La mega convención de historietas Crack Bang Boom cerró el domingo una de sus mejores ediciones. Según cálculos de los organizadores, entre 50 y 60 mil personas pasaron por los galpones portuarios del área central durante las cuatro jornadas del evento. El año próximo, la convención quiere seguir creciendo y se mudará al predio de la ex Sociedad Rural en el parque Independencia.
Después del tradicional desfile de cosplay en la explanada del Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC), frente al río Paraná y en medio de un público multitudinario, la 12ª edición de la Crack Bang Boom se despidió hasta el año que viene. Habían pasado cuatro días de la convención, casi mil expositores, más de 90 actividades especiales para pensar sobre el presente del mundo del comic y una decena de presentaciones de libros, proyecciones y espacios para hacer conocer nuevos proyectos.
A los galpones del Centro de Expresiones Contemporáneas, el Galpón 11 y el Galpón de las Juventudes se acercaron desde el jueves y hasta el domingo entre 50 y 60 mil personas, de acuerdo a la organización. El número sólo fue superado por la edición del año pasado, cuando los fanáticos del comic volvieron a encontrarse después de dos años largos de pandemia y aislamiento social obligatorio.
"Fue una edición muy buena", sintetizó Eduardo Risso, dibujante, historietista y director de la convención internacional, el lunes por la tarde, después de despedir a los últimos invitados especiales que llegaron a Rosario para participar del evento. Entre otros, Enrique Sánchez Abuli (de España), el croata Esad Ribic y Marcelo Quintanhilha (Brasil).
Crisis no mata comic
La crisis económica agudizada por la devaluación del 20 por ciento, después de los resultados de las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (Paso), metió la cola en el festival pero no logró opacar la fiesta. Los organizadores reconocieron que se vendieron menos tickets para las actividades de la convención, pero que el público se acercó igual a los espacios de circulación gratuita.
"La venta de entradas fue menor al año pasado, cuando después de dos años de pandemia el encuentro explotó, pero estuvimos en el mismo nivel que en el 2019 (último encuentro previo a la crisis sanitaria)", analizó Risso. En medio de un contexto lleno de incertidumbre, podría haber sido peor.
Los titulares de los stands se mostraron conformes con las ventas de objetos de comiquería, libros y merchandasing. Es más, muchos de los artistas que accedieron a los espacios de exhibición gratuitos vendieron casi la totalidad de la producción que habían preparado.
Un nuevo comienzo
El festival internacional Crack Bang Boom tuvo su edición inaugural en 2010, cuando a los galpones de la costa central se acercaron unos 5 mil asistentes. Cinco años después, la convocatoria creció notablemente y empezó a rasguñar las 40 mil personas.
La singularidad del evento para el público de la región, la calidad de los expositores y un nuevo consumo cultural joven que tiene al animé o al manga como lenguaje privilegiado, ayudaron a hacer crecer la convención rosarina que a lo largo del tiempo buscó reinventarse: creó los premios Trillo (votados exclusivamente por aquellos creadores de historietas que participaron de la Crack Bang Boom) y cambió los homenajes a superhéroes por problemáticas sociales como la crisis ambiental, en el 2022, o el acoso escolar este 2023.
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Silvina Salinas / La Capital
Para el año próximo, la convención se mudará a un nuevo espacio: los galpones del predio ferial del parque Independencia (ex Sociedad Rural). Si bien la propuesta para trasladar el encuentro tiene ya dos años, los organizadores definieron usar la nueva sede desde el año próximo.
El predio se renovó para los III Juegos Suramericanos de la Juventud. Se mejoraron las instalaciones sanitarias y eléctricas, se hicieron nuevos vestuarios y se repararon las tribunas históricas y el picadero. También se recuperaron las tres naves cubiertas, en donde se hicieron eventos deportivos, recitales, congresos y eventos gastronómicos.
"Será un lugar más cómodo, donde la gente podrá circular mejor y podremos contar con mejores espacios de exposición ya que las naves no están divididas ni cuentan con columnas. Es más, tendrá más comodidad para el estacionamiento", explicó Risso, convencido de que la mística está en el encuentro, más allá del lugar donde se realice.
Y la mística está intacta.