Sin embargo, hasta ahora sólo se han entregado por Covax dosis de Pfizer y AstraZeneca. Moderna ha acordado suministrar 500 millones de dosis a su "precio más bajo", pero la mayor parte no estará disponible hasta 2022.
Covax les había prometido a muchas naciones de Asia, Africa y América latina un acceso equitativo a las vacunas, pero no llegó nunca a ese objetivo. En muchos casos, los funcionarios de Covax ni siquiera contestaban el teléfono ni respondían a los correos electrónicos de altos diplomáticos que les preguntaban qué estaba pasando.
Uruguay y Libia, dos de los muchos damnificados
Uruguay fue uno de esos países. Su embajador ante las Naciones Unidas en Ginebra, Alvaro Moerzinger Pagani, dijo que su país compró vacunas a Covax pero no pudo hablar con los funcionarios de la organización. "Tal vez no tengamos los contactos", lamentó.
El embajador de Libia ante la ONU en Ginebra dijo que también se le cerraron las puertas. Covax "ciertamente no fue justo y no fue equitativo", dijo el diplomático, Tamim Baiou. Desesperados, los gobiernos de ambos países renunciaron a esperar sus compras de Covax e hicieron sus propios contratos con las empresas farmacéuticas, pagando así dos veces para tener los inmunizantes. Los mecanismos que Covax estableció, dijo el libio Baiou, no se ajustan a "lo que están promoviendo en el mundo" desde este consorcio público-privado.
Stat y la Agencia de Periodismo de Investigación revisaron documentos internos confidenciales y hablaron con funcionarios de dos docenas de países, muchos de los cuales describieron la frustración con Covax. Aunque están agradecidos por lo que Covax está tratando de hacer, describen las dificultades para obtener información del consorcio y la falta de información sobre cuándo llegarán las entregas, si es que lo hacen.
Covax fue descripto como "ingenuamente ambicioso" por un experto. Muchos países recibieron los envíos con meses de retraso y poca antelación, lo que llevó a las campañas nacionales de vacunación a un caos y a veces retrasó las segundas dosis, si es que las recibieron.
En algunos casos, las vacunas fueron entregadas cerca de su fecha de caducidad, así que fueron devueltas o desechadas después de que los gobiernos nacionales no pudieran distribuirlas a tiempo. Ante este panorama muchos países con recursos financieros se esforzaron por llegar a acuerdos con los fabricantes de vacunas directamente, pero entonces se encontraron "al final de la cola".
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Un grupo de funcionarios de Ecuador recibe una partida de vacunas enviada por Covax.
Muchos consultados por Stat hablaron con la condición del anonimato, por temor a que hablar abiertamente de sus experiencias con Covax perjudique sus relaciones con la organización.
Una de estas embajadoras de un gran país en vías de desarrollo al sur del Ecuador contó que en abril recibió un correo electrónico en el que se le informaba de que la siguiente entrega de Covax no iba a llegar. Muchos miles de vacunas gratuitas de Covax habían sido entregadas a médicos, enfermeras y ancianos a principios de 2021, pero no recibirían sus segundas dosis.
Durante las siguientes semanas, ella y sus colegas intentaron de todo para conseguir más vacunas. Llamó repetidamente a su coordinador de Covax, pero no la pusieron en contacto con los fabricantes y no pudieron decirle cuándo llegarían más vacunas. Intentó ponerse en contacto directamente con los ejecutivos de Covax sin éxito. Los funcionarios de su país incluso llamaron a sus homólogos de otros gobiernos para intentar negociar acuerdos, a pesar de la grave situación financiera del país. "Estábamos rogando por una respuesta".
La deserción de India, una clave
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El Serum Institute de la India era una pieza clave en la estrategia del Covax. Pero en marzo/abril de este año dejó de exportar su producción de vacunas Covishield, entre otras marcas.
Funcionarios de salud de varios países dijeron que esperaban algunos retrasos y confusión en medio de una pandemia, pero no hasta este punto. La abrupta caída del suministro de dosis a partir de marzo/abril se atribuye a la prohibición decretada por la India de las exportaciones de vacunas, lo que bloqueó al principal proveedor de Covax, el Serum Institute of India (SII). India es la mayor fabricante de vacunas del planeta. Argentina sufrió este corte, y no recibió partidas prometidas de Covishield, la marca india de AstraZeneca.
Sin embargo, Covax era consciente de los riesgos de este modelo. Un informe confidencial de Unicef de mediados de 2020 señalaba que la organización dependía en exceso de la fabricación india. "Deberían haber visto venir esto", dijo Hitesh Hurkchand, asesor del Programa Mundial de Alimentos de la ONU. "¿Dónde estaba su análisis de riesgo?"
Los críticos también acusan a Covax de dejar de lado a las organizaciones que representan a las naciones más pobres, negando la voz a los más desesperados. Muchas de las mismas preocupaciones se reflejan en una revisión encargada por las instituciones que conforman Covax. Destaca la "insuficiente inclusión y participación significativa" de los países de ingresos bajos y medios, las organizaciones de la sociedad civil y los representantes de la comunidad, y la preocupación de que Covax no esté haciendo lo suficiente para ampliar la producción de vacunas mediante medidas como la transferencia de tecnología.
En respuesta a este informe, Covax dijo que su iniciativa está abriendo nuevos caminos para facilitar el acceso a las vacunas contra el Covid-19 para todos, incluyendo la creación del "primer mecanismo de asignación global del mundo basado en los principios de equidad y justicia". Culpó a los fabricantes de la escasez de suministros y dijo que sus estimaciones sobre el número de dosis y la disponibilidad se basan en la información recibida de los fabricantes. "Debido a los retrasos en la liberación de las vacunas por parte de los fabricantes, no siempre ha sido posible notificar a los países con mucha antelación" sobre los suministros, dijo Covax.
