El solista de una banda de heavy metal hizo un chiste al principio de su concierto en la noche del viernes sobre un incendio, antes de que las llamas envolvieran el club nocturno situado en un sótano del centro de la capital de Rumania, Bucarest, según dijeron sobrevivientes.
El siniestro recuerda fuertemente a la tragedia del boliche República Cromañon, en el barrio de porteño de Balvanera, que se incendió el 30 de diciembre de 2004 durante el recital de la banda Callejeros y dejó un saldo de 194 muertos y al menos 1.432 heridos.
En Rumania, cientos de jóvenes habían acudido el viernes a la noche al popular club nocturno Colectiv para disfrutar de un concierto gratuito de la banda Goodbye to Gravity. La velada terminó con horror, con 27 muertos y 180 heridos. Alrededor de 146 personas seguían hospitalizadas ayer en centros de toda la ciudad, algunas en condición crítica por quemaduras e inhalación de humo. Las autoridades temían que la cifra de muertos suba en lo que es el peor desastre de este tipo en la historia de Rumania.
El primer ministro, Victor Ponta, interrumpió una visita a México para regresar a Bucarest y declaró tres días de luto por las víctimas con efecto inmediato.
Para ayer a la tarde, algunos de los muertos aún no habían sido identificados, reportaron medios de comunicación. Las estaciones de televisión mostraron un número telefónico para que las familias llamen y se informen sobre la tragedia.
Una mujer italiana, dos ciudadanos españoles y un hombre alemán estaban entre los lesionados, informó la Agencia de Inteligencia rumana.
Varios testigos dijeron a la cadena Antena 3 que entre 300 y 400 personas, la mayoría jóvenes, estaban en el club cuando un espectáculo pirotécnico salió mal. El local, situado en una antigua fábrica, sólo tenía una salida, según los testigos.
Los asistentes dijeron a la cadena Digi 24 que una chispa en el escenario prendió fuego a parte del decorado de poliestireno. Las imágenes subidas a medios sociales parecían mostrar una llama que salía de un pilar cubierto de espuma de aislamiento mientras el público aplaudía a la banda.
Bengalas y juegos pirotécnicos de interior son comunes en bares y restaurantes en Rumania y la normativa contra incendios puede ser laxa.
La rapidez con la que se propagó el incendio tomó por sorpresa a la gente y aumentó el nivel de pánico conforme se iba extendiendo, dijo Delie Tugui, profesora de español de la American International School de Bucarest y quien estaba en el concierto con su esposo y su hijo.
Broma desafortunada. "El solista hizo un chiste rápido: «Esto no formaba parte del programa». Al segundo siguiente se dio cuenta de que no era una broma y pidió un extintor de incendios"', escribió Delie Tugui en su página de Facebook. "En 30 segundos... el fuego se extendió por todo el techo. La gente corría hacia la entrada, pero era demasiado estrecha y la gente entró en pánico. Detrás de mí hubo una estampida, trepaban unos sobre otros para intentar salir".
"Los amigos se buscaban unos a otros bajo el montón de gente preguntando «¿eres tú? ¿Dónde estás? No puedo verte ¿Es ese tu brazo?» Fue una pesadilla". Tugui dijo que supo que algunos no podrían escapar. "Me di cuenta de que los que estaban al otro lado del bar no saldrían con vida", escribió.
"Estaba a dos metros de la puerta y apenas pude salir", declaró a The Associated Press. "La gente empezó a empujarse, a irse en estampida sobre los otros, fue increíblemente rápido".
Una vez afuera hubo una explosión y su cabello se quemó, dijo Tugui. "Traté de apagarlo con mis manos y me quemé. La gente atrás de mí se quemó de la cabeza a los pies", agregó. "Otras personas estaban sin vello, con sus ropas medio quemadas y la piel quemada".
El solista de la banda, Alex Pascu, fue hospitalizado en el Hospital de Emergencias de Floreasca y el bajista, Alex Telea, fue reportado como extraviado por sus padres, quienes aún lo buscan.
Florentina Dinca, de 38 años y que vive frente al club, dijo a The Associated Press que había habido algo de caos cuando los trabajadores de emergencias intentaban curar a los asistentes con quemaduras graves.
"Estaban muy asustados, gritaban, los emergencistas no sabían qué hacer", dijo. "Había chicas con el pelo quemado, quemaduras en el rostro. Era un terror".
Se trata del suceso con más víctimas desde la revolución anticomunista de 1989, dijo Bogdan Oprita, portavoz del Hospital de Emergencias Floreasca, donde había docenas de personas ingresadas.
"Fue como una guerra. Se llamó a docenas de cirujanos de sus casas y se les pidió que operasen", dijo.
El presidente de Rumania, Klaus Iohannis, visitó ayer a los heridos en el hospital Floreasca de Bucarest y trató de consolar a familiares y sobrevivientes. La mayoría de los heridos estaban inconscientes y en estado grave, dijo. Luego visitó el club nocturno y pasó unos breves momentos mostrando su respeto a las víctimas en silencio.
El club nocturno es uno de decenas que han surgido en los últimos años en la capital rumana, una ciudad llena de vida, con tres millones de habitantes, reconocida por su prolongada vida nocturna.
"Visité a los pacientes quemados de la tragedia de anoche", dijo el mandatario. "Hablé con la mamá de un paciente. La gente está indignada de que algo así pudiera ocurrir, y espero que tengamos resultados de la investigación tan pronto como sea posible y cambiar normas para que cosas como ésta no vuelvan a ocurrir".