Pekín. — El jefe de Estado y del Partido Comunista de China, Hu Jintao, defendió ayer su legado tras diez años en el poder y aseguró que durante su mandato se consiguieron "éxitos históricos", si bien alertó a la vez del peligro que constituye para el futuro la lacra de la corrupción. En opinión de Hu, que habló ante unos 2.300 delegados en la inauguración del XVIII Congreso del Partido Comunista que inició el proceso para el traspaso de poder a una nueva generación, la lucha contra la corrupción es una cuestión de vida o muerte. "Si no tratamos correctamente este problema, podría resultar fatal para el partido y hasta desencadenar el colapso del mismo y del Estado", advirtió tras los recientes escándalos que salpican cúpula del poder. Hu urgió a altos cargos a "reforzar la supervisión sobre sus familias y subalternos", que nunca deben "buscar ningún privilegio".
Al cierre del congreso, que se celebra cada cinco años, se producirá el recambio en la dirigencia china. Al frente de la "quinta generación de líderes" estará el hoy vicepresidente Xi Jinping, de 59 años, quien sucederá a Hu Jintao, diez años mayor.
Hu no hizo mención directa a la reciente caída en desgracia del líder regional y miembro del Politburó Bo Xilai, ni sobre el ministro de Ferrocarriles Liu Zhijun, destituido también por corrupción y abuso de poder. Sin embargo, subrayó que el país le presta "una gran atención" a la lucha contra la corrupción y la integridad política de sus líderes. A la apertura del congreso en el Gran Salón del Pueblo asistieron los influyentes ex dirigentes Jiang Zemin, ex jefe de Estado de 86 años, y el ex primer ministro Li Peng, de 84 años.
Escándalos políticos. En sus palabras de despedida, Hu defendió su herencia política de los críticos que hablan de la falta de reformas políticas y económicas e incluso de una "década perdida" para China. El país creció en estos años hasta convertirse en la segunda mayor economía del mundo y ha conseguido "nuevos éxitos históricos", afirmó. China enfrenta "tanto posibilidades sin parangón para su desarrollo como riesgos y desafíos hasta ahora desconocidos", añadió.
Además, volvió a repetir una de sus premisas, que China no copiará el modelo político occidental. El partido "dará todo el espacio a la fortaleza del sistema político socialista" y aprenderá de los logros políticos y culturales de otras naciones, pero "nunca copiará el modelo del sistema político occidental", aseguró Hu.
Tras años de un crecimiento desmedido, el presidente dijo que el desarrollo económico se debe hacer "más equilibrado, coordinado y sostenible". Hay que acelerar el cambio hacia un nuevo modelo que se base menos en las exportaciones e inversiones. A cambio se deberá estimular la demanda interna, dijo Hu.
Debido a la crisis económica mundial, la expansión de China se reducirá en el tercer trimestre de este año al 7,4 por ciento, tras dos décadas de un promedio del 10 por ciento. Pero pese al descenso en el ritmo de desarrollo, el saliente jefe de Estado y del Partido prometió en su discurso de hora y media a los chinos una duplicación de sus ingresos per cápita para el año 2020. También indicó que el rendimiento económico de China se duplicará para esa fecha.
Es la primera vez que el PCC hace promesas concretas sobre crecimiento e ingresos.
Recambio generacional. Al final del Congreso, el 14 de noviembre, los delegados decidirán la conformación de un nuevo Comité Central. Un día después, este poderoso organismo integrado por 370 miembros realizará su primera sesión en la que aprobará el nuevo Buró Político y su Comité Permanente. Cerca de dos tercios de la vieja cúpula partidaria dimitirá, según estiman expertos, para darle lugar a la nueva generación encabezada por Xi Jinping. El congreso se ve opacado por una serie de escándalos que han provocado una crisis en la dirigencia.
Además de los de Bo Xilai y el ministro de Ferrocarriles, la agencia Bloomberg publicó en junio que la familia de Xi Jinping ha acumulado acciones y otros valores por cientos de millones de dólares, mientras que el New York Times acaba de revelar el mes pasado que según sus investigaciones de documentos públicos la familia del premier, Wen Jiabao, posee una fortuna de 2.700 millones de dólares.
La cita se celebra con las medidas de seguridad más estrictas desde los Juegos Olímpicos de 2008. Unos 800.000 voluntarios desplegados en las calles de Pekín apoyan a decenas de miles de policías, paramilitares, y fuerzas de seguridad.
A lo bonzo
Otros seis tibetanos se quemaron a lo bonzo en protesta contra el dominio chino sobre el Tíbet, muriendo al menos dos de ellos. Desde 2009 se inmolaron más de 60 tibetanos como forma de protesta. El Dalai Lama, jefe espiritual del Tíbet, llamó a la futura dirigencia china a cambiar de métodos y a hacer cesar "la censura y las brutalidades".