Y reconoció que, "aunque el mecanismo funciona ahora a escala, los volúmenes puestos a disposición hasta la fecha son inaceptables". Pidió a los fabricantes y a los gobiernos "que den prioridad a Covax para que pueda acelerar urgentemente las entregas a los países que más necesitan las dosis".
Hasta ahora, Covax sólo ha entregado 300 millones de dosis, pero pretende distribuir 1.100 millones de vacunas en los próximos tres meses. Funcionarios de los países más pobres temen que este aumento repentino pueda sobrecargar sus sistemas sanitarios y hacer que se desperdicien vacunas. "Probablemente Covax sobrestimó la cantidad de vacunas que iba a obtener y la velocidad a la que iba a conseguirlas", dijo Mauricio Cárdenas, miembro del Grupo Independiente de Preparación y Respuesta ante una Pandemia de la OMS. "Y básicamente contaron esa versión a los países".
Un año y medio después del lanzamiento de Covax, la visión que presentó al mundo no se ha materializado. Muchos países del sur del mundo están experimentando una oleada tras otra de Covid-19 con la gran mayoría de sus poblaciones aún sin vacunar.
Buenas intenciones pero con mal diseño
En enero de 2020, en Davos, Seth Berkley y Richard Hatchett hablaban de la creciente crisis surgida en Wuhan, China. Berkley es director general de Gavi (The Vaccine Alliance), y Hatchett dirige la Coalition for Epidemic Preparedness Innovations (CEPI). La CEPI ya había hecho sus primeros tratos para financiar tres candidatas a vacunas contra el Covid-19, anticipándose a la emergencia mundial.
Después de presenciar la respuesta de la Casa Blanca a la epidemia de gripe A en 2009, cuando las naciones ricas se hicieron con los suministros de vacunas, Hatchett sabía que una reacción similar ante el Covid-19 significaría un desastre para gran parte del mundo. Para evitarlo, dijo a Berkley, tenían que "intentar crear un sistema globalmente inclusivo que atendiera las necesidades de todos".
Un mes después, Hatchett compartió una propuesta que se convertiría en Covax. Sería un programa integral que abarcaría desde el desarrollo de la vacuna hasta su distribución para todos los países del mundo. Al invertir en varias vacunas candidatas, Covax mejoraría las posibilidades de tener una vacuna exitosa. La compra de dosis al por mayor significaría que Covax podría negociar precios favorables.
Los países de ingresos altos y medios comprarían a Covax, mientras que los pobres recibirían vacunas gratuitamente, financiadas por donaciones de gobiernos ricos y organizaciones benéficas, para hasta un 20% de su población. Como centro de intercambio de información, Covax asignaría las vacunas de forma equitativa en todo el mundo. Este sistema podría establecerse de forma bastante sencilla, según la propuesta de Hatchett, "con suficiente voluntad política y financiación del sector público".
Pero Covax carecía de ambas cosas. Para que funcione se necesita la cooperación de los gobiernos ricos y una financiación de al menos 2.000 millones de dólares. Covax se lanzó formalmente en abril de 2020, como parte del citado "Acelerador del Acceso". Covax se encargaría de las vacunas, bajo la dirección de Gavi, CEPI y la OMS y UNICEF dirigirían los esfuerzos de distribución.
Ya en esta fase había dudas sobre el diseño de Covax. Els Torreele, entonces directora de la campaña de acceso a los medicamentos esenciales de Médicos Sin Fronteras (MSF), dijo que Covax parecía "diluido", rebajado a un simple mecanismo de asignación de stocks de vacunas.
En comentarios enviados a la CEPI a principios de abril, insistió en la necesidad de que Covax presionara para que los fabricantes aceptaran darle acceso a las vacunas si los ensayos tenían éxito, y para que se invirtiera inmediatamente en la infraestructura de fabricación de vacunas. También instó a Covax a rendir cuentas y a ser transparente con respecto a los contratos y los precios. "Pero está claro que el tren ha abandonado la estación", dijo, con una metáfora elocuente.
Una vez establecida, Covax sólo tenía una pequeña "ventana de oportunidad" para contratar antes de que los gobiernos nacionales comenzaran a comprar sus propios suministros de vacunas.
John-Arne Rottingen, científico noruego, funcionario y miembro de la junta directiva de Gavi, dijo que Covax perdió la oportunidad de inscribir a Europa a principios de 2020. Dijo que "tuvo un par de conversaciones con países en las que intentamos que formaran algún tipo de alianza", pero añadió que los gobiernos no estaban dispuestos a confiar en la idea de Covax.
Luego, en mayo de 2020, el gobierno de Donald Trump lanzó la "Operación Velocidad de Vuelo" ("Warp"), marcando la falta de voluntad de Estados Unidos para entrar en un colectivo global. "Los estadounidenses no querían jugar", dijo Torreele.
Covax dijo que nunca esperó que Europa y otros países de altos ingresos se abstuvieran de hacer acuerdos bilaterales, pero "preveía que se unirían como medida de mitigación de riesgos, dado que en el momento en que se diseñó Covax, todas las candidatas a vacunas no estaban probadas".
Pero "Covax era realmente defectuoso desde el principio", dijo Kate Elder, asesora de vacunas en la Campaña de Acceso de MSF. "Creo que era ingenuamente ambicioso".