Hay pueblos de la provincia donde, desde hace más de 20 años, el agua potable solo es accesible a través del retiro en la comuna de bidones de agua que, antes debe ser potabilizada en alguna de las 200 plantas de ósmosis inversa que los proveedores del servicio tuvieron que instalar para poder garantizar la “seguridad” del líquido. Con la única excepción de Rosario, que se abastece del Paraná, la provincia continúa teniendo un histórico problema en relación a la mala calidad, por la presencia de altos niveles de arsénico y nitratos.
Así, lo vienen advirtiendo los investigadores de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que junto a otras casas de estudio de la Región Centro del país, relevaron la relación entre la presencia de arsénico y las tasas de mortalidad por cáncer en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos. La única solución definitiva, que es la construcción de los grandes acueductos de la Región Centro, está pendiente desde hace más de cuatro décadas. Ahora, Santa Fe y Córdoba intentan reactivarla con el financiamiento de Fondo Kuwaití.
“El agua de la región está mal, realmente muy mal”, advierte desde hace años el médico e investigador Alejandro Oliva, en referencia al elemento básico que consumen nada menos que 8,4 millones de habitantes de la Región Centro del país, incluidos santafesinos, entrerrianos y cordobeses.
Y más aún, el responsable del Programa de Medio Ambiente y Salud de la UNR, junto a otras seis universidades, puso bajo la lupa el impacto que tienen los niveles de arsénico en el agua en las poblaciones, a través de su relación con la tasas de mortalidad por cáncer en la zona en los últimos 30 años.
Hecho el trabajo, los resultados detectaron “correlaciones positivas entre las tasas de mortalidad por cáncer total y el porcentaje de población expuesta a niveles de arsénico elevado”, una características que se detectó en ambos sexos y que en el caso de los hombres, en relación a cánceres de carácter específico, “mostró correlación entre los cáncer de pulmón y los niveles de arsénico en aguas”.
El propio Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enrres) reconoce el problema que se planteó en el inicio mismo de su creación en 1995, cuando por ley se establecieron las normas de calidad del agua y se redujo el límite de arsénico permitido de 100 unidades por litro a 50.
Para ese momento, el ente admite que “era importante el número de prestadores que suministraban un servicio con concentraciones de arsénico superiores” y, aunque se les dio un plazo de alrededor de tres años para cumplir con la normativa, “hubo resistencias” con el argumento de que “no se detectaban patologías en la población asociadas al arsénico”.
El debate de los límites
La investigadora Ana María Inagallinella, que hasta el año 2007 ocupó el cargo de directora del Centro de Ingeniería Sanitaria (CIS), y es investigadora principal de la UNR y dirige la carrera de Especialización en Ingeniería Sanitaria de la universidad está sin lugar a dudas entre quienes más conocen la problemática en la provincia. “Hay toda una historia y una discusión en torno a los límites de arsénico permitidos, que han ido bajando de un tiempo a esta parte”, contó.
Y explicó: “La Organización Mundial de la Salud y el Instituto Internacional del Cáncer recomiendan un límite de 10 unidades por litro, y eso fue lo que en Argentina se estableció en 2007 a través del Código Alimentario Argentino”.
Sin embargo, por el costo de los tratamientos necesarios para poder cumplir con ese tope se decidió, según se encargó de detallar la especialista, llevar adelante un estudio epidemiológico que permitiría determinar cuál es la incidencia en la enfermedad del cáncer, y además en las afecciones en la piel, conocidas como Hidro Arsenisismo Crónico Regional Endémico (Hacre).
“Ese estudio debería estar terminado, pero la pandemia retrasó los tiempos y aún estamos esperando”, afirmó Inagallinella.
Lo cierto es que en Santa Fe, a la fecha, el límite vigente son las 50 unidades de arsénico por litro de agua, tal como lo establece la ley provincial.
El fundamento es un único estudio epidemiológico realizado hasta ahora sobre hidroarsenicismo entre enero de 2000 y febrero de 2002, en 11 localidades santafesinas, que incluyó a 1.700 personas y 1.200 exámenes médicos donde se detectaron casos positivos de Hacre y se obtuvo una prevalencia en la población expuesta de 2,5 por ciento, lo que resulta una ocurrencia baja, también con una incidencia baja de cáncer de piel.
Soluciones caras
Inagallinella dejó en claro que el principal problema que enfrentan Santa Fe y otras regiones del país —ya que el arsénico es un componente natural de los suelos que en determinadas condiciones se transfiere al agua, principalmente subterránea—, “es que los tratamientos sobre el agua son muy caros”.
La especialista explicó que “tecnologías hay y muchas”, y agregó: “Algunas son aplicables solo para remover arsénico y algo de fluor que muchas veces aparece asociado. Una de ellas, es la ósmosis inversa cuyo problema es que requiere un alto consumo de energía y personal especializado”.
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Croquis del Sistema de Acueductos del Area Central del País que comenzó a gestarse en los últimos años de la década del 40.
Archivo La Capital
Y si bien indicó que “existen otras tecnologías”, afirmó que “presentan el problema que solo remueven el arsénico, pero no sirven para el tratamiento de las sales ni el fluor”.
Por eso, afirmó que “el del arsénico sigue siendo un problema pendiente de resolver en la provincia” y recalcó que la única solución de fondo es la realización del Sistema de Acueductos del rea Central del País, que incluye a Córdoba, que viene gestándose desde hace ya cuatro décadas.
Es más, con la privatización de los servicios de agua, en 1995, se preveía que sea la concesionaria la que desarrolle las obras del acueducto, pero el proyecto aún espera culminarse. Desde entonces, hubo gestiones desde el Estado. En abril de este año la Nación comprometió el financiamiento para la segunda etapa del Acueducto del Gran Rosario y ahora Santa Fe acaba de firmar junto con Córdoba un convenio de financiamiento del Fondo Kuwaití por 50 millones de dólares para avanzar en el Acueducto Interprovincial Santa Fe Córdoba.
De concretarse, la obra brindará acceso al agua potable al centro y oeste santafesino, Justamente, es la zona oeste de la provincia la que de acuerdo al mapa de riesgo elaborado por el Enrres tiene concentraciones por encima de las 100 unidades por litro de agua; así como también al este y centro cordobés.
La vigilancia
Mientras tanto, el Enrres sostiene un monitoreo del agua suministrada por los más de 400 servicios de la provincia, a través de inspecciones sanitarias y toma de muestras. Y para los servicios de agua cuyas fuentes de abastecimiento contienen arsénico por encima del límite vigente, se estableció justamente la obligatoriedad de suministrar agua potable a la población.
Así, hay localidades en las que se entregan a razón de 5 litros por habitante por día de agua, que cumpla con la normativa de calidad hasta tanto se implementen tratamientos del agua distribuida por red o bien se concreten las obras. Y para hacerlo, hay en la provincia un total de 201 plantas de ósmosis inversa instaladas en servicios de diferentes poblaciones.
Sin embargo, esa solución resulta provisoria y no evita _aunque el debate sobre el impacto en la salud aún está abierto_ ,que esas poblaciones se bañen, se higienicen y laven sus alimentos con agua con alto contenido de arsénico.