca de que "el niño en el vientre de la madre no es parte del cuerpo de la mujer, es una vida. La ciencia ha demostrado que cuando un óvulo es fecundado por un espermatozoide se cierra el círculo y sólo necesita ser cuidado, arranca la vida".