El Festival de Cine Latinoamericano Rosario 2021, el encuentro cinematográfico más importante de la ciudad, celebra a partir de este miércoles su edición número 27 con películas de Brasil, México, Colombia, Perú, Uruguay y Argentina que podrán verse en salas y vía streaming. Valeria Boggino, directora del festival y del Centro Audiovisual Rosario que organiza el encuentro, contó las novedades de este año, algunas de ellas en sintonía con las transformaciones que impulsó la pandemia en los modos de consumo cultural.
En esta edición el festival estrena la sección Competencia de Largometrajes que presenta películas estreno en la ciudad y se suma a las tradicionales secciones Competencia de Cortometrajes, Competencia de Cortometrajes Rosarinos y Competencia de Escuelas de Cine que suman más de 20 horas de programación. También, en el marco del Día Mundial del Patrimonio Audiovisual, mañana se realizarán dos charlas vía YouTube centradas en el rol del profesional en el campo de la preservación audiovisual y se inaugura Butaca Festival, un programa para promover el acceso al cine que ofrece treinta tickets gratuitos por función a través de rosario.gob.ar/cultura.
27 Festival de Cine Latinoamericano Rosario 2021
El festival es organizado por el Centro Audiovisual Rosario de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario y cuenta con el auspicio del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). Se desarrolla desde mañana y hasta el 31 de octubre en Cines del Centro (Rioja 1640) y Nuevo Monumental (San Martín 993) con 15 funciones. Las entradas con un premio único de 100 pesos por función estarán a la venta en la boletería de los cines una hora antes de cada función. La ceremonia de premiación será el domingo, a las 19, en el Nuevo Monumental. La programación completa se puede consultar en www.festivalcinerosario.gob.ar.
¿Cómo fue la respuesta a la convocatoria del festival?
Dentro de la programación este año nos hemos centrado en competencias de cortometrajes latinoamericanos y rosarinos y de escuelas de cines, como se hacía tradicionalmente pero hemos sumado la competencia de largometrajes. Es la primera oportunidad en la que el festival lanza esta convocatoria. Hemos recibido unos 125 largos de Latinoamérica de los cuales seleccionamos ocho para presentar de Argentina, Brasil y Colombia, entre los que hay estrenos rosarinos. Son películas que no se han visto en Rosario y algunas ni siquiera en Argentina, pero destaco dos producciones locales: “Tres cosas básicas”, de Francisco Matiozzi, y “Soy Rocío”. Recibimos 557 producciones en total entre cortos y largos y una selección de 30 cortos de Latinoamérica conforman la competencia oficial entre los cuales hay siete de la ciudad en la competencia, en tanto que son 15 los que participan en toda la programación del festival.
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“Adiós a la memoria”, documental de Nicolás Prividera.
¿Hubo algún tema que se haya reiterado, tanto en los cortos como en los largos?
Varios tienen que ver con la memoria, con la evocación, los recuerdos, situaciones vividas en el pasado que vuelven, con un tratamiento narrativo visual y estético, dependiendo de qué géneros. Pueden ser documentales, trabajos experimentales, algunas animaciones. El tema de la violencia de género está presente y es abordado desde distintos géneros. También relatos que dan cuenta de situaciones de la vida misma que tienen que ver con la realidad, situaciones de violencia familiar, social y con el contexto. La verdad que también vemos mucha presencia de la ficción este año y el corrimiento de algunos géneros que toman elementos de uno u otro con lo que se produce una cierta imbricación. Ya no son tan estáticos ni tan delimitados los géneros. Los recibimos por una cuestión de categorización y clasificación, pero año a año se nota un corrimiento y que las barreras no son tan rígidas, sino que hay un entrecruzamiento y se juega con la experimentación.
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“El maestro”, sobre la discriminación a un profesor homosexual, con Diego Velázquez.
¿Cómo cambió el festival en el contexto de las herramientas que quedaron en primer plano a partir de la pandemia? ¿Se transformó el modo de consumo cultural?
Definitivamente estamos en una etapa de transición, por eso estamos proponiendo funciones en las salas de cine y online. Es adaptarse a lo que produjo la pandemia y a lo que está sucediendo con los nuevos consumos culturales y estos nuevos paradigmas de cómo y desde dónde se mira. Por supuesto que los festivales tendrán que repensarse, pero no vamos renunciar a la posibilidad de estar en una sala de cine. El ritual del cine y que los sentidos estén puestos en ese lugar, compartiendo una obra junto a otros, es lo que seguimos privilegiando o poniendo en valor, pero a su vez no podemos estar ajenos a que la virtualidad lo que hacen esas herramientas es poder potenciar la posibilidad de que otros espectadores que no estén en la ciudad puedan ser parte del festival de otro modo, ni mejor peor, diferente. Pero sí, el consumo está cada vez más mediatizado por el uso doméstico y familiar.
¿Esas transformaciones impactan también en la duración de las producciones?
Es verdad, la mayoría de los largos que estamos compartiendo en competencia, excepcionalmente creo que uno o dos duran 90 minutos, el resto son más cortos, están alrededor de los 60 u 80 minutos. Creo que estamos en una etapa de muchos más interrogantes que certezas y viendo cómo se van modificando algunas cosas. Hay que estar atento a esto y tomarlo y ofrecer lo que mejor podamos hacer.
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"Soy Rocío", documental de Mauricio Fernández y Julia Derbule sobre una adolescente trans.
¿Se puede hablar de una industria del cine en Rosario?
Creo que es una actividad que existe, que está en desarrollo y que progresivamente va creciendo y que la ciudad tiene que dar respuestas a algunas problemáticas para facilitar ciertos rodajes en la ciudad. Es un camino que se viene haciendo, tal vez no sistematizado pero creo que en comparación con 5 ó 6 años atrás hay muchas más productoras, se han venido a rodar escenas de películas nacionales y eso va a continuar. Creo que hay una movida, que hay movimiento a pesar de esta crisis y del freno que puso la pandemia, pero nosotros hemos recibido un caudal importante de producciones rosarinas a nivel de cortos y largometrajes algunos de los cuales fueron estrenados con la reapertura de los cines. Me parece que es un trabajo que se viene dando, que es una industria que está, que tal vez no tenga un gran desarrollo, pero que sí hay bases para que continúe y que crezca. Y creo en el talento y en el potencial de artistas, directores, productores, actores, fotógrafos, iluminadores de la ciudad. Rosario tiene un gran desarrollo de estas profesiones y se ve en las producciones que vamos a ver en el festival.