De excelente castellano y hasta con los modismos argentinos, Elías Soae Freue dialoga con La Capital en un break de los cursos de capacitación que la Policía Comunitaria, agentes del Estado y entidades recibieron durante toda esta semana, en donde se intercalaron los conocimientos y conceptos del especialista israelí en seguridad con el trabajo barrial. Por más de 30 años fue policía y desde 2008 trabaja con el Departamento de Cooperación Internacional del Ministerio israelí de Relaciones Exteriores (Mashav) en la prestación de asesoramiento a otros países para la concepción y consolidación de cuerpos de Policía Comunitaria. Sin dudarlo, el experto señala que la experiencia de generar alianzas entre uniformados, vecinos, maestros, religiosos y entidades intermedias tendrá éxito en Rosario.
—Un multipolicía con un montón de funciones por cumplir. La primera de todas es que deban sonreír. Debe trabajar sonriendo, el policía reactivo no sabe sonreír, está saturado de funciones. Nosotros le vamos a ahorrar al jefe de la policía que entre en las comunidades. Allí estará el multipol, será el personaje que creará modelos de prevención. Va a ser un trabajador social con uniforme. Tendrá que saber dónde están los vecinos que pelean y va a entrar en las escuelas, armará modelos de voluntariado vecinal, sabrá dónde hay discapacitados e indocumentados. Lo principal del multipol son los jóvenes, ahí está el futuro. Si se los etiqueta, entrará en las cárceles.
—¿Cómo es esto de las escuelas?
—Multipol es un policía que va a conocer a los chicos desde que entran al Jardín de Infantes hasta que terminan el bachiller. ¿Qué niño no le toma confianza a un policía que lo conoce desde el jardín? Este es el ideal. Los niños aprenderán el voluntariado.
—¿Los policías les van a enseñar?
—Claro que sí. Son clases que están moduladas. A un niño de jardín se le enseñará a ayudar a la maestra o a un compañero. Del primer grado a sexto, los rangos un poco más fuertes que eso. Y en la secundaria algo más complicado, pero todo en un nivel donde se conocerá no sólo al policía sino el contacto con entidades, ONG's y ancianos.
—¿El multipol ingresa a las escuelas y desempeña esta labor de voluntariado?
—Todo, el multipol es un policía multifacético por excelencia que crea lazos o alianzas con la comunidad, el clero, comerciantes, vecinos. Trabajarán con las maestras, con las escuelas, juventudes.
—¿O sea que darán clases con las maestras?
—Claro que sí. El multipol les enseñará a los chicos que la palabra voluntario es algo que hace la gente de bien. Ayudar al prójimo, algo positivo. No vine a Rosario a luchar contra los contrabandistas y vendedores de drogas. Para eso está la policía reactiva. Hay venta de estupefacientes porque alguien los compra, pero si les enseñamos a los chicos que no los usen, no hay demanda. Existen tres niveles. Está la seguridad penal, a cargo del jefe de policía; la seguridad comunitaria, a cargo de la intendenta, que debe enterarse de la deserción escolar, violencia intrafamiliar, embarazo precoz y cuando no hay una luz en la calle. Y la tercera es la violencia perceptiva, es lo que el vecino siente si tiene temor de mandar a la hija al colegio. Pero ahí el multipol lo puede convocar voluntariamente cuatro horas por mes para terminar con la inseguridad. Si se cumplen las tres fases, está solucionado.
—¿Y en la práctica dónde funciona este modelo?
—Donde mejor está es en León, México. Abrieron diez centros multipol. Otro lugar es en Costa Rica y en Guatemala. Hay unos 8 países. Donde no hubo buena reacción es porque se hizo borrón y cuenta nueva con los cambios de gobierno y no hubo seguimiento. Ahí no vuelvo.
—De la actual Policía Comunitaria a la multipol, ¿cuánto demoraría?
—El primer paso fue la Policía Comunitaria, el segundo paso es multipol. En barrio Ludueña indicará qué ocurre con el modelo multipol. Hay una supervisión a los tres meses, a los seis meses y al año. A los tres meses hay que ir a Ludueña y preguntar qué es el modelo multipol, que debe estar en colegios, calles y solucionando problemas. Es una continuación de la Policía Comunitaria, elevada un nivel. El multipol va estar muy conectado con maestros y vecinos.
—Llega a una ciudad con altos niveles de violencia y de tasa de homicidios muy elevada...
—Acá lo que hay que hacer son pequeños cambios. Y eso que no tengo nada que ver con política. Si el gobierno está invirtiendo, quiere decir que le importa el problema. Hay gobiernos que dan palos y ya está. Lo único que hace falta son ajustes, encajes. Si hubiese venido acá y hubiera visto que no me gustaba, me hubiese ido. Pero acá se puede hacer bien y rápido, porque hay compromiso del gobierno y los vecinos. La actividad preventiva lleva mucho más tiempo, pero tiene una reacción a los lejos.
—¿Que posibilidades de éxito tiene su modelo en una Latinoamérica pobre donde la falta de oportunidades en el nucelo familiar hace que se rompa el tejido social, y en algunos casos el adolescente que vende droga sostiene a toda su familia?
—Puedo decir que está todo podrido, o que se puede cambiar. Y se puede. Se va a poder. La gente está tomando confianza. Hay que trabajar con labores preventivas.
—¿Cuáles son los plazos para medir la efectividad de la multipol?
—Tres meses como base. Al final, en un año ustedes deberían decir: ¡bravo triunfamos, vamos a continuar! Pero hay que poner niveles de medición. A los tres meses y a los seis se pueden hacer cambios, al año ya no. No vine acá a perder el tiempo. Cuando me llamaron vine con mucha ilusión. Esto va a funcionar, la gente está comprometida, la gente quiere. Esto no va con fe, sino con acciones.
—Cuesta creer que del temor a la policía, que todavía prevalece, la gente los vaya a abrazar en un tiempo no tan largo...
—¿Cuánto quiere apostar? Le digo que sí. Lo veo en los países donde voy, cuando hay un policía preparado para lo comunitario. Hace falta tiempo, no demasiado. Y exigir al gobierno medidas de éxito para los tres meses, seis meses y el año.