Cada dos horas una persona es diagnosticada con cáncer de tiroides en Argentina, cifra que ubica a este padecimiento como el octavo tumor más frecuente en el país, según datos difundidos por el Instituto Nacional del Cáncer (INC) y, dada su importante tasa de sobrevida, los especialistas hacen hincapié en la importancia de la detección temprana.
Según el último informe realizado por el Observatorio Global del Cáncer (Globocan) en el 2020 Argentina registró 130.878 casos nuevos de cáncer, de los cuales 22.024 (16,8 por ciento) corresponden a cáncer de mama y 15.895 (12,1%) a cáncer colorrectal.
Este sábado, 24 de septiembre, se celebra el Día Internacional del Cáncer de Tiroides, padecimiento que es el octavo más frecuente en nuestro país con 4.106 casos y que por su baja mortalidad y altas probabilidades de cura si es tratado a tiempo, es fundamental su detección temprana.
En este sentido, según los últimos datos difundidos por el Ministerio de Salud, se registran 4.100 casos por año, casi uno cada dos horas, con una tasa de mortalidad “baja” ya que las cifras oficiales advierten que causa unas 243 muertes al año (el 0,4% de todos los fallecimientos por tumores en el país).
La detección temprana de este tipo de tumores es fundamental dado que, tratados a tiempo, tienen una “tasa de curación”, por ello es necesario que “ante la presencia de algún nódulo palpable se consulte primero al médico de familia o clínico que indicará los estudios y la derivación correspondiente”, explicó en diálogo con Télam el oncólogo clínico Mariano Leiva.
Si bien la detección temprana es clave, para este tipo de tumores no se hacen estudios de rutina o de prevención porque, según el especialista “todos podemos tener algún nódulo en la tiroides y la gran mayoría de los casos suelen ser benignos”.
“Por eso no se hacen estudios periódicos de la tiroides, porque muchos de esos estudios podrían conducir a falsos temores o a punciones u otros estudios innecesarios, por eso se actúa una vez que se detecta algún nódulo palpable”, continuó.
El especialista en Tumores de Cabeza y Cuello/Tiroides del Instituto Alexander Fleming explicó que estos nódulos palpables pueden aparecer “en la región anterior que es donde está ubicada la tiroides o en las regiones laterales, que es donde puede haber ganglios linfáticos afectados por el tumor”.
La tiroides es una glándula en forma de mariposa ubicada en el cuello, encargada de secretar hormonas que participa en gran parte de las funciones básicas del organismo: neurológicas, cardíacas e intestinales y el mantenimiento de la temperatura del cuerpo, es por eso que cualquier alteración en la misma puede afectar a la salud integral.
Leiva consideró que este tipo de tumores “en general” tienen un “comportamiento bastante indolente, avanzan muy lentamente y son altamente curables, entonces no hay que tenerle temor, sino simplemente ocuparse” si se detecta alguna anomalía.
El especialista precisó que una vez detectada la enfermedad, el principal tratamiento es la intervención quirúrgica y explicó que “la inmensa mayoría de los casos son abordables por cirugía, es raro que un paciente se presente con un tumor de un tamaño tal que no permita ser operado”.
“El tratamiento inicial es la cirugía, lo que el especialista debe determinar es si se saca solo una parte de la tiroides o la tiroides completa y, en función del informe del análisis de esa muestra, uno debería tener en cuenta la necesidad de hacer algún tratamiento posterior que básicamente es yodo radioactivo”, apuntó el especialista.
Por su parte, Agustin Falco, oncólogo clínico, detalló que “existen tres formas de cáncer de tiroides de los cuales el cáncer diferenciado, originado en las células foliculares, es el más frecuente; con las variantes papilar y folicular, representan más del 95 por ciento de los casos”.
“A esto se suma el cáncer medular, que se origina en las células parafoliculares; y el anaplásico, que es una variante más agresiva, pero poco frecuente”, detalló el también especialista en Tumores de Cabeza y Cuello/Tiroides del Instituto Alexander Fleming.
Además, Falco advirtió que “es un tumor más frecuente en mujeres que en hombres, con una relación aproximada de 2.5 a 1” y que, si bien puede verse en personas “jóvenes y en pacientes añosos, la edad de presentación suele ser entre los 40 y 60 años”.
“No existen medidas específicas de prevención, aunque, como siempre se enfatiza, una vida saludable, evitando el consumo de tabaco, alcohol y el control médico periódico, permite la detección precoz y el mejor manejo de esta enfermedad”, apuntó el experto.