La crisis de la coalición del gobierno italiano que abrió este miércoles el pequeño partido de Matteo Renzi, Italia Viva, crea un futuro incierto y causa indignación entre los italianos, que no comprenden que la clase política italiana tan aficionada a estos juegos de palacio, les dé prioridad sobre la pandemia y la crisis económica que ha generado. Es sobre este sentimiento ciudadano general que el premier Giuseppe Conte apuesta para doblegar al peligro Renzi, un ex primer ministro que renunció al Partido Democrático (PD, centorizquierda), que apoya al gobierno junto con el Movimiento 5 Estrellas, y hasta el miércoles, con otros dos partidos menores, uno de ellos Italia Viva. Ahora igualmente se abre un laberíntico proceso político-institucional, que bien puede terminar en nuevas elecciones o en la confirmación de Conte como premier con una mayoria ampliada al centro, que deje afuera al pequeño partido de Renzi.
El miércoles, Renzi retiró del Ejecutivo a sus dos ministras e inició así la crisis de manera formal. Es una crisis de muy difícil solución, que nadie entiende y que daña la imagen de Italia, porque se produce, además, en el peor momento posible, en medio de la pandemia que ha causado 80.326 muertos y 2.319.036 contagiados. Las encuestas dicen que una gran mayoría del país quiere estabilidad para hacer frente a la grave crisis económica y a la emergencia sanitaria.
Pero Matteo Renzi es un exponente de la política italiana, pese a que hizo fortuna al presentarse hace unos años como su antítesis. Su gobierno cayó al rechazar su propio partido de entonces, el PD, una reforma constitucional muy ambiciosa. Renzi vive desde entonces en una suerte de guerrilla permanente contra sus antiguos compañeros del PD y sus eventuales aliados, en la actualidad, el M5E. Por este impulso personal Renzi desoyó al mismo presidente de la República, Sergio Mattarella, para evitar la ruptura de la coalición en estos críticos momentos. Resulta paradójico que Renzi, que arengaba cuando era premier contra los pequeños partidos porque complicaban la gobernabilidad del país al imponer "la dictadura de una minoría", haya hecho justamente lo que denunciaba. Con su minúsculo partido Italia Viva (las encuestas le dan menos de un 3% de votos), fundado en septiembre 2019 al desgajarse del Partido Democrático, del que fue líder político, Matteo Renzi abre una crisis que la gran mayoría de los italianos, el 70% considera "una locura", creando "rabia, preocupación y desconcierto", según una encuesta del diario La Stampa. El mismo sondeo señala una escala muy clara de las prioridades del país: en primer lugar, el relanzamiento de la economía nacional (22,2%), con especial atención al trabajo y el empleo (24,8%), junto a la emergencia sanitaria del Covid-19 (17, 2%).
Para justificar la apertura de la crisis, Matteo Renzi atacó al primer ministro, Giuseppe Conte, calificándolo de "inadecuado" para guiar a Italia en una fase crucial de su historia, cuando se ha presentado una oportunidad única que seguramente no volverá, la llegada de enormes recursos europeos (unos 220.000 millones de euros), que deben servir para modernizar un país con fallas crónicas y estructurales.
La inestabilidad italiana es motivo de grave preocupación en la Unión Europea, porque este país recibirá la mayor partida de fondos europeos y se teme que no sepa aprovecharlos. Su pasado no ofrece garantías: Italia no ha sabido gastar a lo largo de los años las ayudas europeas. Precisamente, una de las críticas fundamentales de Renzi a Conte ha sido la de que su proyecto del Fondo de Reconstrucción europeo se limita a recuperar viejos planes, para alimentar el clientelismo y crear consenso electoral, sin contar con el control del Parlamento.
El presidente Mattarella pidió una rápida solución de la crisis, pero es muy difícil imaginar una mayoría gubernamental diversa a la actual. Renzi y Conte mantienen una lucha personal y política. "Le hizo un daño grave al país, la renuncia me fue anunciada con un correo electrónico", detalló, mientras la dirección del Partido Democrático atacaba al líder de Italia Viva: "Renzi solo quiere destruirnos; ha hecho un grave daño a Italia. El objetivo claro de Renzi ha sido eliminar políticamente a Conte. El político más impopular de Italia (Renzi) pretende acabar con el más popular (Conte)", remachó el ex primer ministro Massimo D'Alema.
Muchas alternativas
Aunque los escenarios son muchos, dada la complejidad del sistema institucional italiano, las alternativas más cercanas serían dos o tres. La primera, una coalición con centristas sin partido y sin los "renzianos". Conte tendría que sumar votos de los llamados "responsables", un grupo autónomo de legisladores de centroderecha que se han desprendido de sus partidos de referencia. El partido de Berlusconi, por el momento, se ha negado a cualquier operación política desacoplada del resto del centroderecha. Otro partido, el del ex democristiano Mattarella, espera la dimisión del primer ministro para sacar tajada de una nueva asignación de carteras en el gabinete y luego sí ir a las Cámaras para recibir un voto de confianza.
Conte podría "subir a la Colina", como se llama en Italia a la ceremonia en que el jefe del Ejecutivo llega al palacio del presidente de la República. Allí renunciaría en manos del jefe de Estado. En ese momento se abrirían dos caminos. Uno, es el apenas mencionado: un nuevo nombramiento del propio primer ministro saliente. Conte regresaría al Parlamento con un nuevo equipo de gobierno y pediría un voto de confianza.
Hay otra opción en el menú: Conte no dimite, asume interinamente los dos ministerios (Agricultura y Familia) que ha dejado Italia Viva y se toma tiempo para aprobar algunas medidas en el Parlamento, como el Fondo de Reconstrucción; mientras tanto, negocia para formar un grupo en el Senado que sustituya a los 18 senadores de Italia Viva que perdió. Aquí entrarían en juego los llamados "responsables". Pero Conte no podría alargar mucho el tiempo, porque la oposición podría presentar una moción de censura y decretar su final.
En ese caso, se le buscaría sustituto a Conte y aquí surge la figura de Dario Franceschini, actual ministro de Cultura, un posible candidato bien visto por Renzi. El nuevo gobierno tendría la misma mayoría: Partido Democrático, M5E, Libres e Iguales e Italia Viva. Pero hay mas opciones, como un gobierno de unidad nacional. Teniendo en cuenta el caos y la confusión política actual, es difícil encontrar alguien de alto nivel dispuesto a hacerse cargo del gobierno. Se habla del ex presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. Una última posibilidad si todas esas fallan es un gobierno interino que lleve al país a nuevas elecciones en mayo o junio. Este mes es el último en que se podría ir a las urnas, pues a partir de junio comienza el "semestre blanco", los últimos seis meses del mandato del presidente de la República, durante el cual el jefe del estado no puede disolver las cámaras. Pero más del 70 % de italianos, según las encuestas, no desean el voto anticipado. Los expertos consideran que sería una locura una campaña electoral en medio de la pandemia. Pero claro, se habla de Italia.