España se despidió ayer de Adolfo Suárez con un sentido mensaje al que fue el primer jefe del gobierno de su democracia: "Gracias, presidente". La frase se escuchó (y se vio) a lo largo de todo el recorrido del cortejo fúnebre que avanzó por el centro de Madrid, pero también en las calles de la pequeña ciudad de Avila, lugar donde fue enterrado. En la capital española, miles de personas se congregaron desde primera hora de la mañana frente a la entrada principal del Congreso de los Diputados, abierta solo en ocasiones especiales, para presenciar la salida del féretro del ex presidente a hombros de militares.
Terminaban así 24 intensas horas de homenaje en la capilla ardiente instalada en el Parlamento, aquel en el que hace casi 40 años Suárez pilotó la transición de España hacia la democracia, solo unos meses después de la muerte del dictador Francisco Franco (1975).
Por ella pasaron en las últimas horas más de 30.000 ciudadanos que hicieron kilométricas colas para despedirse del llamado «presidente del consenso», cuya muerte consiguió también unir a todas las fuerzas políticas de España y a los tres ex presidentes vivos de la democracia durante unas horas.
El féretro con los restos de Suárez inició el recorrido por las calles de Madrid en un armón de sillería, tras escucharse el himno nacional y ante la mirada solemne del actual jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, y del resto de autoridades. La comitiva fúnebre avanzó por el centro de la capital española con la familia de Adolfo Suárez y las máximas autoridades del Estado. La gran afluencia obligó a extender el trayecto previsto. A lo largo de casi un kilómetro, los ciudadanos lanzaron mensajes de cariño y apoyo a Suárez y a su familia. Pero, sobre todo, agradecieron la labor del reconocido político.
Dardos a los políticos. Algunos españoles reivindicaron su figura y lanzaron reproches a los políticos presentes en la comitiva, poniendo en valor el legado del ex presidente: "Aprendan de Suárez" o "Suárez es más honrado que ustedes", exclamaron los presentes.
Crespones negros y banderas de España se mezclaron con frases de reconocimiento. Y miles de cámaras fotográficas inmortalizaron lo que ya es un momento histórico: el sentido adiós a un hombre que cambió el rumbo del país.
Al final del recorrido, el ex presidente fue despedido con honores militares en la plaza de Cibeles: toque de oración, descarga de fusilería y un desfile de la compañía del Ejército de Tierra, antes de ser trasladado a la catedral de Avila, provincia en la que nació el reconocido político y en la que pidió ser enterrado.
Allí tuvo también un recibimiento multitudinario. A las puertas de la catedral del Salvador esperaban el presidente Mariano Rajoy y el ex jefe del Ejecutivo español José María Aznar (1996-2004), junto al resto de autoridades.
El ex presidente fue enterrado en el claustro del templo, en la misma sepultura que su esposa Amparo, fallecida en 2001 a causa de un cáncer y cuyos restos fueron exhumados el lunes para poder reposar junto a los de Suárez.