Derrumbe en zona norte: encontraron el cuerpo de Luis Ariel López entre los escombros

Rescatistas encontraron el cuerpo sin vida de Ariel López, el maestro mayor de obras que había quedado atrapado tras derrumbarse la casa de Superí al 200, en el barrio Alberdi.

El hallazgo de Bomberos Zapadores y agentes de Defensa Civil se registró este martes, en horas del mediodía. El cadáver se encontraba entre escombros del sector de lo que en algún momento fueron la cocina y el living comedor del inmueble. "Recuperamos el cuerpo y ya lo hablamos con la familia", confirmó Andrés Lastorta, el titular de Zapadores.

Si bien su padre y el inquilino alcanzaron a salir ilesos del derrumbe de la vivienda, Ariel (52 años) quedó prácticamente sepultado por los escombros. Si bien hasta último momento hubo esperanzas de encontrarlo con vida, a medida que pasaban las horas la ilusión se fue disipando dado el fuerte desmoronamiento registrado en el inmueble.

"Fueron muchas horas de trabajo, esperábamos que no fuera este el final pero estaba dentro de las posibilidades. No había espacio de vida prácticamente (donde el cuerpo había quedado atrapado)", acotó el subdirector de Defensa Civil, Gonzalo Ratner.

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Tras el hallazgo, los rescatistas dieron por finalizada la tarea y remitieron el cuerpo para ser trasladado al Instituto Médico Legal (IML). También precisaron que "al quedar descartado el derrumbe por escape de gas", la investigación la llevará adelante Obras Particulares del municipio.

Un amante de los deportes

Un amante del río, de la montaña, deportista. Un hombre de hablar pausado y de voz tranquila. Así describen sus amigos y conocidos a Luis Ariel López, de 52 años.

Fue alumno de la histórica escuela Gabriel Carrasco (Agrelo al 1700), donde las hermanas Olga y Leticia Cossettini dejaron su impronta pedagógica. Luis Ariel transitó por esas aulas para luego incursionar la secundaria en la Escuela Técnica Nº5 (Enet Nº5) donde se recibió de maestro mayor de obras.

Siempre vivió en Alberdi con su padre. Tenía una hermana, María Carolina, que reside en Bélgica y otro hermano, Cristian, en Rosario. No tenía hijos. Abrazó la práctica de deportes al aire libre como su pasión. Era socio de Club Remeros Alberdi, donde su padre fue directivo.