Washington.— El presidente de EEUU, Barack Obama, anunció ayer un plan de
75.000 millones de dólares para evitar que nueve millones de familias pierdan sus casas por no
poder pagar sus créditos hipotecarios, un día después de promulgar una histórica ley de estímulo
económico.
Obama afrontó una de las principales causas del actual colapso financiero de su
país con un esperado plan, destinado a frenar una ola de ejecuciones hipotecarias, por la cual
10.000 familias de clase media se quedan sin vivienda cada día, según estimaciones oficiales y
privadas.
"Ayudaremos a entre siete y nueve millones de familias a reestructurar o
refinanciar sus créditos para que puedan evitar la ejecución hipotecaria", prometió el presidente
al anunciar su iniciativa en Phoenix, Arizona, uno de los Estados más golpeados por la crisis
inmobiliaria.
El plan incluye tres partes principales, explicó Obama. La primera es un
refinanciamiento de los créditos para entre cuatro y cinco millones de "propietarios responsables",
a fin de que esta disminución de los intereses les permita afrontar mejor los pagos mensuales de
sus hipotecas.
La segunda es una iniciativa de 75.000 millones de dólares para quienes no
pueden pagar sus créditos, pero que adeudan más que el valor actual de sus casas, en virtud de la
caída de los precios de las propiedades desde que estalló la crisis, el año pasado.
Finalmente, en tándem con el anuncio presidencial, el Departamento del Tesoro
comunicó que doblará la ayuda financiera a las compañías de crédito inmobiliario Fannie Mae y
Freddie Mac hasta un total de 200.000 millones para cada una, en un esfuerzo por estabilizar el
estado real del sector.
Efecto dominó. "Los efectos de esta crisis también repercutieron en los mercados
financieros", dijo Obama durante un acto en un colegio secundario de Phoenix. "Cuando el mercado
inmobiliario colapsó, también lo hizo la disposición de crédito de la que depende nuestra
economía", agregó.
El mandatario aclaró que los beneficios sólo serán para quienes corren riesgo de
perder su única vivienda, y no para aquellos inversores que poseen tres, cuatro o más.
El presidente anunció su iniciativa luego que dos bancos estadounidenses,
JPMorgan Chase y Citigroup, y los gigantes Fannie Mae y Freddie Mac —las principales
compañías de crédito inmobiliario del país— acordaron la semana pasado suspender las
ejecuciones y embargos.
Escepticismo. El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, dijo a la prensa que
esperaba que el plan funcione rápidamente para ayudar al mercado inmobiliario, y que eso
estimularía los esfuerzos para restaurar la salud del sistema financiero. Pero los mercados
reaccionaron al plan con escepticismo.
Las acciones estadounidenses caían en las operaciones de comienzos de la tarde.
Más temprano, el índice de construcción de viviendas del Dow Jones perdió casi un 2 por ciento.
Según estimaciones, cerca de 10.000 familias estadounidenses pierden a diario
sus casas por no poder afrontar sus hipotecas. Más de 2,3 millones de propietarios enfrentaron
ejecuciones hipotecarias el año pasado, un 87 por ciento más que en 2007, y analistas dicen que el
número podría llegar a los 10 millones en los años venideros, dependiendo de la severidad de la
recesión.
Por el piso
Las construcciones de casas nuevas en EEUU cayeron a mínimos históricos en
enero. Los constructores pospusieron sus planes debido a una superabundancia de viviendas sin
vender y a una baja en la demanda. El deterioro de la economía provocó un alza en el desempleo y
contribuyó a la avalancha de ejecuciones hipotecarias.