Hace unos días debía presentarse la Orquesta de Cámara Municipal de Rosario en el Teatro La Comedia acompañando a la pianista Alicia Correas en la interpretación del Concierto Nº 1 de Beethoven. Por decisión unilateral de su director Fernando Ciraolo, la intervención de esta pianista, pautada con muchos meses
de anticipación con la Secretaría de Cultura Municipal, de la cual depende la
orquesta, fue suspendida.
Esto causó un daño muy
grande no sólo a la artista, quien venía preparando este concierto desde hace largo tiempo, sino a sus seguidores y a todas las personas que habiendo visto el anuncio del concierto por diversos medios gráficos, radiales, televisivos, internet, asistieron o planearon asistir al mismo y se vieron defraudadas por el cercenamiento de parte del programa. Habría trascendido que el motivo de esta actitud lamentable hacia la pianista, que el año pasado fuera designada como música distinguida de la ciudad por el Concejo Municipal, sería la necesidad de contar con más ensayos para el programa que la orquesta llevará en su próxima gira hacia Israel. De ser así, cabe preguntarse ¿por qué si el organismo toma dos compromisos de esta magnitud no planifica con suficiente tiempo los ensayos correspondientes como para que no deba sacrificar uno en favor del otro? La extensa trayectoria de Alicia Correas no merece este desprecio. Además de ser muy conocida por su esmerada dedicación a estrenar e interpretar obras de compositores argentinos y rosarinos (antecedente que
muy pocos de sus colegas ostentan), Alicia Correas proyectó por el mundo la música de nuestra ciudad. Incluso grabó, junto con esta misma orquesta que hoy le cierra las puertas, música rosarina para la discográfica municipal. Y en diciembre estará de gira por Europa llevando, entre otras, obras
de Eduardo Gómez, músico
célebre miembro de Los Trovadores y Melipal, recientemente desaparecido. Son sólo algunos ejemplos
que muestran de quién
estamos hablando y por
qué desplazarla ha sido un grave error.
Federico Miyara,
DNI. 12.804.040