La destituida presidenta de izquierda Dilma Rousseff partió de Brasilia para instalarse en Porto Alegre, la ciudad donde tiene su casa y desde donde promete dar batalla contra su sucesor, Michel Temer.
La destituida presidenta de izquierda Dilma Rousseff partió de Brasilia para instalarse en Porto Alegre, la ciudad donde tiene su casa y desde donde promete dar batalla contra su sucesor, Michel Temer.
Seis días después de ser removida definitivamente del poder por el Senado, Rousseff, abandonó el Palacio de Alvorada, la residencia oficial de los presidentes, en la meseta del Planalto, rodeada por un centenar de militantes y varios ex ministros y legisladores. La ex presidenta bajó de su auto y pisó el asfalto, previamente regado de pétalos rojos y amarillos por los militantes del Partido de los Trabajadores (PT). Con anteojos ahumados en un día de sol fuerte, Dilma recibió besos, globos en forma de corazón y rosas.
La ex mandataria partió hacia Porto Alegre en un avión de la fuerza aérea. Sus objetos personales, al parecer cuantiosos, serán transportados en cuatro camiones. "Estoy muy triste, muy triste, sintiendo que el país va a quedar un poco huérfano", dijo Cecilia Monteiro, una jubilada de 56 años.
Rousseff, elegida en 2010 y reelecta en 2014, perdió su mandato tras un juicio político de nueve meses, por la manipulación de las cuentas públicas, pero conservó sus derechos políticos, lo que le deja la puerta abierta a una eventual candidatura en 2018. En una entrevista publicada este martes por el diario francés Le Monde, Rousseff dijo que evaluaba presentarse a un cargo electivo en los comicios generales de 2018. "Reflexiono (sobre eso)", declaró.
La Constitución brasileña impide ejercer más de dos mandatos seguidos. Pero según su abogado, podría volver a presentarse incluso para el cargo de presidente. Rousseff fue recibida en Porto Alegre, la ciudad donde forjó su carrera política, con un acto que fue también el primero como opositora a Temer, su ex vicepresidente. Rousseff y el PT no reconocen legitimidad al juicio político y hablan constantemente de "golpe de Estado". "Dilma va a resistir al golpe. Esa será su prioridad", declaró Miguel Rossetto, ex ministro de Trabajo y Previsión Social. Pero lo cierto es que la destitución de Rousseff fue factible porque se había vuelto muy impopular y durante su largo proceso de "impeachment" no logró capturar la simpatía de la población. Las marchas de apoyo a Dilma sólo recuperaron masividad el pasado domingo, cuando ya había perdido el poder.
El PT apuesta a capitalizar la impopularidad del programa de ajuste de Temer, para presionar por un adelanto de las elecciones presidenciales de 2018. Pero es difícil que el muy deteriorado PT, luego de 13 años de gobierno y numerosos escándalos de corrupción, pueda proponerse como alternativa. Significativamente, ayer Lula no se hizo ver en todo el periplo de salida de Rousseff, ni en Brasilia ni en Porto Alegre.Lula también está muy golpeado por los casos de corrupción.
Por Hernán Cabrera
Por Andrés Abramowski