“Tomaremos el legado que ella nos dejó, seguiremos transformando como ella lo soñó”, prometen los chicos y chicas de la Técnica Nº 656, en un mural que se destaca en el patio de la escuela. Se trata del compromiso asumido por quienes integran el centro de estudiantes de la institución de Pasco 453, y además un rescate a la figura de Juana Elena Blanco, histórica docente de la ciudad y fundadora de ese establecimiento.
Para María Rodríguez, secretaria de finanzas de la organización estudiantil, honrar la obra de Juana Elena Blanco es un compromiso presente en la agenda del centro desde hace tiempo: “Ya desde las elecciones del año pasado salió la propuesta de hacer murales históricos, conmemorando el 16 de septiembre, el 2 de abril o alguna de las fechas importantes para nuestro país. Pero luego, tomado en cuenta nuestra historia, nació la idea de revalorizar a Juana, una mujer que no es muy reconocida en el ambiente escolar. Desde ese momento empezamos a investigar y ver qué podíamos hacer para garantizar que los pibes y las pibas sepan quién fue esta maestra”.
La visibilización de su obra y su figura comenzó a tomar forma el año pasado, en la campaña electoral del centro de estudiantes bajo el lema “Somos un grupo de chicos con el sueño y el entusiasmó de crear una Juana mejor”. El trabajo de este rescate de memoria comenzó a materializarse con otras iniciativas y por estos días la institución estrena murales en su honor. Las paredes del patio de la centenaria escuela se llenaron de colores, con los dibujos de una maestra a la que le brotan flores de su cabeza, una escuela de fondo y el retrato del vínculo amoroso que Juana Elena Blanco supo forjar con las infancias de su época.
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Los chicos y chicas del centro de estudiantes fueron a la escuela un sábado por la mañana para diseñar el mural.
Celina Mutti Lovera
Maestra de los chicos pobres
En los debates estudiantiles, los chicos y chicas entendieron que para fortalecer la escuela era necesario volver hacia los orígenes de la propia institución y a las ideas que le dieron vida. “Después de varias charlas con los chicos del centro entendimos que para devolverle a la escuela un poco del espíritu de nuestra fundadora, teníamos que trabajar con una representación mutua de Juana y del centro”, explica a La Capital Lucio Espíndola, secretario de Derechos Estudiantiles.
El norte estaba claro, solo restaba darle forma y para ello los chicos se contactaron con los artistas del colectivo La juventud pinta bien, quienes los ayudaron a concretar el mural. Una iniciativa que la organización estudiantil identifica como el primer mojón en el camino de visibilizar la figura de la histórica docente. “Desde hace un tiempo venimos pensando en la importancia de la figura de Juana. Sabemos que con el mural no basta, que debemos hacer más cosas para lograr que nuestros compañeros estén al tanto de quién fue la mujer que le da nombre a nuestra escuela. Por suerte, la comunicación entre el centro de estudiantes y los directivos del nivel primario y secundario es muy buena, ellos le dieron el visto bueno a la iniciativa y nos apoyan a que sigamos trabajando para que todos los alumnos de la escuela conozcan la historia de nuestra fundadora”, cuenta Lucio.
¿Quién fue Juana Elena Blanco? Yago Garmendia, presidente del centro de estudiantes, recoge la pregunta y la describe como una educadora revolucionaria para su época. Que nació en Rosario en 1966 y que desde sus inicios mostró una gran preocupación por la infancia y la educación de los chicos y chicas más pobres. En 1905, ya graduada como maestra, creó la Sociedad Protectora de la Infancia Desvalida, y a través de esta se la reconoce como la maestra de los chicos pobres. “También creó una escuela taller con el objetivo que de que los chicos sean bien capacitados y estén dispuestos a construir con talento y trabajo un país mejor. Que no se crean que por ser pobres no se puede prosperar ni aspirar a vivir mejor. Además, a través de su sociedad protectora de la infancia, funda una colonia de vacaciones en Carcarañá para los pibes”, cuenta Yago y agrega: “Su historia fue para nosotros una inspiración para trabajar en ayudar a los otros. Ella es la inspiradora de nuestro trabajo en el centro de estudiantes y de la valoración que hacemos del colectivo para el bien del otro”.
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Las chicas de la escuela técnica de Pasco al 400, en plena tarea de colorear el mural dedicado a la educadora.
Celina Mutti Lovera
Donde vive Juana
A inicios del siglo XX Rosario era un polo de atracción para una población que migraba en busca de mejores condiciones de vida. Eran épocas de inquilinatos atestados de gente, y en la que los niños y niñas no estaban exentos del trabajo a destajo.
En ese escenario, Juana Elena Blanco se graduó como maestra en la Escuela Normal de Rosario, fundada en 1879. Y tal como cuenta el estudiante Yago Garmendia, desde su juventud ejerció la docencia asumiendo un compromiso especial con las infancias de las barriadas de la ciudad.
A la maestra la inquietaba una idea: “Educar a los hijos de las familias pobres”. Ante el Congreso Americano del Niño que se realizó en 1906 en Montevideo, Blanco manifestó estas ideas: “Nuestras pretensiones son modestas. Que ningún niño quede sin instrucción dentro del municipio, proveyéndole de vestidos, útiles escolares y cuanto fuera menester”. Y con este objetivo, materializaría la Sociedad Protectora de la Infancia Desvalida y la colonia de vacaciones de Carcarañá en 1920.
Algunos de los estudiantes de la técnica ubicada en el barrio República de La Sexta conocen de esta historia por haber transitado por la misma institución desde el nivel primario. Otros la fueron aprendiendo en el camino, en cada 30 de agosto, fecha del cumpleaños de la escuela. Pero los chicos y chicas destacan que también aprendieron sobre la obra de Juana por cuenta propia.
“Creo que en las aulas debería hablarse más de ella, porque fue muy importante no solo para nuestra institución sino también para la educación de la ciudad. El mural que hicimos es una forma de incentivar a que otros compañeros se interesen en conocer quien fue”, dice el presidente del centro, y agrega: “Hay que rescatar su figura por haber sido tan importante para esta ciudad, por su dedicación a los chicos que más lo necesitaban, por tomarse el trabajo de generar lugares para ellos. Creemos que todo esto hay que contárselo a los pibes, para que sepan que Juana fue una maestra rosarina que representó al país en el congreso iberoamericano por la niñez, y entiendan por qué hay dos escuelas que llevan su nombre”.
En la misma línea de pensamiento se pronuncia Kathya Rúa, vicepresidenta del centro de estudiantes, quien destaca el valor de dar a conocer los aportes de esta maestra a la educación rosarina, y sobre todo, su dedicación y contención hacia los que menos tienen como garantía de posibilidad de un país mejor: “Con la creación de la escuela taller Juana logró que los chicos tuvieran la posibilidad de aprender, comer y dormir en un lugar digno. Juana fue la primera en creer en una educación justa e igualitaria. Creo que hoy, en cada docente que se preocupa por la vida de sus alumnos, por saber si come, duerme, o pasa frío además de enseñarle, vive una Juana Elena Blanco”.
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”Tomaremos el legado que ella nos dejó” es el compromiso de los estudiantes.
Celina Mutti Lovera