Una Iglesia simple, cercana a los pobres, fiel al Evangelio, coherente: estas son las armas del Papa Francisco, que llega en su primer viaje el lunes a Brasil, para frenar la sangría de fieles en el país con más católicos del mundo.

Una Iglesia simple, cercana a los pobres, fiel al Evangelio, coherente: estas son las armas del Papa Francisco, que llega en su primer viaje el lunes a Brasil, para frenar la sangría de fieles en el país con más católicos del mundo.
El ex arzobispo de Buenos Aires, un argentino hijo de inmigrantes italianos, desembarcará por primera vez como Papa en América Latina, el mayor reducto de la Iglesia católica, pero donde millones de fieles han desertado hacia iglesias evangélicas en las últimas décadas.
El viaje del Papa Francisco no apunta a hacer proselitismo, pero su voluntad de acercar a los fieles al Evangelio y hacer hincapié en la labor social de la Iglesia puede frenar la tendencia a que los católicos funcionen como una especie de "donador universal" para otras religiones, sobre todo para el pentecostalismo evangélico.
"Frenar el crecimiento evangélico no es su objetivo. Francisco es un Papa más pastor, más humilde, más profeta que recupera la Iglesia del testimonio, coherente con los valores fundamentales del Evangelio" y que se opone a "la Iglesia esplendorosa, del palabrerío doctrinal, portadora de la única verdad" de las últimas décadas, dijo Faustino Teixeira, profesor de Religión de la Universidad Federal de Juiz de Fora, en Minas Gerais.
Durante sus siete días en Brasil, el Papa visitará una favela, un hospital para tratar adictos al crack, y se reunirá con presos y sobre todo con más de un millón de jóvenes en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Su deseo es mostrarse como el "Papa del pueblo".
"El Papa no viene a hacer proselitismo a Brasil contra otros grupos religiosos", pero su intención de defender "el aspecto social de la Iglesia fortalece a la Iglesia católica", coincidió Iván Esperança Rocha, historiador de la Universidad estatal de Sao Paulo.
Unos 123 millones de brasileños se declararon católicos en 2010, el 64,6 por ciento de la población, contra 91 por ciento en 1970.
Los evangélicos, en tanto, no paran de crecer, apoyados por su diestro manejo de la televisión, la radio y las redes sociales, su extensa red de templos donde los fieles tienen voz sin necesidad de ser ordenados sacerdotes: crecieron de 5 por ciento en 1970 a 22 por ciento en 2010 o 42,3 millones de personas.
El censo de 2010 mostró una disminución de católicos entre los menores de 30 años.
El discurso del Papa se contrapone directamente al de los evangélicos, destacó Rocha.
"El discurso evangélico está ligado a los resultados, a la riqueza, al éxito, a la iglesia del bienestar", mientras el Papa defiende los preceptos del santo del siglo XIII cuyo nombre escogió, Francisco de Asís, la vida simple en defensa de los pobres y cerca de la naturaleza, precisó.
Además, los reclamos actuales de la población brasileña, que en junio salió a las calles a exigir transporte, salud y educación y basta de corrupción "sintonizan con el discurso del Papa, que se sentirá como en su casa", estimó.
Millones de brasileños se declaran católicos pero no son practicantes, o van a misa pero al mismo tiempo hablan con los muertos en sesiones de espiritimo y veneran por igual a santos católicos o de origen afrobrasileño.
Para Pedro Ribeiro de Oliveira, profesor de Religión de la Universidad Católica de Minas Gerais, esto se debe a que "en los últimos 30 años la Iglesia católica se ha clericalizado demasiado, se ha convertido en una Iglesia de curas donde legos y legas carecen de voz".
"La liturgia, en vez de actualizarse, retrocede cada vez más, entonces es difícil ir a misa el domingo" y las parroquias "tienen cada vez menos jóvenes", dijo.
Con estampillas y una escultura, Dilma distingue al Pontífice
La empresa brasileña de Correos lanzó un sello para homenajear al Papa Francisco, que comenzará a circular el próximo martes después de la misa inaugural en la célebre playa de Copacabana.
En la estampilla, donde destacan los colores verde y amarillo de la bandera brasileña, se puede la imagen de Francisco entregando una bendición y los famosos símbolos de Rio, el Cristo Redentor y el morro del Pan de Azúcar.
Con un valor un valor de 1,80 reales (casi un dolar), se emitirán 1,2 millones de sellos.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en tanto, ya elegió el regalo que le dará al Papa: una escultura en cobre que representa un fraile leyendo un libro.
Francisco aterrizará el lunes para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), evento multitudinario que se traducirá en una maratón de misas y festejos con los que buscará energizar a la Iglesia en América latina.
En el primer viaje desde su elección en marzo como líder de 1.195 millones de católicos, el argentino Jorge Bergoglio necesita pasar la página de una interminable ola de escándalos que desmoralizaron a su rebaño.
Y América latina, la reserva espiritual del catolicismo con cuatro de cada 10 fieles del planeta, es el lugar ideal para una demostración de fuerza.
Los organizadores esperan que unos dos millones de jóvenes lleguen a Río. Muchos viajarán desde Argentina, Perú y Brasil. Otros volarán desde Europa.
La voz
Martín Duarte, cantante de "Metanoia", grupo cordobés de música cristiana, actuará frente al Papa en el acto central del viernes 26 de julio en Río.