Para identificar los cuerpos que la última dictadura cívico militar quiso ocultar Juan Nóbile habla con familiares, excava tumbas, sí, pero también lee diarios. Los diarios de todos los días desde el 24 de marzo de 1976 y los primeros meses de 1977 donde se reproduce a rajatabla la versión de las fuerzas armadas y se cuentan de a decenas los muertos en enfrentamientos que luego se revelaron como fusilamientos y ejecuciones ilegales y terminaron con la inhumación de los cuerpos como NN en los cementerios de Rosario y de decenas de localidades santafesinas. Eso que no fue más que un trabajo sistemático de encubrimiento, terminó siendo un eslabón clave en el proceso de investigación para hacer memoria, dar identidades a los cuerpos y restituirlos a quienes los buscaron por décadas, sus familias.
"Durante los primeros años la principal estrategia de la dictadura fue la del simulacro de enfrentamiento, donde los cuerpos quedaban asesinados en la vía pública; ahí actuaba la policía común, que tomaba fotos y huellas dactilares, los cuerpos pasaban a la morgue y eran ingresados como NN a los cementerios con órdenes de inhumación del registro civil", cuenta el integrante del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que desde 2004 trabaja en la restitución de la identidad de los cuerpos de los detenidos desaparecidos y agrega: "Ese proceso burocratizaba y registraba esa desaparición de la que no había registro más que el relato de las familias y esos datos que en la prensa escrita aparecían todos los días como partes policiales, como muestra de la lucha contra la subversión, fueron una pata fundamental para las investigaciones".
"Mi tarea en la Unidad de Búsqueda del equipo es la de exploración, ubicación y excavación de fosas y exhumación de cuerpos", dice para sintetizar su trabajo, pero aclara: "No se puede excavar en cualquier lado".
-Llegar a la identificación de un cuerpo y a la restitución de una identidad es el último escalón de un proceso, ¿cómo es el paso a paso y qué elementos se ponen en juego?
-El paso a paso lo aprendimos a partir de 1984 con la creación del equipo ante la demanda de los familiares de desaparecidos en dictadura. En la identificación lo esencial primero es armar el universo de las identidades sin cuerpo y que se construye con el relato de los familiares: cuándo desapareció, dónde, cómo, qué edad tenía y qué características físicas. La otra pata son los cuerpos sin identidad y dónde están. Para eso, hay que ver qué dispositivos usó la dictadura para la desaparición sistemática de personas, partir de la hipótesis que no fueron actos individuales, sino un plan sistemático que requirió espacios, acciones, estructuras y dispositivos para desaparecer cuerpos. La dictadura usó diferentes metodologías y lo primero que observamos fue la estadísticas de cuerpos no identificados en los cementerios, donde regularmente se recibían tres o cuatro por año, pero donde desde 1976 ese número creció a más de 180. Eso marcó una primera hipótesis y era que los cuerpos de los desaparecidos estaban en las tumbas NN de los cementerios. Ahora bien, mientras estuvieron detenidos clandestinamente no había burocracia de eso; sin embargo, la estrategia de la dictadura fue la de montar simulacros de enfrentamientos, donde los cuerpos quedaban asesinados en la vía pública. Ahí actuaba la policía común, que tomaba fotos y a veces huellas dactilares, los cuerpos pasaban a la morgue donde un médico firmaba que había sido una muerte violenta y eran ingresados como NN a los cementerios con órdenes de inhumación del registro civil.
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-Ahí aparecía un primer registro de esa persona...
-Claro, se daba en ese paso una primera burocratización del proceso y un registro del desaparecido. Pero además esos enfrentamientos eran publicados en la prensa escrita de esos años, fueron mediatizados porque el objetivo fundamental de los militares desde que asumieron en el 76 fue la lucha contra la subversión, entonces si agarrás cualquiera de los diarios te vas a encontrar todos los días con páginas y páginas de partes policiales. "Se enfrentaron las fuerzas de seguridad contra miembros de bandas subversivas declaradas ilegalmente, hubo tantos caídos, los restos fueron puestos a disposición del juez tal que interviene en tal causa...". Con eso, analizar la prensa es otra pata fundamental de las investigaciones porque la primera información, la de la identidad sin cuerpo te la dan los familiares, cuando te dan una fecha de desaparición y vos te encontrás tres días después en los diarios con un enfrentamiento donde caen tres personas de características y edades similares, eso te permite perfilar una hipótesis, quizá suave, pero hipótesis al fin.
