Washington- El Congreso estadounidense dio al presidente Barack Obama una
gran victoria legislativa y aprobó el viernes un plan de estímulo económico de 787.000 millones de
dólares, que da fondos de emergencia al Gobierno y crea recortes tributarios para un país en una
severa recesión.
El Senado aprobó la medida por 60 votos a favor y 38 en contra, horas después de
que la Cámara de Representantes respaldara una medida idéntica por 246 votos a favor y 183 en
contra.
La medida pone fin a semanas de discusiones sobre cómo el Congreso podría
estimular de mejor manera a una economía que sufre una creciente tasa de desempleo del 7,6 por
ciento y a un sistema bancario en crisis que prácticamente ha congelado el crédito.
“No solucionará nuestros problemas de inmediato”, dijo el presidente
de la Comisión de Asignaciones del Senado, Daniel Inouye, un demócrata de Hawai, poco después de
que comenzó la votación final sobre la medida, observada de cerca por los mercados financieros y
los gobiernos de todo el mundo.
Pero Inouye agregó: “Iniciará el proceso (...) dará confianza a Estados
Unidos de que podemos superar esta crisis”.
La votación del Senado se mantuvo abierta por varias horas para esperar al
senador demócrata por Ohio Sherrod Brown, quien viajó a Washington para emitir el voto 60,
necesario para la aprobación de la medida, luego de asistir al funeral de su madre en Ohio.
La Casa Blanca facilitó un avión del Gobierno para el viaje de Brown a
Washington.
Se espera que Obama convierta el proyecto en ley pronto, cumpliendo su promesa
de intentar revertir la caída de la economía con una receta que incluye recortes tributarios a la
clase media, dinero para la construcción de proyectos, ayuda para los pobres y desempleados y
nuevas inversiones en fuentes de energías alternativas.
Los demócratas esperan salvar o crear unos 3,5 millones de empleos.
Pero el presidente demócrata, en su cargo desde el 20 de enero, fracasó en sus
esfuerzos por lograr el apoyo de los republicanos, quienes son la minoría en el Congreso. Ningún
republicano de la Cámara de Representantes votó a favor del mayor proyecto de gasto en la historia
del país y sólo tres senadores le dieron su respaldo.
“Creo que necesitamos apreciar que el proyecto es el mayor cambio en la
política nacional desde la década de 1930”, dijo el presidente de la Comisión de Asignaciones
de la Cámara de Representantes, David Obey, refiriéndose a las fuertes inversiones del
Gobierno.
Los republicanos lucharon sin éxito por reducir el gasto gubernamental y
conseguir más recortes a los impuestos.
El plan final está dividido en un 36 por ciento de reducciones tributarias y un
64 por ciento de gasto y otras provisiones.
Eso se acerca a la distribución 40/60 que buscaba Obama en su esfuerzo por
revivir la economía, que ha advertido podría convertirse en una “catástrofe” sin una
rápida intervención del Gobierno.
El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, se quejó de que “es poco
probable que (el proyecto) tenga un gran efecto de estímulo”.
McConnell dijo que sería sólo el inicio de un gasto excesivo de los demócratas,
en el que Obama podría buscar 50.000 millones de dólares para evitar la ejecución de algunas
hipotecas y posiblemente cientos de miles de millones de dólares para sacar al sector financiero de
su crisis.
El líder de mayoría de la Cámara de Representantes, Steny Hoyer, criticó a los
republicanos, diciendo que se apegan a los mismo conceptos económicos que fracasaron durante los
ocho años de presidencia de George W. Bush.
El gran nuevo gasto del Gobierno será una adición significativa a déficit del
presupuesto federal, que ya alcanza cifras récord. Según la independiente Oficina de Presupuesto
del Congreso, la ley de estímulo por sí sola aumentará el déficit del próximo año en casi 400.000
millones de dólares.
Pero los demócratas han afirmado que sin el gasto del estímulo, la economía
seguirá empeorando, lo que llevaría a ingresos menores que contribuirán a un mayor déficit del
presupuesto.
La Casa Blanca dijo que tomaría cerca de un mes que el dinero comience a fluir.
Una preocupación primordial de los economistas es que el estímulo llegue demasiado tarde como para
que funcione en el 2009, cuando muchos prevén que la producción del año se contraerá.
“Lamentablemente, la desaceleración de la economía es tan marcada que es
difícil ver cómo el paquete podría actuar lo suficientemente rápido como para hacer diferencias en
el 2009”, dijo Nigel Gault, economista en jefe del IHS Global Insight.
La búsqueda de los demócratas por un nuevo plan de estímulo económico, además
del de 162.000 millones de dólares aprobado hace un año, comenzó en julio, cuando los líderes de la
Cámara de Representantes comenzaron a delinear un paquete de unos 60.000 millones de
dólares.
El entonces presidente George W. Bush y sus correligionarios republicanos
bloquearon la medida en el Congreso, afirmando que era innecesaria.
A medida que la economía empeoraba, los demócratas presionaban por medidas más
grandes. En un momento, el Congreso llegó a considerar un paquete de 937.000 millones de
dólares.
Para conseguir la aprobación, un grupo de senadores moderados ideó un acuerdo
que eliminaba algunos de los recortes tributarios y medidas de gasto, llegando a un proyecto de
787.000 millones de dólares, con la mayoría del gasto enfocado para este año y el próximo. Los
recortes tributarios son temporales.
El acuerdo final también incluye límites a las compensaciones para los
ejecutivos de compañías que reciben ayuda del Gobierno del plan de rescate financiero de 700.000
millones de dólares, incluidas restricciones a los bonos. (Reuters)