Irán ahorcó a dos hombres acusados de “blasfemia”, dentro de un aumento de las ejecuciones del régimen teocrático islámico que gobierna el país, y tras meses de masivas protestas por los derechos de las mujeres. Irán es el segundo país con más personas ejecutadas luego de China. Suma 203 en lo que va de este año, según el grupo Derechos Humanos en Irán (Iran Human Rights), con sede en Noruega.
Los dos hombres ajusticiados, Yousef Mehrad y Sadrollah Fazeli Zare, murieron en la prisión de Arak, en el centro de Irán. Fueron detenidos en mayo de 2020 y acusados de participar en un canal de Telegram llamado “Crítica de la superstición y la religión”, según la Comisión Internacional de Estados Unidos por la Libertad Religiosa. Los dos sufrieron confinamiento solitario durante meses y no pudieron contactar con sus familias.
La agencia de noticias del poder judicial iraní Mizan confirmó las ejecuciones y dijo que los dos hombres “habían insultado al profeta Mahoma y fomentado el ateísmo”. También los acusó de “quemar un Corán”, acusación que sin embargo no fue probada. Mahmood Amiry-Moghaddam, que dirige Derechos Humanos en Irán, denunció las ejecuciones y dijo que dejaban a la vista la “naturaleza medieval” de la teocracia iraní. “La comunidad internacional debe mostrar con su reacción que las ejecuciones por expresar una opinión son intolerables”, afirmó en un comunicado. “La falta de reacción de la comunidad internacional es una luz verde para el gobierno iraní y aquellos con la misma mentalidad en todo el mundo”.
Amnistía Internacional también condenó las ejecuciones. ”La ejecución de Yousef Mehrad y Sadrollah Fazeli Zare por ‘apostasía’ supone un nuevo golpe bajo para las autoridades iraníes y no hace sino aumentar la condición de paria de Irán”, escribió el organismo. “Fueron ahorcados únicamente por publicaciones en las redes sociales, en un grotesco atentado contra los derechos a la vida y a la libertad de religión” agregó.
Otros países islámicos, como Arabia Saudita, también contemplan penas de muerte por este “delito”. Pero ni la “blasfemia” y la “apostasía” no está contempladas en el código penal de las naciones democráticas. Irán es el segundo país que ejecuta a más personas en el mundo detrás de China, según Amnistía Internacional. En 2022, el número de personas ejecutadas en Irán aumentó 75% en relación al año anterior, informaron Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega, y Ensemble Contre la Peine de Mort (ECPM), en Francia. Al menos 582 personas fueron ejecutadas en 2022, un récord desde 2015, frente a las 333 en 2021. La reciente sucesión de ejecuciones, que ha incluido a miembros de minorías étnicas, se produce después de las protestas registradas durante meses por la muerte en septiembre de Mahsa Amini, de 22 años, luego de ser detenida y golpeada por la “policía de la moral” iraní. Al menos cuatro personas acusadas durante las masivas manifestaciones que despertó el crimen de Amini fueron ejecutadas. Las protestas, en las que murieron unas 500 personas y otras 19.000 fueron detenidas, fueron uno de los mayores desafíos a la dictadura iraní desde la revolución de 1979.
Expertos de la ONU han pedido a Irán que ponga fin a la persecución y el hostigamiento de las minorías religiosas y de las mujeres. Denuncian la política iraní de atacar las creencias o prácticas religiosas “disidentes”, incluidos los cristianos conversos y los ateos. Como se puede apreciar en la condena a muerte de los dos hombres ahorcados ahora, el “ateísmo” es un delito gravísimo para la dictadura iraní. Fue uno de los cargos que los condenaron a morir en la horca. En cuanto a la “apostasía”, que consiste en abandonar la religión de origen para optar por otra o por ninguna, solo es considerada delito -y no un derecho- en muchas naciones islámicas.