Una semana después de su sorprendente viaje al sur de la frontera en la que quiere construir un muro, el republicano Donald Trump no sólo mantiene a México como tema de campaña, sino que lo que explota aún más, intentando sacar partido del terremoto político que causó su visita en el país vecino.
Si para el presidente Enrique Peña Nieto ha supuesto un gol en contra en un momento político ya de por sí malo, al controvertido aspirante a la Casa Blanca le ha dado más munición electoral a dos semanas de que comiencen las votaciones anticipadas en los primeros de los 35 Estados en los que los electores pueden emitir sus votos, tanto por correo como en locales electorales.
Ni corto ni perezoso, el magnate neoyorquino se ha adjudicado como una victoria la dimisión del ministro mexicano de Hacienda, Luis Videgaray, señalado como el defensor ante Peña Nieto de invitarlo a Los Pinos, la residencia oficial del presidente. "La gente que organizó el viaje en México ha sido forzada a salir del gobierno", dijo Trump tras la dimisión de Videgaray. "Eso muestra lo bien que lo hicimos y lo bien que lo vamos a hacer".
Sin embargo, intentó suavizar la falta de diplomacia de esas declaraciones a través de su cuenta de Twitter. "México ha perdido a un ministro de Finanzas brillante y a un hombre extraordinario que sé que es muy respetado por el presidente Peña Nieto", escribió. "Con Luis (Videgaray), México y Estados Unidos habrían hecho tratos extraordinarios de los que México y Estados Unidos se habrían beneficiado".
La tormenta política sobre Peña Nieto, que con Videgaray pierde a uno de los hombres más cercanos a él que tenía en el gobierno, es un éxito en la visión del irreverente Trump, tal y como él mismo aseguró en su primera reacción al tema.
Trump aceptó la invitación del mandatario mexicano en un momento en el que le habían dejado de sonreír las encuestas.
Tras las convenciones de julio en las que el Partido Republicano y el Partido Demócrata los nominaron oficialmente a él y a Hillary Clinton como candidatos a la Casa Blanca, la ex secretaria de Estado remontó y fue abriendo una ventaja sobre el magnate, que se mantuvo alrededor de una media de seis puntos durante semanas.
Ayer, Clinton superaba a Trump sólo por 2,8 puntos porcentuales en la media que realiza RealClearPolitics. El terremoto demoscópico llegó esta semana de mano de una encuesta de la CNN, que situó al republicano un punto por encima de la demócrata.
Esa encuesta se hizo entre el 1 y el 4 de septiembre, justo después de la visita de Trump a Peña Nieto y de su posterior discurso sobre inmigración en Arizona, donde el mismo día apuntaló su mano dura en este tema y volvió a las formas agresivas e incendiarias que había dejado a un lado horas antes en Los Pinos. Hasta qué punto pudo influir demoscópicamente México, es imposible saberlo. Pero el hecho es que Trump recorta distancia. Y mediáticamente logró un gran impacto con su viaje al país vecino que demoniza desde hace más de un año.
Tras la visita, los medios estadounidenses pusieron el foco la polémica entre él y Peña Nieto sobre si habían hablado o no del pago del controvertido muro. Otro triunfo de Trump.