La reunión que ayer sentó a la misma mesa a un grupo de presidentes de bloque del Concejo Municipal y el directorio del Aeropuerto Internacional Islas Malvinas dejó al aire la tensión que existe entre las críticas hacia la gestión de la terminal y la defensa que sus autoridades hacen de lo actuado y del plan de obras hasta el 2030. En el marco de los problemas que este verano enfrentó la estación, los cuestionamientos apuntaron a que el aumento de vuelos no haya ido acompañado de las condiciones de infraestructura y seguridad adecuadas, lo que obligó a usar un tractor para remolcar los aviones hasta la pista, con demoras y hasta cancelación de vuelos. El titular del directorio, Raúl Garo, sostuvo que las obras están en marcha, prometió que para terminarlas no hará falta cerrar la terminal (como se pensó) y dijo que hay acciones legales y sumarios internos en marcha para deslindar responsabilidades en las fallas que ahora se están remontando.
El encuentro de ayer fue pedido por el concejal Diego Giuliano y aprobado por el cuerpo el 22 de diciembre, días después de que tomaran estado público la presencia de grietas y fisuras en las calles de rodaje del aeropuerto. Esas roturas obligaron a remolcar los aviones hasta la pista, pero aun así se dieron varias cancelaciones y demoras.
Según detalló Garo, los inconvenientes surgieron por el mal trabajo realizado por una subcontratista convocada por la firma Milisenda, que estaba a cargo de obras de mantenimiento en el aeropuerto. Concretamente, dijo, se trató de "una mala reparación de las grietas por problemas de consistencia y adherencia" de materiales sobre la calle de rodamiento.
Esas fallas llevaron al equipo jurídico del aeropuerto a estudiar el inicio de acciones legales a la firma y de sumarios administrativos al personal encargado de supervisar las tareas.
Al respecto, el concejal radical Jorge Boasso cuestionó a las autoridades del aeropuerto por no haber custodiado esa subcontratación, pero Garo argumentó que se trata de una práctica corriente y que esos trabajos tercerizados apenas representaban el 10 por ciento de la obra total.
De todos modos, dijo, "de inmediato" se buscó resolver el problema encomendando los trabajos pendientes a otra empresa y "se convino tractorear las aeronaves" en el mientras tanto. El funcionario detalló que los atrasos y cancelaciones fueron puntuales y duraron apenas tres días, con compensación para los pasajeros afectados.
Indicó que se acordó con la Administración Nacional de Aviación Civil "mantener tres posiciones" para los aviones que vuelan desde la terminal en 25 operaciones regulares por semana más unos 1.500 vuelos mensuales de aviación general (de naves privadas). Giuliano fue el encargado de recordar que los pilotos aluden a "riesgos de colisión" debido a la señalización de Fisherton, a lo que las autoridades del directorio respondieron que es "exactamente igual a la de Aeroparque", pese a lo cual se correrán "cinco metros al oeste para favorecer el rodamiento de las aeronaves".
Boasso, en tanto, fue el único que planteó de lleno la posibilidad de pensar en formas alternativas de gestión aeroportuaria —desde siempre en manos del Estado— y le reclamó a Garo una respuesta al pedido elevado por el Concejo para que detalle "en qué medida se fue concretando el plan director" de obras de la terminal que data del 2008.
El radical dijo que "a Rosario le causa mucho dolor estar tan rezagada en materia aeroportuaria" y comparó las cifras esgrimidas como "récord de récords", de unos 510 mil pasajeros al año, cuando Córdoba registra 2,2 millones y Mendoza 1,5.
"El Estado demostró ser ineficiente", opinó, y pidió "dejar la ideología de lado".
Los concejales Osvaldo Miatello y Eduardo Toniolli, en tanto, dijeron no compartir una estrategia de privatización. Ambos, al igual que la radical María Eugenia Schmuck, mostraron preocupación ante la posibilidad de que pueda ponerse en marcha una "operación" de ese tipo.
Crisis de crecimiento
Garo atribuyó buena parte de los problemas que atraviesa el aeropuerto de Fisherton a una suerte de crisis de crecimiento —que puso en jaque la infraestructura al cuadruplicar la cantidad de pasajeros en 9 años—, así como a un "favoritismo de inversiones" sobre los aeropuertos concesionados y la falta de un sistema federal integrado. Aun así, el funcionario municipal pidió centrarse en el "plan de transición a otra realidad", que proyecta levantar una estructura de doble altura para poder montar dos mangas, construir otro edificio de 14 mil metros cuadrados, tres plantas y otras dos mangas (al norte del actual, que quedaría sólo para el cabotaje), más que triplicar la capacidad del estacionamiento y mejorar la conectividad terrestre y ferroviaria del aeropuerto.
Al término de la reunión, Giuliano fue muy crítico hacia la gestión y reclamó un recambio. "A las maquetas las vimos infinidad de veces, pero los problemas y el tractor que remolca aviones siguen siendo exactamente los mismos", destacó.
con ayuda. En Fisherton los aviones deben ser remolcados.