El giro a la izquierda del Partido Demócrata deja "anacrónico" a Clinton. Al menos, para algunos. Pero casi 20 años después de dejar la Casa Blanca, Clinton sigue siendo buscado por aspirantes a la presidencia que quieren su consejo. Los nombres de las figuras que se le acercan, sin embargo, revelan hasta qué punto Clinton ha perdido peso como referente del Partido Demócrata, señala un informe reciente de la agencia AP. Ninguno de los favoritos iniciales se ha reunido formalmente con él. Y tampoco lo ha hecho ninguna de las numerosas mujeres que se postularon. El partido ha girado a la izquierda y a posturas populistas que casi en nada coinciden con el centrismo demócrata de la era Clinton. Algo similar a lo que ocurre con el Partido Laborista británico bajo el liderazgo de Jeremy Corbyn. Claro que este cambio no garantiza la victoria demócrata. En especial contra un populista de derecha como Donald Trump. Clinton siempre podrá decir que él fue el demócrata que reinó durante los años 90 en la Casa Blanca.
Clinton ha hablado mayormente con hombres blancos, a los que se da pocas esperanzas, incluidos el gobernador de Montana Steve Bullock, el ex secretario de vivienda Julián Castro y el ex representante John Delaney.
Clinton sigue siendo uno de los políticos demócratas más exitosos del último medio siglo y uno de sus principales expositores de temas económicos. De hecho, la era Clinton (1992-2000) es sin dudas el último gran período de billo de los demócratas, en contraste con la mucho más gris era Obama (2009-2016).
En estos años el partido se ha corrido marcadamente hacia la izquierda y los antecedentes personales de Clinton, combinados con la hostilidad que genera en algunos la fallida campaña presidencial de su esposa Hillary Clinton en 2016, hacen que no sea un asesor demasiado codiciado por la nueva camada de dirigentes.
Todo mal con Bernie
Las tensiones son particularmente marcadas con Bernie Sanders, a quien los Clinton acusan de haber perjudicado a Hillary en con su desafío en las internas demócratas. Los Clinton no creen que Sanders pueda derrotar a Trump el año que viene, según allegados a la pareja.
"Llega un momento en que te olvidas del pasado, pero lo que no se puede ignorar es el tema de su elegibilidad", comentó David Brock, viejo aliado de Clinton, refiriéndose al veterano Sanders.Clinton hizo recomendaciones a un puñado de candidatos, a veces recibiéndolos en su oficina de Nueva York o hablando con ellos por teléfono. También se sumó a una charla que su esposa y el ex gobernador de Colorado John Hickenlooper en la residencia de la pareja en Chappaqua, Nueva York.
Julián Castro dijo que habló con Clinton en enero y que recibió "buenos consejos", aunque no reveló de qué conversaron. Otros confirmaron los encuentros con Clinton a condición de no ser identificados.
Los amigos de Clinton dicen que le sigue encantando debatir sobre temas políticos y que está muy pendiente de la contienda demócrata. El ex mandatario de 72 años no ofrece asesoría acerca de cómo montar una campaña, según sus allegados, quienes afirman que Clinton es consciente de que la tecnología y las tácticas de campaña han cambiado mucho desde que él participó por última vez en una puja electoral, en 1996.
Pero acotan que aborda las cuestiones políticas y hace recomendaciones acerca de cómo captar a los sectores blancos de clase obrera, que votaron por Trump. La insistencia de Clinton en cortejar el voto de los blancos de clase obrera llegó a ser motivo de bromas entre los participantes en la campaña de su esposa en 2016. Pero a juzgar por los resultados, el ex presidente tenía razón. Muchos colaboradores se burlaban de sus exhortaciones a enfocarse en estados como Michigan y Wisconsin, tradicionales bastiones demócratas. Trump, sin embargo, terminó consiguiendo muchos de esos votos.
Algunos "progresistas" dicen que, si bien están de acuerdo en que los demócratas no pueden darle la espalda a los blancos de clase obrera, las posturas centristas de Clinton son hoy "anticuadas". "Los tiempos cambiaron", manifestó Adam Green, cofundador del Comité de Campañas por Cambios Progresistas, agrupación que apoya a la senadora Elizabeth Warren. "El centro de gravedad del Partido Demócrata y del electorado en general se ha corrido en una dirección más populista".
De hecho, algunas de las políticas más importantes de Clinton, incluido el tratado de libre comercio de América del Norte , Nafta, y su reforma penal, no encajan dentro de la visión predominante en el Partido Demócrata actual. El propio Clinton admitió que la reforma penal agravó el problema del encarcelamiento de personas, sobre todo de los negros.
La historia personal de Clinton, por otro lado, genera dinámicas incómodas con algunas candidatas a la presidencia.
La senadora de Nueva York Kirsten Gillibrand, que apoyó a los Clinton a lo largo de su carrera, sostuvo que el ex presidente debió haber renunciado por su relación con la pasante Móniva Lewinsky.
La lista de mujeres aspirantes a la presidencia que no se han visto con Clinton incluye a Warren y la senadora Kamala Harris. La senadora Amy Klobuchar habló brevemente con Clinton el mes pasado durante el funeral del ex legislador demócrata John Dingell.
Si Clinton no es tomado muy en cuenta durante esta campaña, no será la primera vez que le sucede. El propio Al Gore, quien fue su vicepresidente, se distanció de él cuando buscó la presidencia en el 2000. Claramente fue un error, que contribuyó a terminar con la carrera política de Gore. Las cosas, no obstante, fueron cambiando y para 2012 se lo consideró uno de los principales impulsores de la candidatura de Barack Obama cuando buscó la reelección.