Cuando Paula Botta se sentó y redactó el proyecto para poner en marcha la cátedra electiva “El aborto como problema de salud” en la Facultad de Medicina venía de formarse en 2012 como médica generalista y de familia en el centro de salud del barrio Emaús y en 2015 había pasado por México, donde se capacitó en Aspiración Manual Endouterina (AMEU), una de las prácticas de aborto seguro durante el primer trimestre recomendadas por la OMS. Ese proyecto se tejió en las redes que ya se venían conformando desde hacía tiempo dentro y fuera del edificio de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario (UNR). Había sido primero la Comisión Nacional de Residentes de Medicina General que había integrado y, más tarde, la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir que transitó desde 2014 y donde a pedido de los estudiantes surgió la posibilidad de impulsar esta primera cátedra sobre aborto en el país. Un proyecto que no sólo avanzó, sino que lleva ya cuatro años de dictado ininterrumpido y que ahora desde la recién creada Secretaría de Género de la facultad da la batalla por incorporarse en forma obligatoria a la currícula.
“Es central romper con el individualismo de la medicina hegemónica que nos ha puesto en lugares de disputa de poder y, por eso, una de las grandes apuestas de mi formación es justamente la de la construcción colectiva, entendiendo la salud también desde ese lugar, acompañando procesos en los barrios y pensando proyectos colectivos en los barrios, al interior de la Universidad, en proyectos políticos”, afirma con claridad Paula, y pone como los mejores ejemplos de esas construcciones los años transitados en la red de profesionales y los 15 años de militancia de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
Inexorablemente cuando habla de salud, formación y atención Paula hace alusión a Débora Ferrandini, la médica generalista que supo cambiar la mirada y la acción en el modelo de la red primaria y marcó a fuego a una generación de profesionales que hoy dan batalla en el territorio por la equidad en la utilización de los sistemas, la escucha atenta, la construcción de vínculos interpersonales y la posibilidad de los equipos para dar respuestas a las múltiples necesidades de los barrios.
La formación del territorio
Fue ahí, en el centro de salud de Emaús, donde lo aprendido en las aulas “se choca con la realidad”, recuerda Paula. En la carrera de grado apenas si el plan de estudio intentaba incorporar una perspectiva más social de la medicina, pero de ninguna manera el aborto aparecía como una situación de una persona que podía decidir sobre su propio cuerpo.
“En las prácticas es donde empiezo a atender a personas gestantes que se acercan a una guardia con un aborto en curso y manifestando que habían utilizado técnicas no recomendadas como seguras, exponiendo su salud, y ese fue un gran puntapié para avanzar por el camino que tomamos más tarde”, indica.
El trabajo conjunto desde 2012 con la red de socorristas de Rosario, el aprendizaje sobre el uso de misoprostol y la conformación de una red conjunta de acompañamiento a mujeres y personas gestantes en la ciudad reforzó ese camino que se transformó en la militancia por el derecho a decidir y por el acceso a la salud sexual, reproductiva y no reproductiva. Y a la que se sumó después la formación en México.
Volver a la facultad
El proyecto de la cátedra en la Facultad de Medicina la llevó -desde su aprobación en 2017- de nuevo a los pasillos del edificio de Santa Fe y Francia, donde se viene dictando con la modalidad electiva desde entonces y donde además ahora forma parte de la Secretaría de Género.
Desde ese espacio buscan avanzar en la inclusión de la cátedra en la currícula obligatoria, pero incluso frente las dificultades del año pandémico, pelea además por transversalizar la perspectiva de género en todos los contenidos.
Este año se puso en marcha el dictado de cursos para todas las carreras que incorporan no sólo el aborto, sino además la salud sexual, reproductiva y no reproductiva, la atención de la población LGBTIQ+ para el acompañamiento de las transiciones, y un curso específico en el marco de la Ley Micaela.
Pasos que se van sumando en el camino de los proyectos colectivos, esos que necesariamente para Paula se tejen en red sobre todo cuando se habla salud. “Como Débora Ferrandini nos enseñó”, lo sintetiza.
Este artículo forma parte de la serie "Aborto: 15 años, 15 voc
es" que publica el diario La Capital en el marco de los 15 años de la articulación de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y en el escenario actual de debate en el Congreso de la Nación de los proyectos de ley para la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).