Holguín, Cuba.— El presidente de Cuba, Raúl Castro, aprovechó ayer la
principal fecha del calendario político en la isla para preparar a los cubanos para nuevos
recortes, cuando el Estado socialista ya se encuentra inmerso en un estricto plan de ahorro con
consecuencias cada vez más visibles para la población. El mandatario también pidió a los cubanos
que se quejen menos del embargo impuesto por Estados Unidos y produzcan más para sustituir las
importaciones de alimentos.
Cuba había anunciado recientemente un recorte en su meta de crecimiento
económico para este año a un 2,5 por ciento, desde el 6 por ciento previsto con anterioridad, y
lanzó un fuerte plan de austeridad para disminuir el consumo energético.
Durante un discurso para conmemorar el 56º aniversario del asalto al cuartel
Moncada, la acción militar que marcó el inicio de la revolución cubana, Castro, de 78 años, dijo
que en los próximos días habrá tres reuniones de su gabinete para analizar el impacto de la crisis
en la isla.
"El martes (por mañana) el Consejo de Ministros analizará el segundo ajuste de
los gastos previsto en el plan de este año", anunció Castro. El mandatario dijo también que su
equipo evaluará "la reducción significativa de los ingresos provenientes de las exportaciones y las
restricciones adicionales para acceder a fuentes de financiamiento externo".
Todos a trabajar. El gobierno cubano apuesta por hacer más productiva la
economía estatal, en lugar de emprender grandes reformas. "La tierra está ahí, aquí están los
cubanos. A ver si trabajamos o no, si producimos o no, si cumplimos nuestra palabra o no", disparó
Castro a la multitud.
Esta vez el presidente no mencionó al gobierno de EEUU, un tema frecuente en los
discursos de la isla, debido al diferendo entre ambos países por un embargo comercial que
Washington aplica a La Habana desde hace 47 años y al que Cuba atribuye gran parte de sus problemas
económicos.
"No es cuestión de gritar «patria o muerte», «abajo el imperialismo» o «el
bloqueo nos golpea», mientras la tierra está ahí esperando por nuestro esfuerzo", expresó
Castro.
Cuba lanzó una campaña de repartición de tierras en usufructo a los campesinos,
en busca de aumentar la producción de alimentos en el país, que tiene una factura de importaciones
de alimentos de 1.600 millones de dólares.
"Es una tarea de primera prioridad estratégica. Es un tema de seguridad
nacional, producir los productos que se dan en este país y que nos gastamos cientos y miles de
millones de dólares, y no exagero, trayéndolos de otros países" manifestó el presidente.
Según el mandatario, de las más de 110.000 solicitudes de tierras recibidas se
otorgaron cerca de 82.000, en las que se repartió 690.000 hectáreas, que corresponden al 39 por
ciento de las tierras ociosas registradas en el país.
Caída en los ingresos. En medio de la crisis económica mundial, Cuba registró
una caída en sus ingresos por el níquel y el turismo, al tiempo que sus importaciones se han
disparado por el aumento en los precios del petróleo y los alimentos. Ante la escasez de divisas,
el país está retrasado en sus pagos al exterior.
La crisis está teniendo también duras repercusiones para la población. Cuba
viene aplicando desde el 1º de junio un paquete de ahorro para rebajar la factura energética.
Algunas empresas han reducido su horario de trabajo, mientras en numerosos edificios públicos el
aire acondicionado se mantiene apagado durante gran parte del día, pese a las altas temperaturas
del verano (boreal).
Subsidios y escasez. Igualmente se observa una reducción en la llamada "canasta
básica", el paquete de alimentos de primera necesidad que el Estado distribuye a precios altamente
subsidiados. Si bien la reforma agraria aumentó la producción de vegetales, los problemas con el
dinero gubernamental han demorado las importaciones de otros alimentos, lo cual ha causado escasez
de aceite de cocina, entre otros productos básicos.
El desempleo no se disparó en Cuba como en gran parte del mundo, pero las
autoridades se vieron obligadas a ralentizar los aumentos salariales.
La atención médica gratuita y los subsidios en alimentos y vivienda no alcanzan
para aligerar las penurias de la población de la isla, donde casi todos trabajan para el Estado y
el salario promedio es de menos de 20 dólares al mes.
Castro ha pedido tiempo mientras instrumenta "cambios estructurales" en la
economía. También ha dicho que estaría dispuesto a reunirse con las autoridades estadounidenses
para abordar cualquier tema, incluyendo los presos políticos en el país.
Este mes, delegaciones de Cuba y EEUU examinaron temas inmigratorios por primera
vez desde 2003. El gobierno de Barack Obama levantó restricciones a los cubano-estadounidenses que
deseen viajar o enviar dinero a la isla, pero Washington quiere ver reformas políticas o económicas
antes de seguir adelante.
Pocos festejos. En medio de la crisis, los festejos por el Día de la Rebeldía
fueron bien sobrios. Raúl Castro se limitó a dar un breve discurso en la ciudad oriental de
Holguín. El 26 de julio los cubanos conmemoran el asalto al cuartel Moncada de 1953. El ataque
fracasó, pero fue el inicio de la lucha contra el régimen de Fulgencio Batista.