Un grupo de expertos internacionales que estudia las causas de la muerte del poeta chileno Pablo Neruda concluyó ayer en Santiago que el deceso no fue causado por un cáncer de próstata, sino probablemente por una toxina. Los especialistas recomendaron nuevos análisis para llegar a una conclusión definitiva. Se esperaba que estos estudios despejaran la histórica duda de si Neruda había muerto por causas naturales o había sido envenenado por la dictadura militar de Augusto Pinochet, hace 45 años. Pero la posibilidad de un eventual atentado sigue en duda. "No tenemos la determinación de que, efectivamente, hubo intervención de terceros, sino que tenemos la posibilidad de que sí hubo intervención de terceros", dijo Mario Carroza, el juez a cargo del caso, tras recibir ayer las conclusiones de los 16 expertos de España, Francia, Dinamarca, Estados Unidos, Canadá y Chile.
Uno de los peritos, el español Aurelio Luna, señaló que "lo que es rotundamente cierto, al cien por ciento, es que el certificado (de muerte de Neruda) no refleja la realidad del fallecimiento". El documento de defunción expedido por la clínica Santa María, donde fue internado días después del golpe militar que derrocó a su amigo, el presidente socialista Salvador Allende, señalaba que el poeta había fallecido el 23 de septiembre de 1973 víctima de una caquexia cancerosa (falta de apetito, debilidad y pérdida de peso, entre otras,) derivada de un avanzado cáncer de próstata. "Del análisis de los datos, no podemos acertar que el poeta se encontrara en una situación (...) de muerte inminente" al momento de ingresar a la clínica, añadió Luna. "Si todo va bien, en el plazo de un año tendríamos una respuesta concreta y clara a los estudios de genómica bacteriana. En función del perfil genómico, si se tratara de una bacteria que se cultivó en un laboratorio, es evidente que estaríamos ante la intervención de un tercero y que se había administrado con una finalidad criminal la bacteria al cuerpo (del poeta)", afirmó. Las conclusiones del trabajo de los expertos fueron entregadas al juez Mario Carroza, quien había ordenado el 8 abril de 2013 la exhumación del cadáver de Neruda para despejar las dudas sobre su muerte. Las diligencias fueron ordenadas en base a una querella presentada por el Partido Comunista, formación en la que militaba el poeta, fallecido a los 69 años. El abogado querellante en el caso, Eduardo Contreras, dijo no tener dudas de que el Nobel de literatura 1971 fue ejecutado por el régimen castrense. La tesis del asesinato fue respaldada, entre otros datos, por declaraciones del asistente y chofer de Neruda, Manuel Araya, quien lo acompañó hasta los últimos minutos de su existencia. "Estuve con él y sé que alrededor de las cuatro de la tarde de ese día (el de su muerte) le pusieron una inyección en el estómago. Me dijeron que era dipirona para el dolor", según declaró a medios locales. Horas más tarde, Neruda fallecía en la clínica, a la que había ingresado el 19 de septiembre 1973. Neruda, que además de escritor era militante comunista, murió doce días después del golpe militar de Augusto Pinochet, que derrocó y llevó al suicidio a su amigo, el presidente Salvador Allende. Al día siguiente partiría al exilio a México a bordo de un avión que lo esperaba en el aeropuerto internacional de Santiago, repleto de izquierdistas acogidos por el gobierno mexicano para refugiarlos.
El certificado de muerte emitido por la clínica Santa María estableció que lo mató esta alteración derivada de un cáncer prostático. Sin embargo, el ex embajador de México en los setenta en Chile, Gonzalo Martínez Corbalán, fallecido el pasado domingo 15 de octubre, dijo en dos ocasiones que el poeta jamás presentó síntomas de caquexia y que la última vez que lo vio fue un día antes de su muerte, cuando su peso corporal bordeaba los 100 kilos. El periodista brasileño Frederico Fullgraf descubrió fotos tomadas por su colega Evandro Teixeira a Neruda recién fallecido, mientras su viuda y su hermana lo acomodan en su ataúd. Se observa un poeta corpulento, sin apariencia de desnutrición. Esta no es la primera vez que los restos del poeta son exhumados, ya que en 2013 se ordenó llevar a cabo un peritaje para investigar las causas de su muerte. Actualmente y después de ser exhumados, los restos descansan en una tumba en Isla Negra, un balneario sobre el Pacífico, a 120 kilómetros de Santiago, donde el poeta tenía una de sus viviendas.