Dicen que el Go ("baduk" en coreano, "weichi" en chino) es el juego de mesa más antiguo, entre los que aún continúan sumando aficionados. El tablero de 19 líneas verticales por 19 horizontales donde alternadamente se agrupan las fichas ("piedras"), negras y blancas, tuvo su nacimiento en oriente hace más de 4.000 años. El objetivo es rodear la mayor parte del territorio de ese tablero, no sólo en grupos sino en múltiples. Y es una de las pocas batallas, donde las piezas negras juegan primero.
José Onega conoció apenas estos detalles del juego en el 2003 y con eso le alcanzó para participar de su primer torneo nacional en el 2007. Catorce años y mucha experiencia después, el hombre forma parte de la organización del Torneo Regional de Go, que se disputará el próximo domingo en la biblioteca popular Alfonsina Storni (de Ovidio Lagos 367). Allí, unos 15 jugadores se medirán por un lugar para participar del certamen argentino que se disputará en noviembre. Definitivamente, el juego oriental hundió raíces en Rosario: el club local es el más grande, después del de la ciudad de Buenos Aires, y su estrategia se enseña en la universidad.
El Go se basa en pocas reglas y muy sencillas que se relacionan principalmente con el uso del espacio de juego. El objetivo es "conquistar" territorios, para lo cual es necesario ocupar con fichas propias los puntos vacíos del tablero, rodeando las fichas de los rivales. La partida termina cuando los contrincantes están de acuerdo en que ninguno puede mejorar su posición, es decir, ganar más puntos.
Pero, pese a lo simple que parece, el Go es un juego complejo, mucho más que el ajedrez. Para sus aficionados, en términos matemáticos, se trata del juego más complicado del mundo ya que ofrece diez veces más opciones posibles por cada movimiento que el ajedrez.
Y como otros juegos de estrategia, favorece la capacidad de atención y concentración, contribuye al desarrollo de habilidades creativas y lógicas de razonamiento, refuerza la autoestima, ayuda a madurar vínculos y mejora el rendimiento escolar de los niños.
Un juego apasionante
Para quienes lo practica, el Go es un juego "apasionante". Sus mayores atractivos son tres: "reglas simples, su desarrollo complejo pero no difícil y las múltiples opciones de juego que se abren en cada jugada", afirma Onega, quien se presenta como analista de sistemas, jugador de mucha experiencia ("bastante mala pero mucha") y ex-ajedrecista.
El jugador es un ferviente promotor del juego y una de las caras conocidas del Club de Go de Rosario. La entidad local es la que mayor cantidad de adeptos reúne, después de la ciudad de Buenos Aires: son unos 35, de los cuales desde que se habilitó la práctica, alrededor de veinte se reúnen, puntualmente, todos los jueves a partir de las 20 en largas partidas.
La institución forma parte de la Asociación Argentina del juego de Go (AAGO), que ya cumplió 53 años. La asociación organiza todos los años el campeonato nacional del juego y, el próximo domingo, aficionados de Rosario se disputarán la plaza disponible para representar al país en el 1º Circuito Latinoamericano de Campeonatos de Weiqui, organizado por la Asociación China de Weiqui (WCA por sus siglas en inglés) junto con la Federación Iberoamericana de Go (FIG) y la AAGO.
Estos torneos tendrán sede en varios países de Latinoamérica donde los mejores jugadores representarán a sus respectivas naciones.
En la Universidad
El milenario juego oriental no sólo gana aficionados en grupos de amigos o entre las personas que se acercan a la biblioteca Storni. El año pasado también llegó a la Universidad, de la mano de un curso sobre juegos de ingenio que se realiza en la facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.
Se trata de seis encuentros donde se abordan tácticas y estrategias de ajedrez, de Go y de Scrabble. Los primeros encuentros fueron a fin del año pasado. Se repitieron en junio y el mes próximo comenzará la tercera cohorte.
Las clases están destinadas exclusivamente a aficionados, por lo cual no es necesario tener conocimientos previos. Pero los encuentros prometen convertirse en una oportunidad para acercarse a nuevas formas de entretenimiento, sobre las que siempre se puede seguir aprendiendo.