
Viernes 30 de Julio de 2010
Ocho embarazos y partos, ocho bebés asesinados. Y nadie se dio cuenta. Francia está conmocionada
por el caso de una mujer de 45 años que admitió haber matado a ocho de sus recién nacidos entre
1989 y 2006, el peor crimen de este tipo en el país en las tres últimas décadas.
La policía encontró los cadáveres de los pequeños enterrados en dos
jardines distintos, en el pequeño pueblo de Villers-au-Terte, de unos 650 habitantes y a 46
kilómetros al norte de París. “Eran gente normal”, contaban los vecinos, que se negaban
a creer lo que ocurrió a pocos metros de sus casas.
La mujer, Dominique Cottrez, es enfermera y tan corpulenta que apenas se
le notaban los embarazos. Su marido, Pierre-Marie, de 47 años, trabaja como carpintero. En el
pueblo está considerado como alguien servicial y además formaba parte del concejo municipal. Ambos
son miembros del comité de fiestas que organizaba un festejo para el próximo sábado, tienen dos
hijas adultas y dos nietos.
Durante los últimos años, el matrimonio vivió en la granja de los padres
de Dominique. Cuando éstos murieron, vendieron la propiedad y se mudaron al centro del pueblo.
Fueron los nuevos propietarios quienes hicieron el macabro descubrimiento, cuando cavaban una zanja
en el jardín: bolsas de plástico con huesos diminutos. Los investigadores determinaron que se
trataba de restos de dos bebés nacidos hace diez años.
Poco después, Dominique reconoció que eran sus hijos y que aún había más
cadáveres. “Explicó que no quería más niños y que tampoco quería buscar un médico para
recibir métodos contraconceptivos”, dijo ayer el fiscal tras haber sometido a la mujer a
interrogatorios.
Al parecer, el marido no sabía nada de los embarazos y asesinatos, como
aseguró su esposa. De momento sólo comparece como testigo y según fuentes de la investigación está
totalmente aturdido.
Trastorno. Según el psiquiatra Pierre Lamothe, familiarizado con este tipo de casos,
“alguien que hace eso siente posiblemente el deseo de quedarse embarazada pero no quiere dar
a luz”. El especialista explicó además que es habitual que las madres que matan a sus bebés
los entierren cerca de donde viven y se sorprendió de que ni la familia ni los vecinos se
percatasen de nada. “Uno se pregunta cómo pudo pasar en tantas ocasiones”, apuntó.
Hace tres años, en otro caso similar, fueron encontrados los restos de seis bebés en un
sótano en Francia. La madre reconoció luego haberlos matado y fue condenada a 15 años de prisión.
Dominique podría enfrentarse ahora a una pena de cadena perpetua.
La policía, alertada del hallazgo, utilizó perros entrenados para
realizar una búsqueda minuciosa en la casa de los padres de Dominique y en su domicilio actual,
donde encontraron otros seis cadáveres de bebés.
El fiscal dijo que se trata de “un caso fuera de todas las normas,
dada la cantidad de recién nacidos asesinados”.
El cura del pueblo, Robert Meignotte, encendió ocho pequeñas velas
frente al portal de entrada de la casa donde vivía la pareja. “Pienso en esos pequeños que no
pidieron nacer y que horas después fueron arrojados”, dijo el sacerdote. l