Rosario tiene cerca de 400 clubes, una red de instituciones que sostiene gran parte de la vida barrial, social y deportiva de la ciudad. Sin embargo, detrás del esfuerzo cotidiano de mantener abiertas las puertas, hay un escenario económico que combina creatividad, autogestión y poco acompañamiento estatal.
Esa es una de las principales conclusiones del relevamiento realizado por el Observatorio del Deporte de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que analizó la realidad de 30 clubes de distintos barrios y tamaños. “Es un estudio exploratorio, pero permite trazar tendencias claras sobre las condiciones de gestión y las fuentes de financiamiento”, explicó a Carlito y Monumento, el programa matutino de Brindis TV, Javier Gañan, coordinador del Observatorio.
Cuotas y alquileres: la base de la economía
El estudio mostró que el 52% de los clubes relevados sostuvo su funcionamiento principalmente con la cuota societaria, que representó al menos la mitad de sus ingresos.
A la hora de buscar recursos complementarios, el 64% recurrió al alquiler de espacios —salones, parrilleros o canchas—, una práctica extendida sobre todo entre los clubes de barrio.
En menor medida, el 28% tuvo ingresos por concesiones y el 24% por eventos o venta de entradas.
“Muchos clubes dependen de lo que generan en su propio predio. Hay dirigentes que se las ingenian para sostener el lugar, pero la mayoría lo hace sin estructura ni respaldo financiero estable”, describió Gañán.
Los datos coinciden con una realidad extendida: el 60% de los clubes relevados tenía menos de 500 socios. La falta de escala limita los ingresos y obliga a buscar estrategias que equilibren los gastos fijos, como tarifas, mantenimiento o personal.
El rol del Estado: subsidios y programas discontinuados
El 40% de las instituciones afirmó recibir subsidios o descuentos en tarifas, especialmente en energía eléctrica y agua. Sin embargo, solo el 20% participaba de programas deportivos o de fortalecimiento institucional.
“El apoyo estatal existe, pero es fragmentado y muchas veces discontinuo. Programas como Clubes en Obra o Hay Equipo fueron muy importantes, pero su implementación fue corta o irregular”, indicó Gañan.
El coordinador recordó que la tramitación burocrática y la falta de información también dificultan la llegada de esos beneficios a los clubes más pequeños. “Hay instituciones que están en regla, con personería jurídica y contabilidad al día, pero no logran acceder a los fondos. Otras ni siquiera se enteran de las convocatorias”, apuntó.
Vida institucional: formalización y continuidad
El informe también mostró que, a pesar de las dificultades económicas, los clubes rosarinos mantienen una vida institucional sólida.
El 96% de las entidades relevadas tenía personería jurídica vigente y el 92% había renovado autoridades en los últimos cinco años. En ese sentido, Gañán destacó “una normalización y una continuidad que no se veía hace una década”.
El dato contrasta con la falta de recambio generacional: solo el 36% de las comisiones directivas contaba con miembros menores de 30 años. Además, la mayoría de los dirigentes trabaja ad honorem, sin percibir remuneración. “Es un compromiso enorme. Mantener un club requiere muchas horas de dedicación y en la mayoría de los casos se hace por vocación”, subrayó.
Brecha de género: avance lento en la conducción
Las mujeres representaban el 42% de la masa societaria y el 35% de las comisiones directivas, pero apenas el 20%presidía o ejercía cargos de tesorería.
En los puestos de secretaría, la participación femenina alcanzó el 46%, un nivel cercano a la paridad. “Hay un camino de inclusión que avanza, pero sigue habiendo sesgos estructurales. Las mujeres están más presentes en la gestión cotidiana que en los lugares de decisión”, indicó Gañan.
El aporte social: clubes que sostienen comunidad
Más allá de los números, el estudio subrayó la función social de los clubes. El 68% de las instituciones prestaba sus instalaciones a escuelas o al municipio para actividades educativas, deportivas o campañas de salud, y el 80% lo hacía de manera gratuita.
“Cuando el Estado necesita un espacio para garantizar derechos, recurre a los clubes. Son asociaciones civiles sin fines de lucro que ponen su infraestructura al servicio de la comunidad”, sostuvo Gañan.
Qué deportes predominan
Por cantidad de deportistas, mandan fútbol, futsal y patín; detrás aparecen básquet y vóley.
Si se mira presencia de disciplinas dentro de las instituciones (más allá del número de practicantes), se destacan artes marciales y patín. La explicación: arraigo cultural y baja exigencia de infraestructura, algo clave porque el 60% de la muestra corresponde a clubes chicos (menos de 500 socios) y 40% a medianos/grandes.
El Observatorio del Deporte de la UNR impulsa desde 2022 la Diplomatura en Gestión de Entidades Deportivas, una formación orientada a dirigentes de clubes de la región.
“Los clubes aseguran el derecho al deporte y sostienen la vida comunitaria. Es necesario ponerlo en valor y acompañarlo con políticas y formación”, cerró Gañan.