En los últimos años, los calendarios de adviento dejaron de ser una tradición familiar vinculada a chocolates o pequeños regalos para transformarse en un fenómeno global que mezcla estética, consumo, sorpresa y ritualidad. Argentina no quedó afuera: las marcas locales y multinacionales lanzaron sus versiones pensadas como auto-regalo o como opción original de fin de año.
Sin embargo, este fin de semana, un video de TikTok encendió una discusión inesperada: una usuaria mostró el contenido de un calendario de una marca, que había comprado como parte de la experiencia navideña, y reveló que los productos incluidos no coincidían con el valor prometido ni con la expectativa generada por la campaña. El video se viralizó en pocas horas y abrió el debate sobre la calidad, la transparencia y el precio de estas propuestas que, en muchos casos, superan ampliamente el valor de un regalo tradicional.
Una tradición que volvió con fuerza y se adaptó al mundo beauty
El calendario de adviento —que nació como un juego para marcar la cuenta regresiva hacia la Navidad— se reconvirtió en una experiencia estética que combina emoción, sorpresa y consumo planificado. Hoy, su lógica es clara: abrir una ventanita por día, descubrir un producto nuevo y transformar la rutina en un pequeño ritual.
La tendencia pisa fuerte en Argentina porque: los consumidores buscan regalos más experienciales, las redes sociales amplifican el fenómeno y los creadores de contenido impulsan la compra mostrando aperturas diarias.
Pero esta misma lógica, que pone el foco en la experiencia, vuelve más sensible la percepción de estafa cuando el contenido no está a la altura.
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El caso viral: un calendario cuestionado por su contenido
La usuaria que grabó el video compró un calendario de una marca local y decidió abrirlo frente a cámara, tal como hacen miles de creadores en diciembre. A medida que avanzaba, la decepción se volvió evidente: una botella de agua de plástico, una lápicera, un anotador, todos productos de bajo costo, lejos del valor anunciado.
El video encendió un debate entre seguidores y consumidores que comparten una misma inquietud: ¿qué estamos pagando realmente cuando compramos un calendario de adviento?
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El video circuló en TikTok, Instagram y X, y motivó a otros usuarios a mostrar sus compras, tanto positivas como negativas. Para algunos, el problema es el marketing, para otros, la falta de regulación o estándares claros sobre qué debe contener un calendario.
Por qué son tendencia en 2025
Más allá del caso viral, los calendarios siguen siendo uno de los productos más buscados del fin de año. El motivo:
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permiten probar varios productos sin comprarlos por separado;
fusionan rutina, sorpresa y estética;
funcionan como auto-regalo accesible dentro del universo beauty;
son altamente compartibles en redes sociales.
Las claves de la temporada 2025: tonos rosados y corales, texturas glowy y fragancias frescas.
Los calendarios beauty se consolidaron como parte del “gifting experiencial”: más que un producto, ofrecen un proceso. Abrir una ventana por día, incorporar un hábito nuevo, sumar un paso a la rutina o preparar un look de fiestas hace que el regalo tenga continuidad.
Pero el caso viral muestra el otro lado del fenómeno: la decepción cuando la experiencia no coincide con lo prometido. En un contexto económico sensible, el consumidor analiza más que nunca la relación precio-calidad.