Sin embargo, otros aseguraron que se trataba de un atentado dirigido al dueño del local. De hecho, fue el mismo propietario quien abonó a esta teoría. "No es la primera vez que soy víctima de un atentado", sentenció en aquel momento Ricardo Rodríguez.
La afirmación era cierta: en 1975 había sufrido un ataque su anterior whiskería Rilke I, ubicada a pocos metros de su sucesora, en Maipú y Santa Fe. En aquella oportunidad, la confitería bailable de Rodríguez había sucumbido ante la detonación de un explosivo que la redujo a cenizas. El hecho jamás se esclareció y hasta el día de hoy no se sabe por qué fue puesta una bomba en aquella whiskería.
El dueño, otros testigos y la policía coincidían en que el incendio a la whiskería Rilke II podría tratarse de un ajuste de cuentas. "Algo así como un arreglo de una vieja cuestión entre quienes poseen y administran este tipo de locales nocturnos", señalaba en su crónica el diario La Capital el 6 de diciembre de 1979. Sin embargo, la investigación dio un giro cuando detuvieron a Eduardo Antonio Basabilvaso.
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Museo de la Ciudad
Las declaraciones de "Bolita de Barro"
"Una rápida y eficaz acción policial permitió esclarecer en el término de 20 horas una de las mayores tragedias ocurridas en esta ciudad. Eduardo Antonio Basabilvaso, a quien apodaban "Bolita de Barro", de 49 años, fue detenido ayer en horas de la madrugada en su domicilio particular sin ofrecer resistencia alguna y más tarde confesó ampliamente su culpabilidad ante el juez de instrucción de la 7ma Nominación doctor Patricio Lara", relataba una crónica publicada el 8 de diciembre de aquel año en La Capital.
Basabilvaso vivía en Suipacha 3529 y fue detenido por la policía en aquel domicilio. No ofreció resistencia y confesó rápidamente. En sus declaraciones, entre sollozos y tristeza, afirmó haber estado borracho y enojado porque lo habían echado de la whiskería. Según contó, salió del local, se subió a uno de los taxis que hacían cola afuera esperando a los clientes, se dirigió a la estación de servicio de 3 de febrero y Entre Ríos y allí compró un sachet de nafta. Después emprendió la vuelta y al llegar al Rilke II roció la única entrada con combustible para después tirar un fósforo y dejar el local ardiendo.
Ese fue el relato que Bolita de Barro le contó a la policía. A pesar de que los testigos habían visto a más personas involucradas, Bansabilvaso aseguró que actuó solo y a causa de su ebriedad. Afirmó haber "actuado por despecho pero sin medir las consecuencias ni la magnitud de la tragedia".
En las crónicas que relataron el hecho no se rescataron los testimonios del taxista que lo llevó a la estación ni del empleado que le vendió el sachet con nafta. Algunos baches del relato se perdieron en la historia.
Por otro lado, sí se destacó la condición de malevo de Bolita de Barro. "Asiduo a locales nocturnos, pasador de juegos prohibidos y ratero. Ha sido detenido en otras ocasiones. Se cortó los brazos con hojitas de afeitar para ser trasladado a la enfermería en lugar del calabozo", indicaba la crónica.
El caso judicial de la whiskería Rilke II fue caratulado como incendio doloso seguido de muerte y la pena correspondiente era de diez a quince años. Un dato que da cuenta de la época: en la nota de La Capital se aclaró que, en este caso, no correspondía la pena de muerte a Basabilvaso. Aquella sentencia se justificaba si su accionar se hubiese caratulado como "incendio seguido de muerte con fines subversivos".
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Las víctimas del incendio
El fuego comenzó a las 5.20 de la mañana y recién pudo ser dominado definitivamente a las 7.50 de aquel 5 de diciembre de 1979. El local era una trampa mortal: no contaba con salidas alternativas y el único escape hacia afuera estaba bloqueado por las llamas.
Alrededor de 25 personas se encontraban en el Rilke II aquella noche. Cuando el fuego se desató, el pánico lo inundó todo. Algunos pocos se animaron a atravesar las llamas cuando todavía no eran lo suficientemente densas y lograron encontrar la calle a costa de sufrir fuertes quemaduras.
Otros, se agolparon en la parte de atrás del local. Del otro lado, la policía y un taxista lograron derribar el muro que los separaba de quienes se asfixiaban dentro de la whiskería y pudieron rescatarlos. Salieron por la antigua galería de arte Renom de Córdoba al 900. Todos los sobrevivientes fueron trasladados al Hospital de Emergencia Clemente Álvarez.
Según lo señalado por La Capital, en el despacho privado de Rodríguez, el dueño del local, había una salida que da a un pasillo que sale a calle Maipú. Sin embargo, las víctimas desconocían su existencia.
La tragedia alcanzó a quienes, intentando resguardarse de las llamas o encontrar una salida alternativa, se metieron en los baños. Quince personas, diez hombres, entre ellos un menor de edad, y cinco mujeres, murieron asfixiadas.
