"Lo básico es lo más complejo" afirma Ariel Rot y no hay por qué no creerle. El ex Tequila y Los Rodríguez llega hoy, a las 21, al teatro Lavardén (Mendoza y Sarmiento) a presentar su nuevo espectáculo "Solo Rot". En plan intimista, acompañado de su voz, un piano y su guitarra, ofrecerá un puñado de sus mejores canciones, craneadas a lo largo de una carrera de más de treinta años. Siempre con perfil bajo y con vuelo alto.
De origen argentino, su residencia en Madrid le dio una tonada española ineludible. Rot se corrige cuando dice alguna palabrita prohibida en este país, y pasa de "cojer" a "agarrar" en décimas de segundo, con la misma velocidad de sus solos de guitarra. En un extenso diálogo con este diario, afirma que "por suerte" aprendió a tocar con los músicos de los 70 y no con los de los 80: "Los músicos pre Police tocamos de una manera distinta. Es que después los solos se acortaron y la destreza instrumental perdió un poco de protagonismo".
—¿Cómo se te ocurrió ofrecer en vivo una propuesta tan despojada e intimista?
—Bueno, fue absolutamente casual, fue a partir de un recital en la ciudad de Córdoba, España, en un festival de cosmopoética, un recital de trovadores, donde me pidieron un show de veinte minutos. Y bueno, me gustó. Lo hice de una manera informal, sin preparármelo mucho, y decidí probar con un show mas trabajado, probé unos conciertos, le fui dando forma y vi un camino interesante para investigar. Vengo de la escuela del rock y siempre toqué acompañado, así que empecé a ver cómo mis canciones las podía adaptar para este formato, y quedó un espectáculo bastante sólido y abierto, que se renueva cada noche.
—¿Qué temas como solista, o de Los Rodríguez y Tequila fueron los primeros en aparecer en este camino?
—En la lista hay como 40 canciones, hay algunos temas como la versión en anglo de "Mucho mejor", y "Manos expertas", donde a veces cambio de afinación. No es sólo cojer (sic), agarrar mis canciones con la guitarra acústica y ya está, sino que también están "La milonga del marinero y el capitán", "Pólvora mojada" y temas un poco jazzy, que los adapté para poder tocarlo solo con una guitarra. Después toco "Dandy" y "Felicidad" en una versión más llevada al ritm´n and blues, y obvio que hubo versiones que se quedaron en el camino.
—¿Vos que experimentaste las variedades del género en distintas décadas, notás cambios llamativos entre el rock de los 80, del 90 y el actual?
—En verdad yo empecé antes, en los 70, que fue cuando más me empapé. Era una especie de esponja tratando de incorporar cosas, por suerte aprendí a tocar con los músicos de los 70 y no con los de los 80. Se nota que los músicos pre Police tocamos de una manera distinta. Es que después los solos se acortaron, la destreza instrumental perdió un poco de protagonismo, se empezaron a procesar un poco más los instrumentos y a buscar los arreglos en sonido y no ya en cómo tocabas. Había muchos efectos digitales en la guitarra y yo vengo de la tradición del rock, del blues y del jazz más antiguo. Estudié con (Claudio) Gabis, con (Walter) Malosetti, y creo que eso me influyó un montón.
—¿Qué búsqueda había en los 80?
—En los 80 todos buscamos ser los más modernos y teníamos la mirada muy puesta en el mundo anglo. Ya en los 90 hubo una especie de orgullo por las raíces y empezamos a distanciarnos de lo anglo por una saturación también. Fue el momento de empezar a buscar cosas nuevas, al menos mi proceso fue así, empecé a escuchar más música latinoamericana y empecé a ampliar mi universo musical.
—¿Es difícil este presente para los artistas en el marco de una crisis económica tan fuerte en España?
—Todo está muy duro, vivo en Madrid y la crisis afectó mucho a la música. España tuvo una manera bastante extraña y particular de operar. Fue a partir de que los ayuntamientos se convirtieron en promotores de los conciertos y nos contrataban en las fiestas de los pueblos. Eso hizo que los cachets fueran desmedidos en muchos casos y en este momento están todos los ayuntamientos endeudados, con lo cual de un año para otro, de una manera radical, se cortó eso. Ahora vivimos de las entradas que vendemos y al público hubo que reeducarlo. Estamos en ese proceso y no es fácil desacostumbrarse a esperar que el grupo que a uno le guste llegue a tocar gratis en la plaza del pueblo.
—¿Esta crisis influyó en las letras de tus nuevas canciones?
—Mirá, yo compongo de una manera natural y fluida y sin intelectualizar demasiado. Tengo bastante material nuevo y será que uno está tan saturado de este bombardeo mediático de malas noticias todo el tiempo que preferimos buscar un refugio en la música en vez de protestar. En mi generación, en los 70, yo vivía en la Argentina y sufrí una sobresaturación de los cantantes de protesta, iba a los recitales de Quilapayún, Viglietti, Paco Ibañez, mis padres me llevaban a todos esos conciertos, yo tenia diez años y estaba recibiendo información sin tener demasiado claro por dónde va a ir mi camino. A pesar de que había cosas muy buenas, había muchas donde la calidad musical estaba en un plano secundario y lo importante era el mensaje, así que terminé saturado y nunca escribí canciones vinculadas con temas de la actualidad.
—¿Con este recital a solas volvés a lo elemental, lo más básico, para buscar tus raíces?
—Lo más básico es lo más complejo, te obliga a tener un texto, una melodía, un groove, un swing muy pulido, no es que solamente te funcione, es una sensación extraña y bastante vertiginosa. Y sobre todo cuando son fechas comprometidas, como lo es Argentina, por cuestiones emocionales y también porque sé que están familiares, viejos amigos y público muy entendido. Al margen de eso, la sensación de salir solo a un escenario es curiosa, es como estar ahí, en un precipicio mirando el horizonte.
Fito, Coki y los amigos de acá
El vínculo con los argentinos y especialmente con Fito Páez, que fue su cuñado cuando el rosarino fue pareja de Cecilia Roth, es muy fuerte. “Me encantaría que esté Fito, no sé cómo serán sus fechas, pero con Fito es muy fácil porque no tenemos ni que ensayar. También soy muy amigo de Coki (Debernardis), y él me ofreció su banda para poder hacer un show eléctrico, pero necesitaba diez días antes para ensayar y tengo la agenda un poquito justa. Así que como este show funciona de este modo, pensé que esta era la oportunidad para viajar a la Argentina y algún otro país, porque es muy sencillo de mover”, dijo Ariel Rot.