Como cada año, el 1º de diciembre se conmemora el Día Mundial de Respuesta ante el Sida. Y Rosario, que cuenta con un sistema de salud modelo, se cuenta entre las ciudades con mejores cifras del país en la materia. Uno de los guarismos más destacables es que logró reducir (de la mano de la aparición de los antirretrovirales), desde 1994 a la fecha, la mortalidad de las personas con VIH de 9,5 a 3,2 cada 100 mil habitantes (más del 60 por ciento), mientras que la media nacional es de 3,3.
Según cifras que difundió hace días la Secretaría de Salud de la Nación, se calcula que actualmente en Argentina hay alrededor de 139.000 personas que viven con VIH, y que el 17 por ciento lo desconoce. A nivel provincial, se estima que unas 11.300 personas viven con el virus, de las que 6.700 son de Rosario, lo que representa el 50 por ciento de la provincia y casi el 5 por ciento del país.
Las personas que se encuentran bajo tratamiento son 59.000 en todo el país, mientras en Rosario son unas 5.000, entre las 3.154 que reciben medicación provista por Nación en el sistema de Salud Pública, y las 1.800 que se atienden en la salud privada por obra social. Los nuevos diagnósticos son 5.800 por año a nivel nacional y son más comunes en los hombres que en las mujeres, en una relación 2,1 a 1. El 98 por ciento de las transmisiones se dan por tener relaciones sexuales sin protección.
Todas las cifras de Rosario respecto al virus se ubican por debajo de la media nacional. Por ejemplo, en la reducción de la trasmisión vertical (de madre a hijo) hubo sólo un caso en los últimos 5 años, y el número es del 0,4 por ciento, mientras la media nacional es de 4,6.
"Nuestro sistema de salud ha dado cuenta con resultados claros, como descenso de mortalidad y adherencia a tratamientos, de lo importante que es la gran presencia de lo público a través de hospitales y centros de salud para garantizar el seguimiento de la población VIH", dijo al respecto el secretario de Salud local, Leonardo Caruana.
El funcionario destacó que la ciudad fue pionera en la creación del Programa Municipal de Sida (Promusida), "que lleva más de 20 años y fue un hito a nivel nacional, con una ordenanza del Concejo Municipal, presupuesto propio y con un rol muy activo de las organizaciones sociales, que son parte de la gestión territorial".
Por otra parte, defendió "la importancia de un sistema de salud cercano, público y accesible", por oposición a "las políticas de mercantilización de lo público". Y en esa línea, dijo que otro proceso inédito es "la gran cantidad de pacientes con VIH que hacen tratamiento en el primer nivel de atención, donde se le da medicación y lo atiende un médico clínico en interconsulta con el infectólogo. Esto demuestra la capacidad del centro barrial para alojar problemáticas simples y complejas de la salud y la enfermedad", realzó.
El VIH estuvo durante mucho tiempo, en el imaginario colectivo, ligado a la muerte. Hoy, con todos los avances de la medicina y la ciencia, se volvió una enfermedad crónica, y la población le ha perdido un poco el miedo. Por eso, la preocupación de las autoridades es en la actualidad cierta relajación de los cuidados que se toman al mantener relaciones sexuales, en especial algunos grupos particulares, como los adultos de más de 50 años (en 30 años pasaron de ser el 1 por ciento al 16,2 de los diagnosticados), y también en los hombres que mantienen sexo con otros hombres, sobre todo en la franja que va de los 20 a los 40 años.
Más tests, menos cuidados
"Los jóvenes se están cuidando menos, porque no han visto gente enfermar y morir a causa del virus. Pero también se testean más, por lo que se diagnostican antes de llegar al sida", señala Damián Lavarello, director del Promusida. Para el médico, las nuevas generaciones están explorando "una diversidad de prácticas sexuales, con alternancia de pareja, noviazgos más fluidos, sexo en grupo, prueba de relaciones con gente del mismo género o negociar el uso de preservativo en las relaciones ocasionales a través de las aplicaciones de citas", lo que aumenta el riesgo de infecciones de transmisión sexual.
Madre-hijo
En torno a la prevención de transmisión madre-hijo, Lavarello mencionó que la Secretaría de Salud Pública comenzó a partir de 2011 a testear a las parejas de las mujeres embarazadas que se atienden en la red de salud, lo que se logra en la mitad de los casos. Por ello, destacó "la relevancia de incluir a esos varones y mujeres con las embarazadas, porque no se puede atenderlas sin conocer si sus parejas tienen alguna ITS".