Las personas fallecidas fueron: Graciela Drobaldi (25), Raquel Martínez (28), Olga Marcela Andrade (27), Vicente López (27), Ricardo Lebarduzzi (47), Raúl Gonzalez (44), Ricardo Abreu (30), Fernando Ferrin (17), Rubén Casas (30), Jorge Gantus (22), Ramona Angela Galeano (30), Pedro Alberto Espíndola (35), Manuel Bueno (44), Celia Juárez (28), Ricardo O'shea (20).
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Una whiskería que convocaba a personajes siniestros
Ricardo Rodríguez, dueño de la whiskería Rilke II, no se encontraba aquella noche en su local. Sus declaraciones al otro día abonaron la hipótesis de que había sido un atentado. Lo había sufrido en 1975 y era posible que lo estuviese padeciendo nuevamente. Sin embargo, cuando Bolita de Barro confesó haber sido el autor del crimen, la hipótesis de Rodríguez se disipó.
Pero muchos años después de este trágico hecho, el nombre de Ricardo Rodríguez volvió a resonar. Esta vez, por declaraciones de Eduardo "Tucu" Costanzo quien había sido integrante del Batallón de Comunicaciones 121 del Segundo Cuerpo del Ejército durante los años de la dictadura militar y represor en los centros clandestinos de detención Quinta de Funes, Escuela Magnasco, Fábrica Militar de Armas “Domingo Matheu”, La Intermedia y La Calamita
Constanzo fue un represor que alcanzó notoriedad al brindar en los juicios posteriores información detallada del accionar represivo durante la dictadura militar. En una de sus declaraciones apuntó: “En el año 1977 de La Calamita transportaron 27 detenidos en un camión Mercedes Benz 1114, que tenía el Ejército, que no era de su propiedad y los llevaron hasta un chalet de Monje, que yo ya había escuchado que lo usaba el Ejército, pero nunca fui, ni lo conozco, no sé en qué lugar está. Sé que es propiedad o lo alquila Ricardo Rodríguez, alias ‘Patilla’”.
Monje es una localidad santafesina a 77 kilómetros de Rosario. Durante la última dictadura militar allí fueron asesinados 27 personas, entre ellas María Isabel Salinas de Bosso, una santafesina no vidente cuyo cuerpo se recuperó en el 2011 en una fosa común muy cerca de esa localidad.
Costanzo también precisó: “Este hombre (por Ricardo Rodríguez) era el dueño del boliche Rilke II, en Maipú al 700, donde el 5 de diciembre de 1979 murieron 15 personas durante un incendio intencional. Por entonces, tenía unos 40 años. Se cree que hoy reside en Entre Ríos”. Las declaraciones de Costanzo se realizaron en el 2006, con la causa judicial Guerrieiri I.
Otro represor, Gustavo Bueno, también mencionó a la whiskería Rilke II. En este caso, apuntó contra el jefe de inteligencia Oscar Pascual Guerrieri. "Es un psicópata, llegó a incendiar un cabaret llamado a Rilke (en Rosario) donde murieron varias personas".
A la whiskería, se rumoreaba, iba la patota de Guerrieri a la cual pertenecía Rodríguez. El local era visitado diariamente por militares que, después de realizar sus tareas represivas, se encontraban en esta famosa confitería del centro para pasar la noche.
Las declaraciones de los represores Bueno y Costanzo sembraron dudas sobre lo qué sucedió realmente aquella noche. Si bien Basabilvaso cumplió su condena, algunos se preguntan si realmente fue él quien ideó y llevó adelante el crimen o si, por el contrario, fue el títere de un ajuste de cuenta entre militares.
Los años de la Liga de la Decencia de Rosario
La Liga de Decencia de Rosario fue conocida por su enconada oposición al casino, por sus concepciones retrógradas sobre la sexualidad y por sus campañas en pro de la moral y las buenas costumbres. Fue fundada el 25 de julio de 1963 con el lema "una sociedad más digna para nuestros hijos". Durante la dictadura que comenzó en 1976 tuvo una fuerte presencia y sus declaraciones tenían lugar en la prensa.
Tras el incendio del Rilke II, la Liga de la Decencia de Rosario emitió un comunicado: "Un nuevo hecho ocurrido en el submundo de la noche conmueve hoy a la opinión pública por sus dantescas características y lo horrible de la muerte. Esto nos mueve a poner de manifiesto ante la población, una vez más, la peligrosidad de estos locales carentes de justificativo alguno".
"¿Se ignora, acaso, que el horario habitual de actividades excede holgadamente el permitido por las ordenanzas en vigor por más que se pretenda rotular de fiestas privadas tales excesos? ¿Se olvida acaso las largas colas de taxis ubicados en la puerta de estos locales en la espera de los clientes que salen de los mismos como corolario de la triste lacra que en ellos se explota?".
"¿Y se olvida finalmente acaso que a este tipo de locales concurren habitualmente menores, uno de ello muerto trágicamente, y que en ellos también se realizan a veces fiestas estudiantiles y bailes de graduación?".
Su comunicado fue publicado en La Capital unos días después del terrible hecho. En la noche rosarina de los 70, atravesada por la violencia y el horror, las whiskerías estaban de moda y calle Maipú alojaba a varias de ellas. Rilke II fue una de aquellas tantas confiterías. Su trágico final resuena hasta el día de hoy en la memoria de la ciudad.