-Y por tu experiencia, en general hay cercanía entre las fechas de desaparición del relato de los familiares y la aparición de las publicaciones de las muertas en presuntos combates.
-Hay una cercanía, porque generalmente las personas secuestradas pasaban unos días en el centro clandestino de detención, pero después como forma de deshacerse de los cuerpos aparecía la estrategia de hacer pasar ejecuciones por enfrentamientos. Por eso fue fundamental vincular las identidades sin cuerpos y los relatos de familiares con la prensa y los datos finos que aportaban los partes sobre cuántos eran los caídos, si eran masculinos o femeninos, y todos los detalles. Otro punto eran los libros de cementerio y de la morgue y las órdenes de inhumación del Registro Civil, donde está el número de tumba y sector. Acá, en La Piedad, están los famosos solares 53, 54 y 70 que son tumbas de esos ingresos.
-Eso que encubría ejecuciones ilegales en el marco del terrorismo de Estado y buscaba ser propaganda en "la lucha contra la subversión", terminó siendo un elemento esclarecedor...
-Para la dictadura esa estrategia tenía varias ventajas fundamentales: justamente la propaganda de que estaban luchando, no tenían que ocuparse de la inhumación de los cuerpos y se blanqueaba de algún modo eso que era clandestino porque aunque en algún porcentaje menor un algunos enfrentamientos que fueron reales, mayoritariamente fueron simulacros. Así sucedió en la Masacre de Las Verbenas, en Granadero Baigorria (crimen de diez militantes), y en Margarita Belén (Chaco, donde fueron ejecutados 11 militantes y otros 4 fueron desaparecidos).
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-¿Qué medios gráficos de la época se relevaron?
_Fundamentalmente La Capital, pero también La Opinión que estaba en ese momento, Crónica y La Tribuna. En todos salía tal cual y los partes enviados por las fuerzas armadas, no había elaboración ni comentario. Y eso aparecía todos los días. Durante 1976 y parte de 1977 te encontrás todos los días con tres o cuatro partes diarios.
-¿Esa estrategia de la dictadura se replicó en todo el país?
-Eso fue así en todo el país y se vio en la prensa de todo el país y fue una parte fundamental porque uno no va a excavar y a buscar cuerpos a cualquier lado, tenés que tener una hipótesis de qué estás buscando.
-En estos casos donde las hipótesis se construyen a partir del relato de los familiares y la constatación de estos hechos publicados en los diarios, ¿en qué porcentaje se terminaron confirmando esas identidades?
-Cuando hablamos de tumbas NN en cementerios, las coincidencias son altísimas y el trabajo se termina confirmando con las pruebas de ADN a las familias. Más adelante, cuando la dictadura adoptó otras metodologías de desaparición, como en el 77 y 78, cuando con la inminencia del mundial de fútbol ya no se podían publicar enfrentamientos todos los días, la estrategia cambió: el secuestro era clandestino y también la forma en que se deshacían de los cuerpos. Comenzaron las inhumaciones en los mismos centros clandestinos de detención y los vuelos de la muerte.
-¿Qué sucede con las fosas encontradas fuera de los cementerios en Santa Fe?
- La fosa clandestina que encontramos es la de Campo San Pedro, en Laguna Paiva, donde había un campo de entrenamiento de las Fuerzas Armadas de 500 hectáreas. Ahí la primeras denuncias las hizo la Casa de Derechos Humanos de Santa Fe a partir del relato de un puestero. Más tarde, cuando comenzó la llamada Causa Guerrieri, uno de los imputados, (Eduardo) "El tucu" Constanzo, fue el único que habló y también lo hizo a partir de una serie de notas periodísticas que, aunque más recientes, también relata cómo los últimos detenidos desaparecidos que estaban en La Calamita habían sido trasladados allí en un camión y los habían enterrado. Eso contó y dijo recordarlo bien, incluso dijo que a la última que había ayudado a subir al camión era "a la Cieguita Ravelo" y a su marido. Así lo dijo. Nosotros trabajamos un año ahí y encontramos una fosa cubierta de cal y la primera que identificamos fue, justamente, a María Ester Ravelo.