El Papa Francisco pidió este sábado que Europa asuma la “responsabilidad” de afrontar la inmigración que llega a través de la ruta marítima del Mar Mediterráneo y, al cerrar una visita a la ciudad portuaria francesa de Marsella, reclamó que el continente garantice “un amplio número de entradas legales y regulares” de personas en cooperación con los países de origen.
En el segundo y último día de una visita a la ciudad portuaria francesa centrada en la migración, el pontífice les pidió a los países europeos que no busquen “salvarse a sí mismos” e insistió con los pedidos de recepción hacia las personas que buscan llegar al continente, al tiempo que rechazó de plano que la oleada migratoria de los últimos años sea “una invasión”, como pregonan los partidos de ultraderecha.
El Papa cerró así una visita con la que buscó enviar un mensaje a Europa en medio de las tensiones por las cuotas de acogida y la sobrepoblación de las estructuras receptivas en países del sur del continente como Italia, y en la que también dio un respaldo a las ONG’s que rescatan a náufragos.
Durante su estadía en Marsella, el Papa se reunió media hora a solas con el presidente francés Emmanuel Macron, en un encuentro marcado por el inminente proyecto de París para legalizar la eutanasia y el suicidio asistido, dos prácticas rechazada por el Vaticano, además de por otras preocupaciones comunes como la inmigración y la guerra en Ucrania.
“Durante su cuarto encuentro, los dos jefes de Estado pudieron conversar de cuestiones internacionales y de las zonas de crisis actuales, como la situación en Ucrania, África y Nagorno Karabaj. También hablaron de Argentina, país de origen del Papa”, indicó el Gobierno francés en un comunicado.
Luego, Macron asistió a la misa con la que el Papa culminó la visita en el estadio Velódromo local.
“Marsella tiene un gran puerto y es una gran puerta que no se puede cerrar. Varios puertos mediterráneos, en cambio, se han cerrado”, lamentó el pontífice al participar en el foro“Encuentros Mediterráneos” sobre inmigración junto a obispos y jóvenes.
En un marco de renovadas tensiones dentro de la Unión Europea por las cuotas de recepción de las personas que llegan por vía marítima, Francisco lamentó que “dos palabras han resonado, alimentando los temores de la gente: invasión y emergencia”. “Quien arriesga su vida en el mar no invade, busca acogida”, planteó.
“En cuanto a la emergencia --prosiguió--, el fenómeno migratorio no es tanto una urgencia momentánea, siempre oportuna para agitar la propaganda alarmista, sino una realidad de nuestro tiempo, un proceso que involucra a tres continentes en torno al Mediterráneo y que debe ser gobernado con sabia clarividencia: con una responsabilidad europea capaz de afrontar las dificultades objetivas”, reclamó.
Comisión Europea
La semana pasada, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, había reclamado una “responsabilidad común” a nivel continental para gestionar la masa de personas llegadas por vía marítima al visitar la isla italiana de Lampedusa, en donde las autoridades denuncian una situación de sobrepoblación de las estructuras receptivas por la negativa del resto de los países a cumplir con el sistema de cuotas.