No fue soberano en su casa. Todo lo contrario. Newell’s fue una sombra y le permitió a Arsenal debutar con un triunfo de visitante en el torneo. Fue un 4-2 tremendo, sorprendente. La Lepra no tuvo ni juego ni el carácter necesario y dejó que el visitante tomara confianza, a tal punto que redondeó una justa victoria. El golpe no fue uno más. Y lleva a lo que es vox pópuli, a un 2015 renovado y con un Américo Gallego que cada vez suena con más intensidad (ver página 4). Igual, el final mostró a un público que cantó, deliró como si el equipo hubiese ganado. Por amor y pasión por los colores, más allá de que en los escritorios del club los directivos definirán los cambios —amén del manoseo del presente— que sin lugar a dudas vendrán para la próxima temporada.
En la previa se intuía un partido ganable. Pero es sabido que en el fútbol no hay lógica. Igual Newell’s —cuya campaña es aceptable si de números se habla y porque sigue con chances de entrar a la Sudamericana— sentó posición rápido y golpeó a los 4’ cuando Maxi Rodríguez recibió un exquisito pase de Villalba entre los defensores y definió ante Andrada: 1 a 0 que presagiaba un cotejo tranquilo. Pero esto no sucedió.
Tuvo chance la Lepra de golpear después para empezar a liquidar el pleito, pero Figueroa perdió el duelo con Andrada tras una gran jugada colectiva. Newell’s controlaba el juego ante un tibio partenaire. Hasta que Alemán, a los 26’, se animó desde lejos y la pelota le pasó por debajo del cuerpo a Ustari para establecer un 1-1 sorpresivo.
Ñuls sintió el sacudón. Arsenal se dio cuenta que podía pese a sus limitaciones. Se le animó. Lo atacó. Y a los 28’ Pérez también probó desde lejos y esta vez Ustari tuvo reflejos para desviar al córner.
Un Scocco desaparecido se encontró con una bocha en soledad a los 39’, pero su disparo terminó en las manos de Andrada. Maxi tuvo otra a disposición y el arquero sentó presencia. Arsenal contestó generando zozobra cuando Zelaya desperdició una chance enorme.
El peor pecado leproso fue dejar a Arsenal tomar confianza. Es un equipo limitadísimo pero Ñuls no entraba en juego. Cometía errores en la generación. A la pelota la perdía rápido, no tenía posesión ni daba tres toques seguidos. Por eso no extrañó que Alemán, a los 3’ del complemento, pusiera a prueba a Ustari, quien tapó el disparo.
Con el empuje de la gente y a los ponchazos, el equipo de Raggio contestó con una jugada de Scocco pero la pelota se fue muy cerquita. Hasta que apareció Tevez luchando (9’), no dio por perdida una pelota, y mandó un centro atrás para que apareciera la Fiera y estableciera el 2-1 tranquilizador.
Pero... El fútbol entrega sorpresas y la dio Sarulyte, quien tomó un rebote tras un cabezazo en el área y puso el 2-2 con un golazo. Hubo más. Otro centro y Zelaya le ganó en el juego aéreo al Coty Fernández para poner a la visita arriba: 3-2. Y mucho más. Aguirre, de tiro libre, la clavó por encima de la barrera y 4 a 2 final.
Si hay algo para destacar, aparecen el atrevido Tevez que siempre va para adelante. Maxi, que hizo doblete para ser uno de los goleadores del torneo. Sin embargo, fue un porrazo en un Coloso colmado con hinchas que cantaron hasta el final mostrando fidelidad y dejando de lado la amargura del resultado. Derrota leprosa. No una más, sino una con olor a cambios.