El mismo día la Unión Europea (UE) amenazó con sancionar a los países del bloque que no apliquen correctamente las leyes regionales para los solicitantes de asilo, principalmente el Acuerdo de Dublin, que establece que el primer país a donde llega el refugiado es el que debe encargarse de procesar su solicitud.
Dos de ellos sin dudas son Italia y Grecia, los dos grandes puertos de entrada de los refugiados en Europa que, colapsados y sumidos en una profunda crisis económica, han optado por abrir sus fronteras hacia la UE y dejar que los refugiados continúen su viaje y pidan formalmente asilo político en otro país miembro del bloque.
Algo similar decidió el gobierno de Hungría.
Cerca de 400 refugiados e inmigrantes llegaron ayer a Baviera, en el sur de Alemania, y otros 3.650 a Viena, una parada previa en el camino al territorio germano. En ambos casos partieron en trenes desde la estación central de Budapest.
“Permitirles que simplemente tomen un tren en Budapest y mirar cómo se los llevan al vecino, eso no es política”, se quejó hoy el canciller austríaco, Werner Faymann, en diálogo con el canal de televisión estatal ORF, citado por la agencia de noticias EFE.
Esta flexibilización del Acuerdo de Dublin ha provocado un aumento dramático en el número de demandantes de asilo en los países nórdicos -Alemania estimó recientemente que recibirá la cifra récord de 800.000 demandas este año- y, en consecuencia, trasladó la urgencia política a esos Estados industrializados y ricos.
Por eso, ante la renovada presión de algunos de estos países del norte de Europa, Hungría canceló hoy los servicios ferroviarios desde y hacia la principal estación de Budapest y evacuó a cientos de migrantes o refugiados que intentaban abordar trenes con destino a Austria y Alemania, el ansiado destino de su largo viaje para escapar de la guerra, represión estatal o la pobreza en Medio Oriente, Asia o África.
Al grito de “¡Libertad!, ¡Libertad!”, cientos de refugiados se juntaron afuera de la estación tras haber sido desalojados por la fuerza en un operativo que duró una hora, y en lugar se les sumaron varios cientos de migrantes más en lo que se ha tornado una zona de tránsito y lugar de refugio para los solicitantes de asilo.
Una hora después del cierre, la estación de Keleti fue reabierta por las autoridades, pero la policía seguía impidiendo el acceso a los refugiados, informó la agencia de noticias húngara MTI.
Al caer la noche, familias y grupos de refugiados se prepararon a pasar la noche en la calle, frente a la estación de tren. Según informó la cadena de televisión CNN, muchos de ellos pidieron a los periodistas que pasaran la noche con ellos para evitar que grupos de extrema derecha o la policía intentaran desalojarlos o reprimirlos.
Toda la jornada de hoy fue tensa en Budapest, el nuevo epicentro de una crisis de refugiados que no para de crecer y de explotar en distintos puntos del continente.
Más temprano, se vivieron escenas de caos y se registraron trifulcas cuando cientos de refugiados se abalanzaron sobre un tren que estaba a punto de salir hacia Viena y Munich, pero fueron frenados por la policía, que argumentaba que no tenían documentos de viaje válidos.
Las corridas y los apretujones provocaron momentos dramáticos, especialmente entre las familias que viajaban con varios niños pequeños o con personas con capacidades disminuidas.
Estas escenas desesperantes se han repetido una y otra vez en los distintos puntos de la ruta que recorren los refugiados a través de Europa.
Hoy, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó que 351.000 refugiados e inmigrantes llegaron en lo que va del año a Europa por el Mediterráneo, ya sea por la ruta que va desde Libia a Italia o Grecia, la más peligrosa, o la que va de Turquía a Grecia, para continuar luego por tierra hacia Macedonia, Serbia y Hungría, llamada de los Balcanes.
En esa ruta de los Balcanes, Hungría es el primer país de la UE y del espacio de libre circulación que comparten 26 países europeos. Sin embargo, la mayoría de los refugiados quieren seguir viaje hacia países más ricos, como Alemania, Austria o Suecia.
La OIM ya registró al menos 2.643 refugiados muertos en lo que va del año, tanto en el Mediterráneo como dentro del continente europeo.
De las víctimas fatales, 2.535 se registraron en la travesía desde Libia, 85 en la ruta de los Balcanes y 23 en la frontera entre Marruecos y los enclaves españoles norafricanos de Ceuta y Melilla, según señaló hoy la organización internacional.
El gobierno húngaro anunció hoy que el primer ministro, el conservador Viktor Orban, se reunirá el jueves próximo en Bruselas con la cúpula de la UE para tratar sobre la crisis.
Orban dijo que se entrevistará con los presidentes de la Comisión Europea (CE), el luxemburgués Jean-Claude Juncker, del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, y del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz, informó un portavoz del gobierno magiar.
Además, el viernes, Orban tiene previsto participar en una cumbre que celebra el Grupo de Visegrado sobre el mismo tema y cuyos cuatro miembros -Hungría, Polonia, Eslovaquia y la República Checa- rechazan la propuesta de la CE de establecer cuotas para repartir en toda la UE el número de refugiados.
Se trata de una serie de reuniones preparatorias para la cumbre de ministros del Interior de la UE del próximo lunes 14 de septiembre.
En esta cumbre Alemania quiere concretar la puesta en marcha de una única política de otorgamiento de asilo político para el bloque, un sistema de cuotas para que todos los Estados miembros absorban a los cientos de miles de refugiados recién llegados y una lista de países seguros a los que se podrá deportar a aquellos que no cumplan los requisitos de refugiados.